Opinión: OPIN-05

El hombre perfecto de Leonardo


Una exposición con una sola obra, un único dibujo que es símbolo del arte y del concepto renacentista de las proporciones: "El hombre de Vitruvio", de Leonardo Da Vinci, se exhibe excepcionalmente desde hoy en Venecia.

Ahora que este famoso ejemplo de perfección ha pasado del estampado de las camisetas turísticas a las manos de millones de italianos y europeos en las monedas de un euro, el preciado original se puede contemplar durante un mes en la Academia veneciana.

Todo un acontecimiento acercarse a esa figura humana que alarga piernas y brazos, en un alarde de movimiento enmarcado en el sugestivo juego geométrico de un círculo y un cuadrado superpuestos.

El legendario dibujo salido del talento de Leonardo hacia 1480 ha abandonado de forma puntual la caja fuerte en la que habitualmente reposa y se ofrece al visitante bajo una protectora luz fría e indirecta, que le otorga un halo añadido de objeto de culto.

Ideales renacentistas


Ante su visión cobran vida los ideales renacentistas: el microcosmos humano frente al mundo, en un nudo indisoluble que une la investigación científica con la invención gráfica.

En el famoso dibujo de "El hombre ad quadratum et ad circulum" Leonardo interpreta con genio y precisión las ideas sobre las proporciones del arquitecto romano Vitruvio (Formia 70-23 aC).

Con su magna obra "De Architectura", escrita mientras el emperador Augusto construía con ambición una nueva Roma, este tratadista redescubierto en el Renacimiento dicta sentencia sobre la medida ideal del cuerpo humano con su teoría de las 9 cabezas y un tercio.

El erudito Leonardo Da Vinci que, además de arquitecto, fue pintor, escultor, ingeniero y científico, se enfrentó al reto de resumir en el breve espacio de 24 por 32 centímetros que ahora se puede ver en Venecia toda la filosofía "vitruviana".

De este modo examinó y plasmó planos y simetrías, usó como unidad de medida el dedo, la mano, el pie, hasta cerrar el conjunto en sí mismo y elevarlo a la categoría de compendio: las partes armónicamente relacionadas en una suma proporcional con el todo.

La tarea no fue fácil, pese al talento del artista, como lo atestiguan los repetidos trazos en el papel del compás, en busca de la exactitud circular de la belleza y de la precisión matemática que rige la realidad física del hombre.

Al final Leonardo logró la convergencia de la figura humana y sus realidades superpuestas sobre dos puntos simultáneos de gravedad: el ombligo entorno al cual gira el círculo y los genitales que delimitan el centro geométrico del cuadrado.

Delante del "hombre perfecto" se tiene la sensación de estar frente al manuscrito cifrado del legado de una época que cambió racionalmente el mundo y la estética de sus representaciones.

Como ante otras obras clave del arte y la sabiduría, el visitante puede experimentar la visión del vértigo creativo, en este caso prendida a la pirueta de un ancestral gesto gimnástico.

La sofisticada urna de cristal que custodia el dibujo es obra del taller museístico Goppion, que ya ha cuidado con éxito a lo largo de los años del "David" de Miguel Angel, del "Cristo Muerto" de Mantegna o de las joyas de la Corona inglesa.

Tres años después de su última exhibición pública, esta obra maestra del genio renacentista permanecerá expuesta hasta el 3 de marzo en la Galería de la Academia de Venecia, donde está depositada desde 1822. (EFE).