Opinión: OPIN-04

Cartas a la dirección

El corralito


Señores directores: Los alcanzados por el corralito son muchos, y seguramente de muy diferente condición. Como característica general se podría decir que, salvo excepciones, son personas de clase media que, con sacrificio, con mucho sacrificio, han logrado reunir un modesto ahorro. Y que, confiados, ingenuamente confiados, han puesto ese ahorro a merced del "poder financiero". Inútil sería intentar personalizar al poder financiero. Seguramente habrá de lograr escabullirse en los vericuetos del anonimato o, peor aún, en los laberintos de la impunidad. Desearía referirme en este caso tratando de abogar por ese segmento de la población que no es otro que el de las llamadas "personas de edad".

Cuando se dice desde la palabra de algún funcionario de turno que el Estado arbitrará los medios para que los ahorristas recuperen su dinero a valor actualizado, en tantos, en tantísimos años, desearía llamar a la reflexión acerca de lo que ello significa para una persona de edad, digamos de 60, 70 o más años. Para quienes han vivido toda una vida, la expectativa de lo que resta vivir es muy diferente a la expectativa de una persona joven.

Recientemente, en la última y eufemísticamente llamada flexibilización del corralito los funcionarios responsables, haciendo gala de una fina sensibilidad han hecho saber que quedan fuera del cerco los mayores de 75 años. ¿Y los demás, los que tienen 70 ó 65 años, no son también personas de edad con una corta expectativa de vida? Seguramente, una vez más, tales funcionarios habrán de señalar que cuando hay que decidir un "corte" inevitablemente se cometen injusticias. En favor del sistema financiero habría que responder que sería mejor cortar en 90 años, o aún mejor, en 100, de manera tal que los que quedarían fuera sin "perjudicar" al sistema no sería sino un pequeño grupo de no más de 4 ó 5 ancianos, bien ancianos. Por todo lo expuesto y mucho más solicito, pido, reclamo, que se tenga muy en cuenta este pequeño detalle, que se tenga muy en cuenta a las personas de edad atrapadas en el corralito y que se haga lo posible y lo imposible por acelerar los tiempos de la recuperación de sus ahorros, a valor actualizado. Se trata, simplemente, de una cuestión de justicia, de la más elemental justicia. Y de humanidad. Carlos D. Talenti. LE: 6.222.806. Ciudad.