Cultura: CULT-04

Tres poemas

Cesare Pavese

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos


Vendrá la muerte y tendrá tus ojos,

esta muerte que nos acompaña

desde el alba a la noche, insomne,

sorda, como un remordimiento

viejo o un vicio absurdo. Tus ojos

serán una vana palabra,

un grito apagado, un silencio.

Así los ves cada mañana

cuando sola te inclinas hacia ti

en el espejo. Oh ansiada esperanza

ese día, también nosotros,

sabremos que eres la vida y la nada.

Para todos la muerte tiene

una mirada.

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.

Será como dejar un vicio,

como en el fondo del espejo

ver resurgir un rostro muerto,

como escuchar un labio mudo.

Callados bajaremos al vacío.

Las mañanas pasan claras...


Las mañanas pasan claras

y desiertas. Así tus ojos

se abrían en un tiempo. La mañana

transcurría lenta, era un abismo

de inmóvil luz. Callaba.

Tú viva callabas: las cosas

vivían bajo tus ojos

(sin pena, sin fiebre, sin sombra)

igual a un mar por la mañana, claro.

Donde tú estás, luz, está la mañana.

Eras la vida y las cosas.

En ti despiertos respirábamos

bajo el cielo que aún está en nosotros.

Sin pena, sin fiebre, entonces,

sin esta sombra grave del día

tumultuoso y diverso. Oh luz,

lejano resplandor, aliento

afanoso, vuelve otra vez sobre nosotros

la claridad inmóvil de tus ojos.

Es oscura la mañana que pasa

sin la luz de tus ojos.

The cats will know


Aún caerá la lluvia

sobre tu dulce patio,

una lluvia ligera

como un hálito o un paso.

Aún la brisa y el alba

florecerán ligeras

como bajo tu paso,

cuando vuelvas a entrar.

Entre flores y alféizares

los gatos lo sabrán.

Serán otros días,

serán otras voces.

Sonreirás a solas.

Los gatos lo sabrán.

Oirás palabras antiguas,

palabras vanas y cansadas

como los trajes gastados

de las fiestas de ayer,

Tú también harás gestos.

Responderás palabras

-rostro de primavera,

tú también harás gestos.

Los gatos lo sabrán,

rostro de primavera;

y la lluvia ligera

el alba de jacinto

-que el corazón desgarran

de quien ya no te espera-,

son la triste sonrisa

que sonríes a solas.

Serán otros días,

otras voces y otros despertares.

Sufriremos al alba,

rostro de primavera.

(Traducción de Esteban Gabriel Anadón. En "Azzurra". Córdoba, Junio 1997).