El juego de la silla es una película diferente dentro del espectro del nuevo cine argentino. La ópera prima de Ana Katz juega en un tono menor, de comedia barrial, poniendo el ojo en una familia durante un día muy especial.

Los Lujine, ahora (y no se sabe desde cuándo) comandados por la madre, culminan preparativos para recibir a Víctor, el hijo mayor, que trabaja en el extranjero y hará una pasada fugaz por Buenos Aires, camino a otros destinos por cuestiones laborales.

La familia está compuesta además por Laura, Lucía y Andrés, los otros hijos de Nélida, a quienes siempre se une Silvia, la ex novia de Víctor que se resiste a cortar el vínculo.

La película comienza con el viaje en avión del muchacho, alternando con distintas escenas en que se ve a cada uno de los personajes en sus actividades previas a su llegada. Andrés escucha música a todo volumen, Laura prepara unos dibujos, Lucía ensaya ante el espejo y mamá Nélida está en la peluquería. Después, junto con la ex novia, todos irán a Ezeiza a recibir a Víctor.

A partir de allí, siempre al mando de la madre, se irán sucediendo situaciones que transitarán por un delicado equilibrio entre lo cotidiano, lo absurdo, el afecto, la obsesión, la alegría, la pena, todo en torno del personaje que viene de afuera y que concentra las atenciones y los agasajos.

Pero el clima se va poniendo muy loco, sin llegar al disparate total, sino más bien tejiendo una enrarecida trama de emociones y frustraciones. Nélida hace denodados esfuerzos por recomponer un mundo que ya pertenece definitivamente al pasado y esa casi perversa ilusión genera una suerte de agobio en los demás que termina desarticulándose por la acción decidida de Víctor, quien desde afuera puede ver las cosas de otra manera, aunque no por ello con menos afecto.

Ana Katz, egresada de la Universidad de Cine y con experiencia en teatro independiente, se perfila como una creativa original, dentro de la nueva generación de cineastas argentinos que están marcando fuerte esta época. Su originalidad consiste en aventurarse por el terreno de la comedia, con una mirada más bien tierna. Su apuesta es difícil porque se trata de sostener una actitud fresca, sin exageraciones, dejando de lado el cinismo y evitando los efectos típicamente televisivos. La aventura promete.

En esta oportunidad, cuenta con la excelente actuación de Raquel Bank, que compone a una Nélida verdaderamente exasperante. También se destacan Luciana Lifschitz en el papel de Lucía, la hermana menor, y la propia Ana Katz, que encarna a Laura, una joven tierna y noble pero algo lela. Por su parte, Diego de Paula se las arregla muy bien con el personaje de Víctor, cuyas emociones oscilan entre la alegría, el estupor, el fastidio y el cariño incondicional.

Vale la pena verla.

Idem (Argentina/2002). Dirección y guión: Ana Katz. Intérpretes: Raquel Bank, Diego de Paula, Ana Katz, Luciana Lifschitz, Verónica Moreno y otros. Fotografía: Paola Rizzi. Música: Nicolás Villamil. Presentada por Primer Plano Film Group. Duración: 93 minutos. Calificación: apta para todo público.