Cerrá la Boca

Blanco y negros. La obra maestra del gol está consumada y el chico de Santa Elena, provincia de Entre Ríos, inicia su festejo junto a los varios miles "negros" de Colón en las tribunas. FOTO: AMANCIO ALEM.. 

Más de 30.000 almas festejaron como nunca la victoria del Colón de Basile contra Boca. El equipo del "Coco" lo bajó de la punta con un fútbol de alto vuelo técnico. Es indudable la mano de Basile: el hincha ya empieza a recitar el equipo casi de memoria

A pesar de todo y de todos. A pesar de Elizondo y sus obscenidades adentro del área de Boca en el primer tiempo, cuando ignoró dos claros penales a jugadores de Colón. A pesar de las vueltas que decidió dar la redondita blanca hasta que entró Blanco y selló todo con una genialidad de potrero. A pesar de esa "psicosis" que pareció atrapar a Colón en medio del partido, como si aquellos fantasmas del "casi-gol" previos a San Lorenzo y Olimpo volvieran a gobernar los últimos metros en campo de un equipo que cada día juega mejor a la pelota. Así ganó Colón. Sólo que esta vez me voy a tomar una licencia desde la pluma: no pienso escribir "a lo Colón", porque ahora el equipo empieza a jugar y ganar "a lo Basile". Como le gusta al "Coco", con la bocha por abajo, pegada al césped, sin pelotazos que viajen por la altura a cualquier lado como hacen la mayoría de los equipos de un fútbol de consumo interno que se muestra cada vez más cerrado en cuanto a las propuestas de los entrenadores.

Colón no mereció esperar el último pitazo para desahogarse en un festejo que hizo recordar los primeros años del último retorno a Primera. Porque fue más que Boca siempre. Antes y después del golazo de Blanco. Pero entre el plus de Elizondo, que miró para otro lado cuando "camisetearon" a Gandín y "tacklearon" a Fuertes; el frentazo del "Bichi" al caño y las muchas ocasiones desperdiciadas por la falta del famoso toquecito final, el resultado era una incógnita cuando la lucha ingresó en el último cuarto de hora.

Pero Romagnoli quitó la pelota número mil en la mitad de la cancha, metió el pelotazo entre los centrales de Boca, se equivocó Schiavi que hizo todo mal (cabeceó para adentro y al medio) y apareció Blanco que realmente hizo todo bien: se tomó su tiempo, amagó definir por abajo y le picó por arriba la pelota a Abbondanzieri. Golazo y carnaval.

Hay muchas dudas, en la mitad del campeonato, acerca de quién será finalmente campeón. Pero no hay ninguna duda si uno empieza a buscar qué equipos juegan realmente bien a la pelota.

De los tres que llegaban arriba -Boca, River, Vélez- antes de esta fecha, el que mejor juega al fútbol es el juvenil equipo de Liniers. Pero de los otros 17 restantes, nadie puede cuestionar que la mejor propuesta de juego es la de Colón con Basile.

El "Coco" parece dispuesto a desafiar las leyes de gravedad que gobiernan desde las cerradas estructuras tácticas al actual fútbol argentino. Sabe perfectamente que es una lucha desigual, quijotesca, con molinos de viento que son realmente poderosos en todo sentido.

Su apuesta está llena de romanticismo: en apenas diez fechas, logró contagiar a los hinchas y socios de Colón como hacía tiempo no se veía. Por eso la "razamanía" de ayer, con plateas agotadas, personas asociándose dentro de la sede hasta minutos antes del partido y una convocatoria espectacular de 30.000 almas que superaron los 200.000 pesos de recaudación.

Además, el "Coco" consiguió algo que sólo el "Buche" Chabay y "Pancho" Ferraro lograron en los últimos 15 años a base de ganar cosas: Basile genera con la continuidad que le da a los jugadores, que el hincha de Colón recite el equipo de memoria. Como era antes.

Así, con voz ronca y mensaje simple, es notable la incidencia del técnico. Se nota la mano de Basile. Adentro y afuera. En muchas cosas, Colón gana porque hace la fácil: línea de cuatro con centrales que juegan y laterales que salen; un cinco tapón; dos volantes laterales con libertades; un enganche clásico y dos delanteros de punta.

Basile comentó en rueda de amigos que convive en Santa Fe con dos realidades después de haber vuelto al ruedo tras dos años y medio de invierno en cuarteles sin dirigir: 1) está muy cómodo en esta ciudad; 2) extraña muchísimo sus afectos que están a 500 kilómetros de aquí.

Habiendo recibido el llamado de Mauricio Macri para tomar Boca después de Bianchi y habiendo sido "sondeado" por su amigo Julio Grondona después de Bielsa y antes de Pekerman para la Selección Argentina, el "Coco" Basile acepta que Colón es el último gran desafío de su vida como entrenador.

"Coco quiere ganar algo que haga ruido y que no sea previsible, dirigiendo un grande. Por eso eligió Colón, porque era el mejor del interior", me confesó ayer desayunando el colega de Clarín, Horacio Pagani, amigo íntimo de Basile.

En las próximas 100 horas a partir del miércoles, Colón sellará su destino en el torneo: de cómo resulte la excursión a La Plata contra Gimnasia y la llegada el sábado de Independiente al Cementerio, dependerá si dentro de un par de días pisa Liniers sólo por compromiso o si bien el equipo de Basile salta al césped del Amalfitani para pelearle la punta del campeonato al sorprendente Vélez.

Parece un "10"

El catamarqueño Daniel Díaz, que fue adquirido por Colón a un grupo empresario rosarino, es el refuerzo que combinó hasta aquí mayor regularidad y jerarquía en el equipo de Alfio Basile. Jugó en gran nivel todos los partidos. Pero tiene una particularidad para el puesto que ocupa: además de marcar muy bien (ayer, como muestra la foto, anuló a Palermo), sale siempre jugando por abajo, con gambetas y caños, como si en lugar de llevar la camisa "2" tuviera el número "10" en la espalda. Se dice que lo está "espiando" Pekerman: íAquí Díaz!

Darío [email protected]