Persona & Sociedad: PER-01

Carolina Herrera propone un otoño 2004 deportivo y lujoso

. 
La diseñadora venezolana se inspiró en centros de esquí europeos. El elemento clave de la colección es la piel. Frente al frío, nada mejor que la lana y el cachemir.


Inspirada por los centros de esquí europeos, la diseñadora venezolana Carolina Herrera presentó días pasados en Nueva York una colección para el próximo otoño-invierno en la que el lujo coquetea con la comodidad de las prendas deportivas.

El elemento clave en esta colección es la piel, en cualquier circunstancia y para cualquier tipo de prenda, ya sea como adorno o como material básico del modelo.

La diseñadora propone para el otoño 2004 chaquetas cortas de piel, con cinturilla, puños y cuellos de punto, combinados con pantalones estrechos, con pespuntes que alargan la línea, y el dobladillo oculto bajo una bota acordonada sin tacón, que se eleva bastante por encima del tobillo.

Chaquetas entalladas o estructuradas, se unen a faldas largas con aberturas suficientemente amplias como para caminar con soltura, sin forzar el paso.

Frente al frío, nada mejor que la lana y el cachemir, los acolchados, los abrigos largos y las bufandas, que proliferan, envuelven el cuello y cubren el pecho.

A veces son más un accesorio y agregan, con bolsillos en sus extremos, un toque práctico al conjunto.

La diseñadora, dentro de su clasicismo, juega con el contraste y, junto con un chaleco de raso acolchado, propone una falda de seda de raso para la noche.

Frente a los combinados cálidos, vestidos de noche en tul y organza de amplios escotes. Y frente al calzado plano para grandes distancias de sus conjuntos de día, ofrece altos y finos tacones de paso algo más que dudoso para la noche.

La paleta de colores es rica en azules oscuros, morados, ciruela y marrón, aunque hay también algunas propuestas en blanco o en negro y algún que otro estampado geométrico.

Las gasas se duplican y triplican en los vestidos de noche, sin perder el aspecto ligero y vaporoso característico de su estilo, y que también destaca en diseños en terciopelo y moaré.

TOQUE DE LUJO


El movimiento sigue siendo un componente esencial de los diseños de Carolina Herrera, que en esta ocasión utiliza un recurso ya visto en su anterior colección, de paneles sueltos que sustituyen a los plisados.

Bandas simétricas doradas impregnan el toque de lujo a esta colección para el otoño 2004, que transmite, según la firma, "una actitud de elegancia inherente".

Su colección reúne tres principios básicos y no siempre presentes en los diseños de otras firmas: belleza, feminidad y facilidad para llevarlos.

Herrera presentó su colección en la semana de la moda, horas antes de que desfilaran por la pasarela los modelos del dominicano Oscar de la Renta.

Las firmas DKNY y BCBG Max Azria fueron los otros dos platos fuertes de esa jornada, marcada por la presencia de la primera dama de Estados Unidos, Laura Bush, para apoyar la causa "Heart Truth" (La verdad del corazón).

Se trata de una campaña de concienciación sobre las enfermedades del corazón en las mujeres, auspiciada por el Instituto Nacional del Corazón, Pulmones y Sangre de EE.UU. junto con grupos dedicados a la salud y bienestar de la mujer.

"Heart Truth" encontró en los desfiles de Nueva York una oportunidad única para dirigirse a una amplia audiencia femenina, por la naturaleza misma del evento y por la presencia de numerosos periodistas.

A medio trayecto en la semana de la moda y dentro de la variedad de diseños y propuestas, los comentaristas destacan una tendencia común: el regreso de las chaquetas, que, si bien no estaban completamente abandonadas, se imponen con fuerza para la próxima temporada.

No obstante, la oferta es tan variada como la participación, y va desde el eclecticismo con ingredientes victorianos de Nicole Miller hasta la belleza sexy de Diane von Furstenberg.

En algunos casos, como el de Kenneth Cole, hay trajes tanto para la mujer como para el hombre, ya que el diseñador, fiel a su tradición incluye en la colección diseños masculinos. (EFE).

María Sánchez-Escribano.