Deportes: DEPO-02

Mezcla de tomografía y electro

El clásico no hizo otra cosa que mostrar cómo está cada uno desde la actitud.

El muletto de Kudelka fue el reflejo de un Unión recuperado. Lo mejor que le pasó a Colón es que terminó el torneo.


Flavio Raina. ...Y comieron perdices. El abrazo final de varios -Reggi con Toledo y Morant con Mosset- implica conformismo mutuo. En las tribunas, las sensaciones fueron otras.
Es el cuarto empate consecutivo del clásico. Y otra vez, como en la edición anterior, fue 0 a 0 y aburrido.


El clásico más parejo del Planeta -24 victorias para cada uno y 28 repartos- se transformó en los últimos tiempos en ÉDeportivo Empate». Y para colmo empates fuleros. Porque no me vengan ahora con esa detestable idea bilardista de que el cero a cero a veces divierte. O que es el mejor resultado. El fútbol vive, casi siempre, por los goles. Y ayer no los hubo. Un partido sin goles es casi igual que comer sin sal. Y un clásico sin gritos es como una mujer sin curvas.

Se sabía de antemano que esta edición 76 del derby no dejaría sensaciones finales terminantes o extremas. Ni el Cielo para uno...ni el Infierno para el otro. Pero mientras los rojiblancos aplaudieron a un equipo de Kudelka que terminó en campo con 10 jugadores nacidos en sus canteras (todos menos Reggi), enfrente la mayoría de los 3.000 sabaleros bifurcaron sus sensaciones entre insultar o callar.

¿Por qué pasó todo esto si Colón fue visitante, aguantó al final con uno menos por expulsión de Bontemps y zafó de dos o tres llegadas muy claras de Weisheim? Casi siempre el que se va mejor es el forastero. Pero el casi no es siempre.

Û


No hay que perder tiempo en cuestiones pasajeras. Porque se consumió mucho en discutir si Colón puso todo lo que tenía y Unión guardó para la Promoción casi todo lo que podía. No pasa por leer sólo estos 90 minutos. Si bien el fútbol no es Pitagórico, hay una realidad inobjetable: la plantilla de Colón es tres veces más cara que la de Unión. En todo y con todos, desde el primer titular hasta el último de los suplentes. Y como pasó en el clásico anterior, donde se vio lo único bueno que hizo Griguol en sus vacaciones santafesinas, Colón volvió a evidenciar sus dificultades para viajar de la teoría a la práctica. En los papeles, Colón es más que Unión. Pero los clásicos se juegan abajo, sobre el césped. Y es ahí donde, casi siempre, mueren las palabras y se queman los papeles.

Û


%s

Este fulero clásico en blanco no hizo otra cosa, al final de los 90 minutos, que reflejar claramente cómo terminó uno y otro este Clausura 2002. Unión con el Éinflador anímico» que le imprimió la dupla Kudelka-Merlo desde que tomó el equipo. Colón hace tiempo que no se enchufa, como si fuera un equipo al que le cuesta mucho encontrar motivaciones para reaccionar. Supuestamente el clásico era una parada ideal...pero el tren de su levedad futbolística siguió de largo.

Si nos paramos, por ejemplo, en la mitad de este certamen que murió ayer, se puede ver claramente qué le pasó a cada uno.

Colón caminaba con sus chances intactas de soñar con un cupo copero: pasar a Gimnasia para entrar directamente a la Libertadores o superar a San Lorenzo y pedirle a Boca el tricampeonato. Ninguna de esas cosas se dieron.

Unión veía todo negro: no ganaba y sus rivales en la zona peligrosa sí lo hacían. El embalaje final que metió Kudelka lo salvó del descenso directo. Y no es desubicado suponer que si se hubiera tramitado una fecha antes la jubilación de Timoteo quizás también gambeteaba la Promoción.

Û


Esta edición 76º del derby santafesino terminó siendo un mix. Un poco de tomografía y otro poco de electro. Porque el clásico, que irresponsablemente cayó en la última fecha, mostró cómo andan los dos de la cabeza y del corazón.

Arranquemos con la tomografía. El limitado Unión está concentrado, metido, mentalizado en no regalar nada y pelear cada pelota como si fuera la vida misma. La cabeza del jerarquizado Colón hace rato que está en otra, viaja hacia otras latitudes que uno sinceramente desconoce.

Terminamos con el electro. El corazón tatengue está recuperado, a punto de curarse. Le vino bien el by-pass que metió esta dupla después del preinfarto de Madelón y el infarto de Griguol.

El corazón sabalero está dañado. Se deja en claro que no conoce el peligro de un ataque, no estuvo nunca cerca de lo peor. Al corazón de este Colón no le dio un ataque, pero tiene arritmia. Ya no marca el paso que marcaba.

Abrazo


Cuando el presidente de Colón, José Néstor Vignatti, llegó al palco visitante del É15 de Abril» fue interceptado, en el pasillo, por su par de Unión, Angel Malvicino, con quien se dieron un abrazo y un efusivo saludo.

Este hecho no puede pasar desapercibido luego de los momentos que se vivieron entre ambos presidentes, sobre todo a partir del clásico de abril del "99 (el de la agresión a Barrientos).

El de ayer fue un gesto para destacar y valorar, lo cual permite suponer que puede iniciarse un camino distinto en la relación entre ambos.

Darío Pignata