Opinión: OPIN-06 Barreras contra refugiados promueven el tráfico ilegal de humanos


La institución del asilo está "en grave peligro" de desaparecer, a medida que las naciones del mundo hacen más difícil el flujo de refugiados, según asegura la ONU en un informe publicado con motivo del Día Mundial del Refugiado, que se celebró el viernes.

El libro de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) titulado "Refugiados y Desplazamiento Forzoso" añade que los obstáculos que los países industrializados erigen para evitar la llegada de refugiados está provocando que muchas personas tengan que recurrir al tráfico de personas como única forma de alcanzar un santuario.

Esta tendencia ha crecido desde que Estados Unidos y otros países occidentales declararon la guerra al terrorismo, tras los atentados del 11 de setiembre de 2001.

Hans van Ginkel, rector de la UNU, indicó que "es claro que el inicio de la guerra contra el terror y otros acontecimientos han cerrado las puertas de santuarios a mucha gente que necesita refugio de persecuciones políticas o religiosas o de violencia y conflictos".

"Si cerramos las rutas legales, se abrirán las ilegales. Y el tráfico de personas es ahora uno de los mayores negocios ilegales del mundo, generando miles de millones de dólares. Es básicamente una consecuencia directa de las políticas restrictivas, no deseada pero directa", declaró a EFE Jalid Koser, uno de los redactores.

Nuevas reglas


Según Joanne van Selm, del Instituto de Política Migratoria de Washington, "la mayoría de los países industrializados han estado creando reglas para negar la entrada de peticionarios de asilo, por ejemplo al denominar un tercer país como `seguro'. Como resultado de esas normas, otras naciones entre los países en desarrollo están empezando a hacerlas".

Por ejemplo, la decisión el pasado año del gobierno canadiense de declarar a Estados Unidos como "país seguro" supone que ninguna persona puede solicitar refugio en Canadá desde Estados Unidos.

En la práctica, esta decisión cierra la puerta a miles de personas de América latina que cruzan cada año Estados Unidos para llegar a la frontera canadiense y acogerse a la legislación de Otawa, más benigna que la de Washington con respecto al trato de refugiados.

La extensión de esta práctica por todo el mundo supondrá que los refugiados nunca podrán salir de los países vecinos de su lugar de origen.

Van Selm indica que aunque es difícil cuantificar el número de individuos en busca de asilo, "se estima que hay 20 millones de refugiados o personas desplazadas internamente, es decir refugiados dentro de su propio país, en estos momentos. Esa cifra parece ser constante año tras año".

De esta cifra, el 95 por ciento se encuentra refugiada en países vecinos y sólo el 5 por ciento decide buscar refugio en los países industrializados.

Van Selm destaca que desde la desaparición del comunismo en los países europeos, la situación de los refugiados ha sufrido un cambio radical.

"Durante la Guerra Fría, los refugiados eran gente intentando escapar del comunismo o de los conflictos en los que EE.UU. y la URSS estaban implicados. Eso significaba que al final de su escapada había un país que estaba dispuesto a protegerlos. Por ejemplo EE.UU. o Europa Occidental estaban dispuestos a acoger a los refugiados del comunismo".

"En los años 1990 es gente que huye de conflictos civiles o étnicos, que no tienen un aliado obvio, que no tienen un destino claro más allá de un Estado vecino", añadió Selm, para quien la única excepción sería la situación de los kosovares en 1999.

Edward Newman, editor de la Universidad de la ONU, señala que "hay un cambio de protección de los peticionarios de asilo a protección contra ellos". (EFE)

Julio César Rivas