En medio de encendidos discursos de funcionarios en contra de los "especuladores", los argentinos se tomaron hoy con calma el debut de las restricciones bancarias.

Algunas colas, en un puñado de entidades financieras, eran en horas de la mañana la única escena poco habitual en Buenos Aires, en un día en el que se temía que el enojo de la población por el nuevo plan pudiera convertirse en furia.

Al mediodía, el bono de referencia de la deuda argentina caía 6,20 %, en tanto el riesgo país llegaba al nivel de 3.427 puntos básicos, más que duplicando el que tiene Nigeria. La Bolsa subía más de 3 puntos.

Según dijo una fuente del gobierno, la recaudación tributaria de noviembre habría caído entre un 12 y 13 por ciento.

El presidente Fernando de la Rúa volvió a acusar hoy a "algunos buitres que tenemos dentro" del país por haber generado la situación y negó que vayan a producirse despidos masivos.

El jefe del Estado descartó la posibilidad de abandonar el poder antes de tiempo al señalar que "eso no va a pasar porque estoy al frente cumpliendo con mis deberes constitucionales".

Su vocero, Juan Pablo Baylac, reconoció que "los que tenían la plata grande ya se la llevaron" de los bancos antes del "crack" del viernes y también admitió que esas personas "no pagan" los efectos de la crisis.

Por su parte, los gobernadores de Córdoba y Buenos Aires, José Manuel De la Sota y Carlos Ruckauf, criticaron las restricciones impuestas por el gobierno.

De la Sota aseguró que las nuevas normas son "el final de una serie de graves errores" de la administración central. "Ahora los argentinos sabemos que ya no hay certezas sobre nada", dijo el gobernador.

En tanto Ruckauf coincidió con el cordobés y consideró que las medidas financieras "tendrán un efecto recesivo" y aumentarán la desocupación.

(ECONOMIA).