Política: POLI-02 La difícil relación de Reutemann y Kirchner
Los pasos políticos del presidente avanzan sobre el territorio del santafesino. Reutemann vela su estrategia por una cuota de poder a nivel nacional.


Buenos Aires (C).- La llegada de Carlos Reutemann al Congreso Nacional ha abierto un nuevo capítulo de tensiones en la difícil relación del santafesino con Néstor Kirchner. Se sabe que el gobernador no jugó a favor del patagónico en la carrera a la Rosada, y que de la misma manera Kirchner apoyó a Obeid e incluso a Binner en el comicio santafesino.

Las urnas mostraron un Reutemann ganador, pero ahora la ofensiva es del presidente. Kirchner esperó el final de los comicios para mandar a su secretario de Derechos Humanos a investigar los hechos tras la inundación de Santa Fe, un camino que el peronismo del distrito se ocupó de cerrar sistemáticamente.

Tampoco es casual que el presidente decida concurrir nuevamente a Rosario para anunciar él mismo obras públicas en el distrito de Binner, mientras el ministro de Obras Públicas de Santa Fe sale a reclamar por el relegamiento de la provincia en la misma materia. En los pasillos del Congreso se insiste que sólo es cuestión de tiempo para que Kirchner ofrezca a Binner un cargo nacional.

Si bien la relación de Kirchner y Reutemann es políticamente correcta en lo formal, de hecho el presidente está apuntando donde a Reutemann le duele. Y resta esperar cuál será la actitud del santafesino cuando descubra su estrategia en el Congreso, a partir de su llegada a la banca de senador en diciembre.

Reutemann pasó casi desapercibido y con bajo perfil su primer mandato en una banca de la Cámara Alta de 1995 a 1999. Pero ahora tendrá que ocupar un rol más protagónico (si aún tiene aspiraciones de escalar políticamente), en un espacio que a su vez será decisivo para la suerte de la gestión del presidente Kirchner.

¿Hay estrategia santafesina?


A diferencia de bonaerenses o cordobeses, los diputados nacionales santafesinos del PJ nunca llegaron a acciones políticas muy articuladas. A lo sumo cada uno es avalado individualmente por Reutemann -en privado- para buscar un objetivo determinado.

Así por ejemplo Oscar Lamberto busca ahora la presidencia del bloque de diputados nacionales del PJ, pero al mismo tiempo María del Carmen Alarcón aspira a la vicepresidencia de la Cámara. Julio Gutiérrez, en su carácter de integrante del grupo Talcahuano, persigue también la vicepresidencia en la mesa del bloque peronista, en reemplazo del lugar que dejará vacante Obeid.

La aspiración de Lamberto tiene un respaldo ganado desde Córdoba por parte de Humberto Roggero, quien regresa desde Italia y no tiene intenciones de retomar la jefatura del bloque. Su posición se basa en la lógica de que Buenos Aires ocupa la presidencia de la Cámara con Camaño, y que Santa Fe debería ocupar la presidencia del bloque como segundo distrito de peso dentro del PJ.

Sin embargo, el diálogo de Reutemann y Duhalde (ya hubo contactos) sobre la distribución de tales espacios es aún un interrogante. La bancada del PJ está en manos de José María Díaz Bancalari, de buena relación con el presidente e incluso con la vicegobernadora de Buenos Aires, pero ahora con diferencias respecto de Chiche Duhalde. De hecho el duhaldismo sospecha que Solá podría dividirle las aguas.

A diferencia de las vicepresidencias del bloque o la Cámara (cargos más formales) la presidencia del bloque no sólo supone estar al frente de la bancada que tendrá quórum propio en la Cámara Baja, sino además ganar una silla en las reuniones del gabinete nacional.

Si Reutemann y Duhalde se ponen de acuerdo para manejar las presidencias de la Cámara y del bloque, buena parte del éxito legislativo de Kirchner deberá ser negociado con el santafesino y el bonaerense. Sin embargo el presidente, que hasta aquí mantiene una muy buena relación con Duhalde, tiene candidatos propios y no se quedará de brazos cruzados.