Sucesos: SUCE-01

Carrascosa y los testigos no modificaron sus dichos

DyN. Cuarto intermedio. José Scelzi formula declaraciones en un paréntesis en medio de los careos a los que es sometido su defendido, Carlos Carrascosa.
En todo momento, el trato entre los careados fue respetuoso. La defensa del viudo ironizó: "Está preso por tomar un café". Los testimonios son comprometedores.


Buenos Aires.- Carlos Carrascosa, principal sospechoso por el crimen de su esposa, María Marta García Belsunce, se enfrentó cara a cara con la encargada del bar, el mozo y la mucama que terminaron haciendo caer su coartada y tanto el imputado como los testigos se mantuvieron "en lo sustancial" en sus dichos.

Así, Carrascosa ratificó que estuvo en la casa de su cuñado a la hora en que ocurrió el homicidio pero, con distintos matices, Alba Benítez, Gerardo Oberndorfer y Catalina Vargas insistieron en comprometer la coartada del detenido.

Será ahora el fiscal Diego Molina Pico, a cargo de la investigación, el que deberá determinar si, durante los cruces, hubo algún detalle que haga pensar quién está faltando a la verdad.

Por lo pronto, los defensores del detenido se entusiasmaron en remarcar las "falibilidades" de los testigos porque -remarcaron- se está discutiendo "un tema de horarios de un hecho ocurrido hace seis meses" que conmovió la vida de Carrascosa pero no la de cada uno de los declarantes, subrayó el abogado defensor José Scelzi.

No obstante, las versiones tendrán que ser valoradas por el fiscal Molina Pico y por el juez Diego Barroetaveña quien, a pedido de la defensa, encabezó las audiencias e incluso realizó algunas preguntas a los protagonistas.

De barba blanca tupida y algo más flaco, Carrascosa salió ayer de la DDI de San Isidro, donde está detenido desde hace 17 días por el crimen de su mujer, y fue conducido hasta el quinto piso de los tribunales de ese distrito para comenzar con los careos.

Frente a frente


Primero, en medio de un trato muy respetuoso, Carrascosa se enfrentó con Alba Benítez, a cargo de la concesionaria del club house del country Carmel de Pilar, donde ocurrió el crimen, quien ratificó que vio en ese bar al detenido entre las 18 y las 19 del domingo 27 de octubre pasado, donde el imputado tomó un café y un lemoncello.

La mujer insistió en aludir a la conversación que habían tenido aquella tarde, cuando Carrascosa le recomendó no contratar personal para el verano por una cuestión de seguridad.

"Efectivamente, Carrascosa recordó esa charla y aportó otros detalles que habían ocurrido durante esa conversación, pero aseguró que ello podría haberse dado el sábado por la tarde o el domingo por la mañana", señaló a DyN Scelzi.

Benítez, no obstante, aseguró que ella respetaba enormemente a Carrascosa pero que sólo estaba diciendo lo que recordaba. Y reconoció que, pese a ver visto en gran cantidad de oportunidades a los familiares de María Marta, nunca comentó con ellos esta circunstancias que, no obstante, sí le contó al fiscal Molina Pico varios meses después.

Lemoncello y café


Si, tal como dijo Benítez, Carrascosa "estaba tomando un café y un lemoncello en el club house, entonces está detenido por tomar café y lemoncello pero no está detenido por matar a su mujer", subrayó el abogado.

Luego vino el turno de Gerardo Oberndorfer, mozo del club house, quien también contó que en la tarde de aquel día, entre las 18 y las 19, vio llegar a Carrascosa en su camioneta y caminar con "su andar pachorriento" hacia el bar. "Me pidió un café, un lemoncello y que le convide un cigarrillo", repitió el mozo.

Sin embargo, Scelzi dijo a DyN que existió una contradicción entre Benítez y Oberndorfer. Los dos dijeron que Carrascosa había hablado con ellos y que estuvo en el bar por unos 15 ó 30 minutos, pero la mujer señaló que no vio al imputado hablando con el mozo y éste no recordó el diálogo con su patrona.

Otro punto destacable para la defensa es que ni Benítez ni Oberndorfer pudieron justificar por qué se acordaban especialmente de aquella visita al house, si -según reconocieron- Carrascosa iba todos los fines de semana al bar para tomar un café y un lemoncello.

"Además, dijeron que lo encontraron `muy tranquilo', sin nada que llamara la atención. Estaba respetuoso y cordial como siempre", señaló Scelzi.

Por último, Carrascosa se enfrentó con Catalina Vargas, una empleada doméstica que trabajó sólo dos fines de semana en la casa de los Bártoli y que aseguró que aquel domingo, cerca de las 18, fue buscar el agua caliente y las tazas que habían usado sus patrones y los invitados en la reunión, y en el living "ya no había nadie".

Cuestión de minutos


"Esto es un problema de saber si eso ocurrió a las 18 o a las 18.45. Esta señora tiene la seguridad de que fue a las 6, mientras que Carrascosa afirma que fue 45 minutos después. Habrá que ver ahora qué razones tiene cada uno de los declarantes para sostener sus dichos y cómo se corresponden esos datos con los que brindaron otros testigos en el expediente", dijo Scelzi esta noche, al término de las audiencias.

Scelzi destacó que su cliente estuvo "sereno, respetuoso, convencido y muy seguro", y opinó que los dichos vertidos hoy "no llegan a comprometer en mayor medida a Carrascosa".

Anoche, minutos antes de las 20, el imputado volvió a ser ingresado a una camioneta que lo trasladó a su lugar de detención. (DyN)