Opinión: OPIN-01

La EPE y Aguas supieron afrontar la emergencia


Al cabo de casi dos meses del momento más dramático del desastre hídrico en Santa Fe, puede revisarse el nivel de respuesta de los servicios públicos ante lo imprevisto.

Está claro que los distintos prestadores -tanto públicos como privados- debieron enfrentar situaciones de variada complejidad, y que por lo tanto tuvieron que improvisar respuestas diferentes ante problemas diversos.

Estas situaciones inesperadas para la Empresa Provincial de la Energía y para Aguas Provinciales de Santa Fe, fueron derivadas de lo que ningún diseño de servicios puede siquiera imaginar: el súbito anegamiento de una enorme porción de la ciudad.

En algunos sectores urbanos la inundación cubrió con hasta 4 metros de altura las redes de servicios. Aproximadamente un tercio de la mancha urbana fue alcanzada por el río.

Con uno de cada tres santafesinos directamente afectado -lo que equivale a decir con uno de cada tres usuarios afectado-, los evacuados, autoevacuados, inundados y no inundados, vivieron la peor experiencia colectiva local, con un número importante de casos fatales y pérdidas económicas difíciles de estimar.

La respuesta de ambos prestadores en esas complicadas horas, fue evidentemente correcta.

Entre quienes tienen la responsabilidad de proveer en cantidad y calidad los servicios, se dice habitualmente -casi a manera de reproche- que la energía eléctrica o el agua potable sólo son noticia cuando faltan. Ese aserto es rigurosamente cierto, y esta vez no fue la excepción.

Sólo hubo dificultades durante los primeros días, tras el masivo ingreso del agua, en la provisión de electricidad a las redes aéreas de distribución sobre la parte de la ciudad que quedó a salvo del Salado.

Los cortes de energía se ataron a un cronograma anunciado, y la población pudo prever sus actividades. Se pidió a los usuarios un uso más racional del insumo, porque el sistema eléctrico perdió uno de sus pilares operativos fundamentales al quedar sumergida la Estación Transformadora Santa Fe Oeste.

En medio de esos caóticos días -con indisimulables ausencias e incoordinaciones en los gobiernos provincial y municipal-, los dos prestadores supieron responder a las dificultades que se planteaban.

Los cortes de energía sobre las zonas anegadas, a medida que el agua avanzaba sobre la franja oeste, de norte a sur, evitaron más casos fatales. Al menos hasta ahora, no se han encontrado decesos por descargas eléctricas.

Del mismo modo, la decisión de no interrumpir el bombeo de agua potable hacia las viviendas invadidas por la riada, permitió a muchos que sobrevivían en los techos o los pisos superiores de los edificios contar con el líquido, nunca tan vital. Con agua potable pudieron lavar alimentos que flotaban, e ingerirlos bajo la desesperación de las primeras jornadas.

La empresa concesionaria se ocupó además de asistir a los centros de evacuados y colaborar con la desinfección de los sanitarios y la descarga de líquidos cloacales. También de proveer de agua en envases sellados a las embarcaciones que llevaban alimentos a los vecinos que eligieron cuidar sus propiedades desde el primer piso o los techos.

Entre los primeros equipos de bombeo importantes que llegaron a Santa Fe estuvieron los que Aguas obtuvo de sus pares de Buenos Aires y Córdoba.

Cuando se terminaron de vaciar los barrios, los afectados directamente por la inundación demandaron rápidas soluciones, y con buen criterio los responsables del agua potable, y en especial de la energía, prefirieron insistir en que se tomaran todas las medidas de precaución y seguridad necesarias antes de volver a usar y reconectar los servicios.

En esa acción de prevención avanzaron incluso sobre una tarea que debió ser asumida por la Municipalidad, porque legalmente las obligaciones del prestador terminan en la vía pública y es el municipio quien debe velar por la seguridad de las instalaciones dentro de las propiedades particulares.

Hoy en Santa Fe no se han superado las complejas secuelas del desastre, y recién empiezan a vislumbrarse respuestas oficiales en materia de reconstrucción social y física. Entre tanto, los usuarios de la EPE y de Aguas que sufrieron la emergencia en sus casas reciben notificaciones respecto de la condonación de sus servicios, por dos bimestres.