Opinión: OPIN-06 Los poemas de "Canción de viejo"
Por Jorge Boccanera


Poeta, artista plástico y cultor de la mística oriental, el santafesino Hugo Padeletti acaba de editar "Canción de viejo", libro que mereció este año el Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes.

"Es una mirada desde la vejez hacia a la infancia, un canto que busca comprender este nuevo estado de las cosas a las que todos accedemos irremediablemente", dice el poeta, de 75 años, en relación a su libro, recién publicado por el sello Interzona.

A los 75 años, Padeletti selecciona -en su silencioso taller del barrio San Telmo- los poemas, ensayos y collages que formarán parte de un futuro trabajo que ya tiene título: "Arts poética".

El universo de Padeletti está hecho de fragmentos que a lo largo de su obra literaria y plástica adquieren unidad.

"Asumir la fragmentación del mundo moderno y salvarla unificándola", esgrime el poeta como espada fundacional de su búsqueda que comenzó en 1959 con "Poemas"; libro al que le siguieron "Doce poemas" (1979); "Poemas 1960-1980"; "Parlamentos del viento" (1990); "Apuntamientos en el Ashram y otros poemas" (1991) y "La atención: Poemas verbales-Poemas plásticos".

Nacido en 1928 en Alcorta, Padeletti vivió su infancia entre chacareros y extensos campos donde la naturaleza fue eje de sus primeras observaciones. "La infancia tiene un sello permanente en mi obra; mi poesía nace de esa experiencia".

Sin embargo, debido a la difícil economía familiar, Padeletti -quien se había trasladado a Rosario en los años '40- descubre el verdadero rostro la realidad.

En ese tiempo, cuenta el poeta, "comprendí el sufrimiento humano, la pobreza; descubrí el tema del mal, el nazismo de la época, la política. Fue un golpe fuerte para un chico que había vivido una infancia edénica. Lo vinculo con la experiencia de Buda que luego de estar encerrado en un palacio accedió a través de un viaje a los aspectos negativos de la vida. Un golpe determinante para mi formación como poeta". También fue importante su encuentro con la revista de poesía "Cosmorama" que se editaba conjuntamente en Rosario y Buenos Aires: "Nélida Esther Oliva y otros poetas fueron los que comenzaron a educarme, me dieron a leer a Ricardo Molinari -de quien fui amigo más tarde- y a Rilke".

En esa adolescencia -recorriendo librerías de usados- pasaron por sus manos los autores que integrarán la lista de sus influencias: la poesía norteamericana, Verlaine y Silvina Ocampo, sobre todo, su "Formas de la Música".

"Se podría trazar una curva en el tiempo que va desde mi último libro a la lectura de aquel maravilloso trabajo de Ocampo que leí hasta memorizarlo durante mi adolescencia".

En los años '80, se instala en Buenos Aires, y su poesía comienza a ser frecuentada por críticos y colegas, resaltando la diversidad de materiales, lenguajes, tonos, tipos de discurso (incluso el humor) que cruzan su obra.

Con respecto a "Canción de viejo" -un libro abandonado que recuperó "por una motivación ignorada"-, Padeletti asegura: "Está hecho de voces provenientes de mi experiencia vital y cultural relativa al envejecimiento, la vejez, la muerte y el más allá.

"Esta llena de símbolos que marcan mi obra anterior: las granadas, las hormigas, la naturaleza; elementos que voy dando vueltas en un recurso involuntario. Mis imágenes sobre la vida campesina pertenecen al siglo pasado, donde hay artesanos, paisanos; imágenes que de alguna manera señalan cómo concibo el mundo, no mecanizado. A veces creo que de golpe, miles de años de cultura fueron tragados por la máquina".

Sobre su próximo trabajo, Padeletti adelanta: "Tengo una cantidad de textos que son un `arts poética' (tal el título), no en el sentido que le daba Horacio de cómo escribir poesía; tienen que ver con el arte de escribir y el trabajo poético interno que se debe hacer. También hay textos sobre plástica y reproducciones de mis collages". (Télam).