Sucesos: SUCE-03 Apresaron al joven que desató la masacre familiar en Funes
Está obnubilado. Comprende lo que hizo y se negó a declarar. Lo encontraron 12 horas después, en una casa abandonada. Es alumno de un colegio privado e hijo de una familia acomodada. También baleó a su madre y a su abuela, quienes sobrevivieron.


Rosario (C).- En un minuto, una familia acaudalada del distrito residencial de Funes fue pulverizada desde adentro. Tulio, de 17 años, bajó las escaleras del chalé y se encaminó, por atrás, hacia su padre, que observaba los preparativos de un partido de fútbol por TV codificada. Le apuntó con sigilo y le atravesó la nuca con un balazo ahogado por el silenciador del arma. Se desplazó apenas hacia el costado y lo vio a su hermano Germán, de 16, en otro sillón. Lo mató. Su madre y su abuela recibieron un balazo cada una cuando se asomaron a averiguar qué estaba pasando. Nadia, de 19 años, escuchó un griterío, salió de la ducha y trató de arrebatarle la pistola a su hermano. Forcejearon, fue golpeada, el arma cayó y Tulio se fue corriendo.

Lo encontraron doce horas después, enmudecido, refugiado en una casa abandonada de Funes. Los policías de las secciones Seguridad Personal y Homicidios no le pudieron arrancar una palabra, un gesto mínimo que sugiriera las motivaciones que llevaron a este alumno de un colegio religioso a despedazar a su familia. El chico compareció este mediodía ante un juez de Menores, sólo para negarse a prestar declaración.

"Está obnubilado, con una situación de comprensión parcial de lo que ocurrió. Solamente hablamos de cómo se sentía, de qué había desayunado y de qué puede hablar ante el juez cuando se sienta en condiciones", dijo Jorge Bedouret, el abogado que esta mañana presentó el pedido de habilitación para representarlo.

"Un chico normal"


El letrado caracterizó a su defendido como "un chico normal, sin un mínimo antecedente violento". Cuando le preguntaron sobre la supuesta condición del chico de adicto a estupefacientes, prefirió ser escueto. "Escuché esos trascendidos. Nosotros preferimos esperar el resultado de los análisis bioquímicos y clínicos para recién pronunciarnos", indicó a Canal 5.

El horror que derrumbó para siempre la vida de la familia se consumó a partir de las 22 del sábado, en un chalé confortable de San José y Galindo, una de las áreas más cotizadas de Funes, municipio que limita con Rosario al oeste, en la línea de la ruta que va a Córdoba.

Cumpleaños fatal


Alberto Adorna, el padre de familia, había cumplido 50 años. Era propietario de una agencia de lotería de la zona oeste rosarina, pero había amasado fortuna, según confirmaron a este diario fuentes policiales y vecinales, con la explotación del juego clandestino. También cultivando estrechas relaciones con autoridades policiales de cuestionado accionar (ver aparte).

Para inundar su casa de sangre, Tulio utilizó la pistola Bersa de su padre. La sacó de la mesa de luz y primero le disparó a su padre, que aguardaba el inicio del cotejo entre Newell's y San Lorenzo. Bastó un movimiento mínimo de su brazo para abrir fuego y atravesarle la cabeza a Germán, su hermano menor, sentado a medio metro del padre. La abuela paterna, Catalina Dártoli, se asomó del dormitorio y Tulio le disparó a la cabeza. Le dio a la altura de la clavícula. Alicia Travaglanti, de 49 años, miraba pasmada la conducta de su hijo cuando recibió un balazo en el pecho.

Salvada


Para ese momento, los gritos de ambas mujeres habían llegado a oídos de Nadia que estaba bañándose. La joven se envolvió en una toalla y contempló el infierno al asomarse al living. Forcejeó con su hermano, que le pegó un culatazo en la cabeza, acción en la que el cargador de la Bersa se cayó al piso. El chico pareció tocar un límite en ese momento y se alejó corriendo de la casa.

El único ocupante del chalé que no estaba en casa era Leandro, el hermano mellizo de Tulio, quien había ido hasta un cibercafé. Al llegar encontró a su hermana aullando en el piso. Los vecinos, que ya estaban en la calle, llamaron a la policía.

Estado de shock


Con datos aportados por amigos de Tulio, los policías llegaron hasta la casa abandonada donde el muchacho estaba escondido, a unas diez cuadras del escenario del horror. Estaba recostado, cerca de un tapial, hundido en estado de shock.

La abuela de Tulio fue internada en el policlínico Pami I donde ayer fue operada y se encontraba, según los médicos, en situación clínica estable. La madre, que sufrió la herida de bala más leve, ayer al mediodía había vuelto a la casa, por donde caminaba como extraviada. A la noche pidió ver a su hijo y la llevaron hasta la dependencia de la Jefatura donde lo mantienen detenido y con custodia permanente. Al encontrarse allí, frente a los policías, se mantuvieron en un abrazo sostenido. No podían parar de llorar. "Fue una escena muy conmovedora", dijo esta mañana a LT 2 el comisario principal Sergio Aguilar, jefe de Seguridad Personal, testigo del encuentro.

Tulio es alumno de 5° año del bachiller de economía del colegio Jesús de Nazareth, de Funes. Su hermano asesinado iba al mismo establecimiento, donde cursaba 4° año.

A Tulio lo caracterizaron como un chico callado, sin ningún antecedente agresivo, de temperamento calmo e introvertido. "Era el mimado de la familia, todos sus hermanos son chicos más temperamentales; del que menos se hubiera esperado un comportamiento así es de él", dijo un policía tras recoger testimonios de vecinos.