Nosotros: NOS-07
Nosotros
El poder de la palabra
El periodista colombiano Javier Darío Restrepo alerta sobre el riesgo que corren ciertos periodistas de ser utilizados como "mandaderos" de los poderes de turno. Sostiene que el único mandato legítimo del hombre de prensa es el de la sociedad.


De amplia trayectoria en prensa escrita, columnista de los periódicos El Colombiano de Medellín y El Espectador de Bogotá, y defensor del lector de El Tiempo y El Colombiano, a Restrepo lo desvela la ética en la profesión, una cruzada personal que lleva adelante desde la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, que preside Gabriel García Márquez.

A su paso por Buenos Aires, donde dio un taller intensivo sobre Autorregulación y censura, y una charla abierta para periodistas y estudiantes, habló de la libertad de expresión, de la información como derecho de la sociedad y de la presión que ejercen los grupos económicos y políticos que manejan los medios de comunicación.

Restrepo recomendó a los estudiantes y noveles periodistas que "nunca escondan ni manipulen una verdad, no se vendan al poder, ni a los intereses del medio o de los auspiciantes por un sueldo casi siempre miserable".

Restrepo destacó que el trabajo del periodista es el de "aportarle a la sociedad elementos de juicio que le permitan tomar posiciones y no el de transmitir decisiones que ya están presionadas por una visión parcial".

"Oigo un hombre como Roberto Giusti, que es un periodista de gran autoridad en Venezuela, que me dice: `Para mí es tiranía o democracia, y yo tengo que estar forzosamente del lado de la democracia y contra la tiranía, lo que significa del lado de la oposición y en contra del chavismo'.

"Para él no hay ninguna duda de que ésa es la posición que debe tomar. No mira las cosas desde afuera ni el papel que le corresponde al periodista en una situación de conflicto, que es de estar al servicio tanto de chavistas como de antichavistas".

"Soy periodista o soy estafeta"


-¿Cómo mantener una posición neutral ante cuestiones que atraviesan tan profundamente la sociedad?

-El periodista tiene que aportar elementos de juicio y no posiciones presionadas por una visión parcial. Tiene que tomar distancia y al mismo tiempo, tener un compromiso; un equilibrio muy difícil.

Entonces, ¿cuál es el papel que le corresponde al periodista? ¿Ser parte del problema o ser parte de la solución? Tú tienes que ser parte de la solución. Las facciones en las que está dividido el conflicto y los intereses que están disputándose, son intereses por los que el periodista no puede apostar, porque su apuesta tiene que ser por el bien general de la comunidad.

-¿Es posible ejercer un periodismo independiente en sociedades en las que los medios están al servicio del empresariado o del poder político como ocurre en Latinoamérica?

-Hay una decisión que uno como periodista tiene que tomar: soy periodista o soy estafeta. El estafeta se contenta con recibir y entregar información, no procesa, no responde por los contenidos.

Un periodismo de estafetas recibe testimonio de uno y otro sin establecer una comparación y sin procesar esa información: "el senador tal dijo", "el ministro tal dijo". Puro mandadero. Para eso no se necesita formación periodística, sino una buena grabadora y punto.

El periodista estafeta tiene cinco fuentes pero no se preocupó por someter a crítica lo que dijeron esas fuentes, por comparar lo que dijeron, ni analizar las contradicciones ni el pensamiento de ellos ni cuáles son las intenciones que hay detrás.

El único mandado legítimo de nuestra profesión es el mandado de la sociedad, la interpretación de esa palabra mediante un proceso de investigación que hay que hacer para conocer qué es lo que piensa la sociedad.

Allí interviene el trabajo profesional del periodista: confrontar distintas opiniones y finalmente extraer lo que la sociedad está pensando, que es lo que haría un encuestador, sólo que para el periodista es una encuesta más exigente porque no se limita a la cosa matemática, sino que tiene que tener enfrente todos los matices a través de los cuales se expresa una opinión.

-El periodismo de estafetas nunca es ingenuo...

-Desde ya; si tú neutralizas la capacidad analítica de un periodista, lo conviertes en tu mandadero, y si necesitas mandar un mensaje o atacar a alguien, le das una entrevista.

El periodista es tan ingenuo que cree que el senador o el político de turno le da declaraciones exclusivas y en realidad lo están usando de mensajero. Toma la declaración y la transcribe tal cual y eso es indigno de esta profesión, que no está para hacerle mandados a nadie.

-¿Entonces?

-El periodista no es un instrumento pasivo y creo que es uno de los peligros de esta profesión, porque uno se vuelve un espejo que refleja la imagen que se le pone delante, un espejo mecánico.

El periodista tiene que ser un espejo inteligente. Ahí está la diferencia.

La gota de agua...


-Las condiciones económicas y laborales presionan fuertemente sobre la profesión. ¿Cómo pueden ganarse esos espacios de libertad desde los medios del sistema?

-Hay dos opciones: o se pliega pasivamente y renuncia a hacer un periodismo digno, convirtiéndose en un peón de brega que pierde toda iniciativa y dignidad profesional, o se está convencido de que hay otras vías para proponer su punto de vista.

Si uno se rompe la cabeza contra el muro de la autoridad, deja su puesto y viene otro más dócil y la sociedad pierde la posibilidad de que le den una información decorosa, independiente y libre.

Es una decisión personal que implica, desde luego, mucho talento para no destruir la relación con el medio de comunicación ni plegarse servilmente. Al periodista le toca seguir la misma lógica de la gota de agua que por su persistencia agrieta la piedra.

El agua puede derribar un muro poderosísimo, no porque lo combata de frente, sino porque lo va horadando, va buscando caminos; al periodista le toca buscar caminos.

-Los atentados del 11 de setiembre y la guerra en Irak pusieron en jaque la libertad de expresión. ¿Cuál es el escenario actual de la prensa mundial a partir de estos acontecimientos? ¿Se avecinan tiempos aún más difíciles?

-Hay un supuesto erróneo que dice que puede haber un periodismo fácil cuando en realidad el periodismo nunca es fácil y siempre encuentra obstáculos. La cuestión es que no se renuncie ante la primera, segunda o millonésima dificultad.

El poder del periodista no es el mismo que el poder del empresario o de los gobiernos, son poderes de distinta naturaleza.

El del empresario es el poder de la fuerza, el del periodista es el poder de la inteligencia, el poder de la palabra.

Natalia Calisti