Nadie puede ignorar la trayectoria e importancia que la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) ha adquirido en nuestra zona. Reconocidos profesionales de las áreas informáticas y especialistas en ingeniería han egresado de esta Casa de Estudios siendo testigos en el país y en todo el mundo de la sólida preparación que han recibido al pasar por la institución universitaria.

Casi 50 años fueron suficientes para reunir las condiciones necesarias que con el paso del tiempo fueron ubicando a la UTN dentro de una de las universidades más destacadas de la Argentina.

La Facultad Regional de Santa Fe de la UTN dio a luz en 1953, cuando comenzó a funcionar en dependencias de la Facultad de Ingeniería Química y de la Escuela Industrial Superior -ambas pertenecientes a la Universidad Nacional del Litoral-. Se inició con dos especialidades: Ingeniería en Construcciones Mecánicas e Ingeniería en Construcciones Electromecánicas. Sin embargo, al año se otorgó también la posibilidad de cursar Ingeniería en Construcciones de Obras.

A medida que pasaba el tiempo, cada vez se acercaban más alumnos y surgían nuevas propuestas educativas. Esta fue una de las principales razones que hizo que la casa también se empezara a agrandar.

Por ese motivo, dos años después, las actividades de la facultad pasaron a desarrollarse en la Escuela Nacional de Educación Técnica N° 6 M.I. Courault, ubicada frente a la Plaza de las Banderas, en la cual se quedaron hasta 1963. Ese año fue la etapa indicada para trasladarse a su primer edificio propio de calle San Jerónimo 1993, donde permanecieron hasta mediados de 1978 para luego mudarse a su sede actual.

La Universidad Tecnológica Nacional tiene sus orígenes en la Universidad Obrera Nacional que surgió cuando el Congreso Nacional aprobó la Ley 13.229 en 1948. Por medio de esa reglamentación se establecía el fundamento de la importancia que tenía el surgimiento de esta institución educativa en la comunidad argentina.

Durante esa época, el presidente de la Nación, Gral. Domingo Perón, percibió que en la sociedad existía una gran necesidad a nivel educativo por lo que decidió crear una casa de estudios superiores que aglutinara a todos los estudiantes que salían del sistema de escuelas industriales. Es por eso que impulsó esa propuesta que finalmente se terminó legalizando.

Así, con el surgimiento de esta universidad se pretendía completar el ciclo nocturno de formación técnica de los obreros, que habían comenzado a especializarse en 1946 en las instituciones dependientes de la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional. Una vez egresados de las escuelas industriales, los alumnos podían acceder a estudios superiores haciendo un curso de capacitación de 3 años o un curso para técnicos de fábricas con una duración de 4 años.

De esta manera, las aulas de la Tecnológica se empezaron a colmar de egresados de escuelas industriales y jóvenes técnicos que tenían una gran ansiedad por seguir alguna rama de la ingeniería en particular.

Eduardo Rosas podría ser uno de los egresados de la primera promoción de la Facultad Regional de Santa Fe de la UTN, si la colimba no le hubiese ocupado gran parte de su tiempo.

"Cuando comencé a estudiar Ingeniería en Construcciones Mecánicas -carrera similar a Ingeniería Mecánica que se dicta actualmente- también estaba haciendo la conscripción. Ya había rendido todos los parciales y llevaba los estudios al día; pero surgió una maniobra en la provincia de Corrientes y tuve que asistir. Esto me obligó a dejar de presenciar mis clases y quedé libre", cuenta Eduardo. Después de esto, "en 1955 retomé mis estudios que terminé finalmente a mediados de los '60 junto a otros tres alumnos. En el grupo éramos 20 en total, pero en ese año sólo finalizamos tres porque los otros estudiantes tuvieron algunas complicaciones laborales, lo cual provocó que se les extendiera el tiempo de estudio".

Según relata Eduardo, "las primeras carreras que surgieron en la Universidad Tecnológica fueron Ingeniería en Construcciones Mecánicas y en Construcciones Electromecánicas. Estas siempre fueron las clásicas; pero con el tiempo, se empezaron a incorporar otras como Ingeniería Civil e Ingeniería en Sistemas de Información.

Desde que comenzó a estudiar en la Facultad Tecnológica de Santa Fe y hasta este momento, Eduardo ha estado siempre en contacto con la institución.

"Apenas me recibí de ingeniero, un profesor me propuso ser ayudante de su cátedra ad honorem y así fui pasando por distintas cátedras hasta llegar al cargo de profesor", comenta Rosas.

Los años pasaron y este contacto jamás se interrumpió; muy por el contrario, se fue solidificando cada vez más. Tan es así, que a pesar de estar jubilado, hoy Eduardo continúa relacionado íntimamente con esa facultad. "Me hicieron un contrato para que dicte la asignatura `Tecnología del calor' en las carreras que preparan a los futuros ingenieros mecánicos y eléctricos".

Rosas recalca con orgullo y satisfacción: "Siempre tuve la gran suerte de poder trabajar en los temas que están relacionados con mi carrera, como por ejemplo, contar con la oportunidad de realizar distintas consultorías a empresas".

La verdad que "la ingeniería siempre ha sido mi vida". Por eso, "si volviera a nacer sería nuevamente ingeniero, porque esta actividad es lo que me apasiona. Me dedico a mi profesión y a la docencia con mucho gusto; y... realmente, al poder hacerlo puedo decir que soy bastante privilegiado".

Los egresados de los establecimientos de la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional (CNAOP), que fue creada por medio de la Ley 12.921 del 21 de diciembre de 1946, pasaron a integrar el ciclo terciario por medio de la creación de la Universidad Obrera Nacional, creada por medio de la Ley 13.229, aprobada en el Congreso de la Nación el 19 de agosto de 1948 y promulgada siete días después.

Así, en la Universidad Obrera Nacional se pretendía capacitar a los egresados de las escuelas industriales u obreros que trabajaban en diversas especialidades, y luego de cursar cinco años podían recibirse de ingenieros de fábrica en construcciones de obra, en hormigón armado, en obras sanitarias, en construcciones mecánicas, en automotores, en transporte y mecánica ferroviaria, en instalaciones eléctricas, en construcciones electromecánicas, en construcciones aeronáuticas, en industria textil, en industrias químicas, en construcciones navales, en mecánica rural electrotécnica, en construcciones de obras y antisísmicas y en telecomunicaciones.