Jürgen Heppe es el encargado de los programas y proyectos en América latina y Caribe de la Cruz Roja Alemana, es decir, una de las entidades que va a participar en la reconstrucción de la ciudad con un proyecto financiado por la Unión Europea, que alcanza los 490.000 euros.

En realidad, Alemania ya había colaborado en los primeros días que siguieron a la catástrofe con un aporte de 60 mil euros para materiales de primera necesidad. Pero este proyecto -el primero de esta naturaleza en el país- es mucho más ambicioso y en un primer momento estaba pensado para financiar la construcción de viviendas temporarias y servicios de higiene y duchas para unas 900 familias damnificadas.

El tiempo transcurrió, y a más de dos meses de la tragedia mucha gente volvió a su casa. El reporte con que cuenta Heppe es de unas 1.700 familias que permanecen en los centros de evacuados.

Teniendo en cuenta este cambio en las necesidades, es que se está analizando con autoridades gubernamentales, Cruz Roja Argentina y otras entidades que participan en la reconstrucción cómo insertar estos recursos que provienen de la Unión Europea, para que tengan un verdadero impacto que beneficie a la gente.

En ese campo se abren dos alternativas, según explicó Heppe en diálogo con este diario: una es participar en un número menor de viviendas pero de carácter permanente (entre 80 a 120 familias) para lo cual el gobierno debería proporcionar los terrenos, analizar servicios básicos y accesos. La otra opción es hacer un parque de materiales y poner a disposición de familias afectadas, que están recuperando su espacio habitacional, materiales indispensables (cemento, puertas, nuevas y demás).

La cuestión va a quedar dirimida en cuestión de días para ser presentada luego a la Unión Europea, cuyo embajador Angelos Pagkratis estuvo el jueves en la ciudad.

Los 490.000 euros, que equivalen a algo más de un millón y medio de pesos, provienen de la Unión Europea; la Cruz Roja alemana es la contraparte del contrato y responsable de la ejecución del proyecto, que además va a aportar los materiales necesarios, la asesoría técnica, la supervisión y personal de obra (uno por cada 30 familias) para asegurar la calidad de los trabajos, que se canalizan a través de Cruz Roja Argentina, con participación de las autoridades locales.

Pero además va a haber una tercera parte involucrada: son los propios damnificados que van a tener que poner a disposición del proyecto horas de trabajo.

"Esto ayuda a que la identificación del damnificado con la obra no sea a través del paternalismo sino con la participación", aseguró Heppe, quien relató que las primeras experiencias en este campo se hicieron en Méjico a partir del terremoto del '85 y "es un concepto que nunca hemos abandonado".

Si algo hemos aprendido los santafesinos a partir de esta catástrofe, es que los primeros días y semanas son clave para la respuesta y la organización. Heppe hizo suya esa premisa y advirtió que esa respuesta "depende del nivel de preparación que ha tenido el país, la región o la provincia en materia de desastres, antes de que ocurra la situación de emergencia".

"Un sistema de defensa civil enmarca, por lo menos, una pauta para que las ONGs u organismos internacionales puedan trabajar", agregó.

"Creo que se ha perdido un poquito de tiempo -evaluó-, pero estamos en el calendario oportuno para retomar". Para el representante de la entidad alemana, "cuanto más tiempo las personas están en los albergues temporarios (esperando una solución), es más difícil. La gente se va acostumbrando a esa situación temporal y no es bueno".

Además consideró que ayuda, "como terapia para la misma gente que lo ha perdido todo, encontrar una nueva esperanza, un nuevo horizonte y que venga un proyecto de afuera".