Cartas a la dirección

¿Ingenuidad o perversidad?

Señores directores: La crisis argentina tiene numerosas causas, pero algunas son más evidentes que otras. Por ejemplo, durante los '90, la mayoría de los medios de comunicación masiva se dedicaron a destacar las bondades de las transformaciones estructurales de la economía argentina (aumento de la calidad de algunos servicios, la entrada de capitales, etc.); sin embargo no decían que el modelo económico impuesto provocaba la expulsión masiva de empleados y obreros, el abandono de pueblos enteros por el cierre de los ferrocarriles, el crecimiento del gasto público, de la deuda pública y de la corrupción.

Estaba claro que había que cuestionar la perversión de esa situación. Estaba claro que había que hacer notar algunos hechos evidentes que se destacan en los países serios con clases políticas inteligentes y comprometidas con sus comunidades, por ejemplo:

-Ningún país entrega su mercado interno.

-Ningún país del primer mundo se desarrolló sin políticas de protección del trabajo interno y/o del sector rural. Siempre protegieron o subsidiaron lo que querían desarrollar.

-Ningún país de primer mundo se desarrolló sin políticas activas para la educación y capacitación, particularmente en los niveles medios y técnicos.

Argentina se encuentra hoy sumergida en la crisis más profunda de su historia, caracterizada por el derrumbe de la escala de valores y la indiferencia con que la clase dirigente ha observado y permitido ese derrumbe. La consecuencia fue, entre otros horrores, la instalación en los medios de comunicación de los nocivos programas que difunden las ideas del facilismo y del éxito individual a costa de cualquier forma y no como el producto genuino del trabajo y del esfuerzo del individuo. Los ejemplos de la publicidad que hacen las grandes empresas multinacionales, promoviendo la violación de las más elementales normas de conducta o de sentido común, ofenden al ciudadano sensato. Algunos ejemplos son elocuentes: chicos en patinetas, prendidas a la carrocería de un auto en la ruta; mostrar que acciones estúpidas pueden dar placer, tales como manipular una pelotita haciéndola rebotar en un vidrio y en horas de trabajo, o jugar abriendo y cerrando una puerta automática, o aplastar una lata en el piso de una vereda pública sin mostrar la acción correctiva de arrojarla a un cesto de basura, o la del conductor que anda por el campo destruyendo todo y cantando "un trotamundo come me", etc.). Otro ejemplo es la proliferación de los programas basura de la TV, los cuales se destacan sólo por lo grosero, por lo soez, por degradar los valores morales, etc.

Y la última gota que colma el vaso de la tolerancia es la publicidad de la Cámara de la Mediana Empresa, que dice más o menos esto: "Que primero nos dejen crecer y luego nos exijan pagar las deudas por impuestos no pagados, sin recargos y sin intereses". Yo digo, ¿esta gente nos quiere tomar por idiotas a los ciudadanos? ¿Cuál es el ejemplo que dan al pedir que los eximan de sus responsabilidades de empresarios, pagando semejante publicidad? Rolando González, L.E. 6.256.125, ciudad.