Opinión: OPIN-05

Actrices invisibles de la Intifada

Por Cecile Feuillatre. (AFP)


En la prensa las llaman "viudas heroicas" o "madres de mártires", pero la realidad cotidiana de las mujeres palestinas es mucho más prosaica y su participación en la guerra, aunque indirecta, resulta esencial.

La militarización de la Intifada y la violencia del conflicto situaron a las mujeres en un segundo plano. Exceptuando dos casos recientes de kamikazes palestinas, las mujeres son prácticamente invisibles en esta guerra.

"La primera Intifada (1987-1993) era un movimiento popular que incluía a todos los sectores de la sociedad: hombres, mujeres y niños. Hoy en día, la situación ha cambiado radicalmente y los civiles desaparecieron", explicó Amneh Badran, directora del Centro de mujeres de Jerusalén Este.

"Su participación en la Intifada no se ve, pero las mujeres son su columna vertebral", asegura Badran, recordando "el enorme peso suplementario" que soportan debido al conflicto.

Encargadas de mantener unidos los hogares rotos por la guerra, las mujeres asumen cada día más el papel de jefe de familia en una sociedad todavía muy patriarcal. Entre 1995 y 2000, el número de hogares sostenidos por una mujer aumentó en un 15 %, según estadísticas palestinas.

Cada vez más, las mujeres deben buscar trabajo aunque sólo representan a un 12 % de la población activa, y el sector terciario, donde trabajan la mayoría de las veces, fue el más afectado por el conflicto.

Son las mujeres quienes pasan horas ante los puestos de control israelíes para ir a buscar medicamentos o comida.

Entre la tradición y el liberalismo


"Las llamo `supervivientes fantásticas', pero su papel no está reconocido", considera Maha Abu Dayyeh, directora de un centro de consejo y asistencia legal en la parte Este de Jerusalén. "Pocas palestinas encajan en el estereotipo de madre de mártires o viudas heroicas", añade.

"No creo que todas las madres acepten tan serenamente la idea de que su hijo tenga que ser un kamikaze", considera Amal Jrieshe, responsable de una asociación de trabajadoras palestinas en Ramalá (Cisjordania).

"No luchamos por el `shahid' (martirio), pero sí por nuestra liberación nacional y nuestro futuro Estado", explica esta militante.

"Por ahora, la prioridad es el conflicto y la Autoridad Palestina no se ocupa de las cuestiones sociales, pero creo que hay que luchar desde ahora para determinar el tipo de sociedad que tendremos más tarde", considera Jrieshe. "Como mujer, no quiero vivir en un Estado islámico, quiero un Estado democrático", apuntó.

Pero la hora de las mujeres palestinas parece no haber llegado. "La dinámica cambió en el interior de las familias, y algunas aprovechan para afirmarse, para reivindicar. Pero es una minoría", consideró Itidal Al-Jarery, que se ocupa en Ramalá de un programa contra la violencia doméstica, fenómeno que aumenta junto con la intensidad del conflicto.

"La violencia repercute en las familias. Además, algunos hombres, desestabilizados por la destrucción del equilibrio tradicional, necesitan reafirmar su autoridad", indicó esta joven según la cual, la familia palestina "se debate actualmente entre la tradición y el liberalismo".