Sucesos: SUCE-02 El juez zafó a Carrascosa y también apartó al fiscal


Carlos Carrascosa, viudo de María Marta García Belsunce, dejó de ser el principal sospechoso del crimen de su mujer por decisión del juez del caso, Diego Barroetaveña.

El juez, en una nueva embestida, no sólo dictó el cese de la prisión preventiva del empresario sino que separó además de la pesquisa al fiscal Diego Molina Pico por perder objetividad.

Así lo dejó plasmado Barroetaveña en dos resoluciones firmadas ayer -a las que tuvo acceso DyN- en las que, además, el magistrado decidió rechazar el pedido de elevación a juicio que había formulado Molina Pico para llevar a Carrascosa ante los estrados por presunto homicidio agravado.

Según Barroetaveña, las pruebas que sirvieron en su momento para considerar a Carrascosa sospechoso ya no son tan creíbles y por eso corresponde profundizar otras vías de investigación para saber quién, en verdad, asesinó a María Marta.

La decisión de Barroetaveña -que hizo tensar aún más las críticas en su contra- se produjo unas horas después de que la Suprema Corte de Justicia bonaerense le ordenara a la Procuración provincial abrir un investigación sobre la labor del magistrado, en el marco de las denuncias que había hecho su inmediato superior, el camarista Fernando Maroto.

El fiscal Molina Pico planea apelar en los próximos tres días los fallos de Barroetaveña ante la Cámara de San Isidro, que ahora deberá ventilar la cuestión.

El country era una fiesta


La noticia alegró al entorno de Carrascosa, quien esperaba su suerte desde un country de Escobar. Según pudo saber DyN entre sus allegados, el viudo estaba "moralmente reconfortado" y creía que "ahora sí se pueda avanzar en el esclarecimiento del crimen".

Mientras tanto, el vecino Nicolás Pachelo y los vigiladores del Carmel se mostraban molestos con la resolución porque -decían- esto abriría ahora una nueva embestida contra ellos.

El caso García Belsunce vivió así un nuevo hito en su polémica historia judicial, que ya convirtió al expediente en un complicado laberinto difícil de seguir para la opinión pública, que espera que se devele el misterioso crimen.

El cadáver de María Marta García Belsunce, una socióloga de 50 años, apareció tendido en el baño de su casa del country Carmel de Pilar el 27 de octubre de 2002, y su muerte se consideró un simple accidente hasta que -un mes y medio después- se descubrió que había recibido en realidad cinco balazos en la cabeza.

Ese descubrimiento terminó con el procesamiento por presunto encubrimiento agravado de un grupo de familiares y amigos, además de un médico y la masajista de la víctima.

Pero más tarde tres testimonios clave hicieron caer la coartada que había dado Carrascosa sobre lo que había hecho esa tarde: mientras el viudo sostenía que estuvo a la hora del crimen en la casa de su cuñado Guillermo Bártoli, una mucama, un mozo y la dueña del club house dijeron que era mentira y que había estado tomando un café en ese bar.