Medio Ambiente: MED-01

"Los argentinos primero destruimos y después tratamos de recuperar"

Archivo Salva. DEPREDACIÓN. Un cargamento irregular de sábalos decomisado en uno de los tantos procedimientos realizados por la Prefectura.
Entrevista con Norberto Oldani*, especialista en peces, del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (Intec) de la ciudad de Santa Fe. La sobrepesca del sábalo. El valor de la ciencia como herramienta social. Responsabilidad de investigadores y divulgadores.


-¿Qué impacto producen las obras hidroeléctricas en las poblaciones de peces y en el ambiente?

-Convierten a los ríos en lagos y provocan que los peces pierdan el estímulo para la reproducción. Además, al interrumpírseles el paso, no pueden completar las esenciales migraciones. En condiciones naturales, en un río hay 1.000 kilos de peces por hectárea, de los cuales el 20% se podría recolectar sin problemas. Sin embargo, en ríos donde existen represas, esta cantidad disminuye al 1,4%, e incluso menos; todo un desastre ecológico, como se ve. Y es en este punto donde se desata la lucha de intereses entre los ambientalistas, que defienden los ecosistemas naturales, y los productores de energía eléctrica. Pero debo hacer una aclaración: las represas no contaminan; somos los hombres los que lo hacemos a través de la utilización de la energía. No obstante, hay alternativas para minimizar el impacto de las obras que se van a construir, o de aquellas que ya existen: por ejemplo, se puede proponer una obra que no atraviese el río, o se puede recurrir a microturbinas. Estas pueden producir energía para toda una ciudad y funcionan desde su ubicación (fijas, en el cauce), aprovechando la energía cinética del río. No obstante, usualmente se elige construir embalses para aprovechar la pendiente del terreno; a mayor altura, mayor generación de electricidad.

-La sobreexplotación pesquera, por ejemplo en el sudoeste entrerriano, es otro factor de alto impacto ambiental para la fauna ictícola, en particular el sábalo. Si esta especie disminuye ¿cuál ocupará su lugar?

-Todavía no se tiene una respuesta definitiva. Si se deprimen las poblaciones de peces por la pesca excesiva quedan sitios vacíos, o menos ocupados, disminuye la competencia y aumentan las posibilidades de que se instalen otras especies, como por ejemplo las carpas, peces asiáticos parecidos a las bogas, que se multiplican con facilidad pero cuya carne es inferior en calidad. En la Argentina se las ha introducido, pero con poco criterio porque tienen una estrategia diferente de la del sábalo. Las migraciones en este sistema que es el río Paraná se han sincronizado, desde hace miles de años, con las velocidades de las corrientes, con las alturas hidrométricas y con la temperatura del agua. Por ejemplo, la producción de alimento para las larvas coincide -en tiempo y espacio- con el momento en que comienzan a alimentarse. En esta etapa es cuando aparece el riesgo de que la carpa sustituya al sábalo; puede suceder que los surubíes busquen su alimento (sábalos) y no lo encuentren. El sábalo no se va a extinguir hoy, pero comienza a retroceder y puede llegar a desaparecer dentro de 20 años. Por eso, los criterios de manejo -tallas de peces, pesos, aberturas de malla- son fundamentales. Si hay un pescador que un día extrae 1.000 kilos y al otro día 1.500, se le debe poner un límite; el sistema no es inagotable. Estimo que el Estado tiene que controlar y tener leyes para que las personas o los pescadores jueguen con esas reglas y generen condiciones para poder vivir de la actividad.

-En la Argentina, ¿se puede pensar en una política en la que los recursos pesqueros y la navegación tengan el mismo peso?

-Sí. En varios países la navegación y la pesca tienen el mismo valor. Pero aquí al problema lo constituyen las políticas de Estado, que se aplican mal o no se aplican. Una de las razones por las que se construyó Yacyretá, por ejemplo, fue para que el río se pudiera navegar a lo largo de una mayor extensión. Se instaló un sistema de esclusas para los barcos, a un costo de 400 millones de dólares estadounidenses, y no se gastó casi nada en conservar la pesca, un recurso que ya estaba allí. Las sociedades, cuando se desarrollan, lo primero que hacen es terminar con los ríos: los contaminan, los rectifican, les hacen embalses; y lo segundo que hacen es tratar de recuperarlos. Lo correcto es conservarlos. Si se hubiese gastado algo en preservar las poblaciones de peces, hoy poseeríamos un recurso espectacular y no tendríamos estos problemas.

-Luego, ¿se puede compatibilizar el progreso económico con el equilibrio ambiental?

-Naturalmente que sí, aunque tiene sus exigencias y costos. Y, de fondo, el problema es educativo: el ser humano no respeta la Naturaleza porque no se lo han enseñado. Por otra parte, nuestro trabajo como ictiólogos es el de originar modelos, pautas o mecanismos, que se conviertan en leyes cuya aplicación logre conservar y mejorar la Naturaleza. Si la ley es la indicada, se cumple y se la aplica, se minimiza el trabajo de los gobernantes en relación con las fuerzas económicas y el ambiente, siempre en pugna.

-¿Por qué no han alcanzado real eco público los estudios sobre las consecuencias negativas del puente Rosario-Victoria en relación con especies como el sábalo?

-Que no tengan amplia trascendencia radica en dos motivos: primero, la gente que trabaja en investigación es un poco parca, no le ven la importancia a la divulgación. Publican en revistas de EE.UU. o de Europa que acá casi nadie lee porque no se tiene acceso fácil a las mismas, por eso no toma estado público. El segundo motivo es que tampoco valoran el hecho de que la gente empiece a pensar y se enfrente a los conocimientos científicos. Yo creo que hay que difundir más; hay que estimular que la gente escriba, que se publiquen más notas en los diarios, que haya más participación en las radios y en la televisión. Esto es tarea para ustedes: hay que preguntarles a los investigadores, aunque sean medio parcos. Por mi parte, creo que ellos no ganan nada manteniéndose en silencio; lo importante es que la gente termine leyendo los diarios para enterarse. Esas pueden llegar a ser nuestras satisfacciones como investigadores. Y discutir sobre esto es fundamental; si no pensara así no estaría en esta aula.

(*) Profesor en Ciencias Naturales y Master en Ecología Acuática Continental (UNL). Es Investigador del Conicet y dirige el Grupo de Impacto Ambiental en Recursos Pesqueros en el Intec/Conicet/UNL.Entrevistaron: Marcos Fontana, Julio Martínez, Marcela Perticarari, Roberta Pozzi y Soledad Zitelli -alumnas/os de la Cátedra de Periodismo Científico (CPC) de la Licenciatura en Comunicación Social (FCE-UNER)-. Docentes de la CPC: Lics. Adriana de Miguel -Titular-, Sebastián Román, María L. De Biaggi, Arturo Borra y Enrique Rabe.

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