El estado de las calles de la ciudad es deplorable. Los baches son una constante, tanto en el centro como en los barrios más alejados y poco se hace para arreglarlos. Pero los enormes pozos, como los que ilustran las fotografías, no pueden pasarse por alto por ser una verdadera trampa peligrosa, tanto para conductores como para transeúntes. En San Martín y Pasaje Martínez -a metros de bulevar- una rama colocada en el medio advierte a los automovilistas sobre la necesidad de desviar el recorrido. En tanto, en la vereda sureste de San Gerónimo y bulevar un pozo de importantes dimensiones y profundidad puede pasar inadvertido y provocar serios accidentes a quienes transitan por allí.