LA PLATA (Enviado Especial).- ¿En qué mundo vive el Griguol que, después del partido, dice que está conforme con los resultados que sacó desde que es el técnico de Unión? ¿Se dio cuenta que el equipo está último? ¿Se dio cuenta que de los últimos doce puntos apenas consiguió uno? ¿Percibió que está en zona de promoción y muy cerca del descenso directo? ¿Alguien le avisó que debería casi duplicar la producción de puntos que sacó desde el arranque del torneo para poder mantener la categoría?

Una de dos: o Griguol tiene un mal diagnóstico de la realidad, o busca quitar presión (para él y para los jugadores) con este tipo de frases que sorprenden. Porque tampoco se exige que el técnico salga a decir que el equipo es horrible y no juega a nada (porque esto de ninguna manera es cierto), pero que no crea que la gente es ilusa y va a admitir que la campaña no es mala cuando ve la tabla y Unión está último, jugada ya más de la mitad del campeonato.

Hay problemas que atañen al técnico, pero hay otros que son históricos en el equipo, sea Madelón o Griguol el que esté sentado en el banco. Y el principal es la tremenda inestabilidad emocional y futbolística de Unión. El año pasado hablábamos de los puntos que se escapaban sobre el final de los partidos. Ahora, el "crack" se produce antes, pero siempre se habla de un equipo que se duerme, que se desconcentra y que regala. ¿Qué le pasó a Unión en el entretiempo de ayer? ¿Por qué cambió tanto la cara de un tiempo al otro? ¿Por qué no supo cuidar el resultado favorable que, con justicia, había construido en los 45 iniciales? ¿Por qué no tuvo firmeza para defender el punto cuando Ortiz puso el 2 a 2?

En estos últimos interrogantes, las principales responsabilidades pasan a ser de los que están adentro y no del que está afuera. En todo caso, Griguol echó mano a un cambio "cantado", cuando llegó el 2 a 2, y puso a Olivera para tratar de corregir las tremendas dificultades que Unión tenía por su flanco izquierdo. Pero las desconcentraciones y la inoperancia que tuvo el equipo para dejarse atropellar por Estudiantes en los tres goles ya no son culpa de Griguol y forman parte de una característica casi natural que debería ser corregida ya, si se quiere sumar de a tres en la mayoría de los partidos que restan.

Capria tiró por elevación después del partido cuando dijo que "una cosa es defenderse teniendo la pelota y otra muy distinta es metiéndose atrás". Lejos de incentivar la polémica, la manifestación del "Mago" apunta a un concepto estratégico que Griguol no dejó en claro.

La sensación que tengo, es que Griguol quiso un equipo defensivo y contragolpeador. Pero le fue mal en el arranque y debió cambiar cuando se "comió" seis con River. La pregunta es: ¿se puede confiar en que a Unión no le van a meter un gol? Y sinceramente, en el único partido que se vio una imagen compacta y sólida en defensa, fue en el que se jugó con Racing. En todos los demás, los rojiblancos demostraron que no es el Ferro que alguna vez dirigió Griguol y que aseguraba el cero en su arco con llamativa solvencia.

¿Qué se hace, entonces? ¿Se sale a jugar "palo y palo"? ¿Se piensa decididamente en el arco de enfrente olvidándose del propio? Tampoco creo que Capria apunte a eso, porque sería tan riesgoso para el equipo como el hecho de meterse atrás y pensar sólo en defenderse. La cuestión pasa por encontrar equilibrio e inteligencia. Con estos dos atributos -sobre todo el segundo- y teniendo en cuenta el primer tiempo que Unión jugó ayer, estoy seguro que el partido con Estudiantes no se hubiese perdido.

¿Qué pasa con los refuerzos en Unión? Es la otra pregunta. El que más resultados viene dando, es el que entró "por la ventana" (Gustavo Raggio). Los otros dos tienen una deuda grande como la del país. Reggi metió un gol en once partidos y de penal. El "Yagui" vino muy mal, se lo apuró, hubo que sacarlo y ahora no va ni al banco. Este es un error puro y exclusivo de Griguol. El los pidió sin recabar, en el caso del "Yagui" Fernández, que venía de una inactividad de más de medio año y sin pretemporada. Y Reggi no le respondió con lo que el equipo necesita de él: goles. ¿Cómo se entiende que transcurrida más de la mitad del torneo, el goleador de Unión sea Raggio?

Estudiantes 3

Unión 2

Cancha: Estudiantes.

Arbitro: Angel Sánchez.

Estudiantes: Tauber; Juan Fernández, Quatrocchi, Colotto y Bergara; Osorio, Cascini, Ariel Zapata y Pompei; Farías y Maggiolo. A.S.: Misetich. Estuvo en el banco: González. D.T.: Oscar Craviotto.

Unión: Nereo Fernández; Raggio, Ortiz, Mazzoni y Ferrero; Norberto Fernández, Basualdo, Martín Zapata y Capria; Ruiz y Reggi. A.S.: Leonardo Fernández. Estuvo en el banco: Wernly. D.T.: Carlos Timoteo Griguol.

Gol en el primer tiempo: a los 3 m Raggio (U).

Goles en el segundo tiempo: a los 4 m Farías (E), a los 8 m Maggiolo (E), a los 11 m Ortiz (U) y a los 17 m Farías (E).

Cambios: en el segundo tiempo, a los 13 m Olivera (U) por Martín Zapata, a los 24 m Frutos (U) por Ferrero, a los 26 m Azconzábal (E) por Osorio, a los 39 m San Martín (U) por Norberto Fernández y Piersimone (E) por Farías y a los 41 m Gelabert (E) por Cascini.

Amonestados en Unión: Basualdo y Ruiz.