Política: POLI-10 Perdedores y ganadores


Nadie pudo festejar. El sector menemista casi pierde la provincia a manos de Elisa Carrió y el repunte del riojano le ahogó el grito de victoria total al ARI, que sí se llevó los conglomerados urbanos más importantes de la provincia: Santa Fe y Rosario. El sector de Kirchner podría festejar que pasan a segunda vuelta y ven de frente la opción de la presidencia para el santacruceño, pero tampoco pueden celebrar la elección local donde apenas lograron un marchito cuarto lugar detrás de López Murphy. Los demócrata progresistas que, en los últimos días, pensaron que tenían al gran candidato se quedaron con un buen tercer lugar, pero con la ilusión rota de no alcanzar las cifras que, en algún momento, imaginaron. Por último, el sector de Rodríguez Saá se quedó abajo del 12 por ciento que querían darle "al Adolfo" en Santa Fe, aunque pueden exhibir que ganaron en el departamento General López. Los radicales lograron ganarle por el 0,01 por ciento a los socialistas Bravo-Giustiniani que, ahí sí, no tienen consuelo.

Las mesas femeninas demostraron que la lucha de sexos tiene su candidatura: Carrió barrió en varias escuelas las ilusiones menemistas de una manera arrolladora. Un ejemplo de ello fue la escuela Drago -donde votan sectores sociales muy diferentes- con más de 2.000 votos contra 890 de Menem.

Finalmente el otro punto fue la falta de definición de Carlos Reutemann que dejó un enorme tendal de heridos: los que decididamente jugaban por el riojano lo critican por no haber sido claro en su definición; el resto del peronismo quedó dolido por haber dado gestos a favor de Menem cuando, en realidad, hablaba de prescindencia y, finalmente, el sector independiente de la población no le perdona el abrazo de Rosario. Los encuestadores tal vez podrían medir cómo se disparó la intención electoral hacia Carrió luego del recibimiento en Fisherton.

Lo que sí debe celebrar la ciudadanía es la desaparición del voto bronca que en el 2001 se llevó una gran cantidad de boletas a la basura. Se ha encendido -desde hace años- una luz amarilla para la dirigencia política que debería interpretar: se reclaman conductas más marcadas en materias que suelen reblandecerse como lo son la lucha contra la corrupción, el control del gasto, la correcta asignación de recursos y la atención de las necesidades vitales de la población que, con el agua al cuello, dio un claro ejemplo de civismo, decidió votar, elegir y marcar rumbos.

Guillermo Dozo