Cerrá la Boca
A pesar de todo y de todos. A pesar de Elizondo y sus obscenidades adentro del área de Boca en el primer tiempo, cuando ignoró dos claros penales a jugadores de Colón. A pesar de las vueltas que decidió dar la redondita blanca hasta que entró Blanco y selló todo con una genialidad de potrero. A pesar de esa "psicosis" que pareció atrapar a Colón en medio del partido, como si aquellos fantasmas del "casi-gol" previos a San Lorenzo y Olimpo volvieran a gobernar los últimos metros en campo de un equipo que cada día juega mejor a la pelota. Así ganó Colón.
Colón no mereció esperar el último pitazo para desahogarse en un festejo que hizo recordar los primeros años del último retorno a Primera.
Pero Romagnoli quitó la pelota número mil en la mitad de la cancha, metió el pelotazo entre los centrales de Boca, se equivocó Schiavi que hizo todo mal (cabeceó para adentro y al medio) y apareció Blanco que realmente hizo todo bien: se tomó su tiempo, amagó definir por abajo y le picó por arriba la pelota a Abbondanzieri. Golazo y carnaval.
Hay muchas dudas, en la mitad del campeonato, acerca de quién será finalmente campeón. Pero no hay ninguna duda si uno empieza a buscar qué equipos juegan realmente bien a la pelota.
De los tres que llegaban arriba -Boca, River, Vélez- antes de esta fecha, el que mejor juega al fútbol es el juvenil equipo de Liniers. Pero de los otros 17 restantes, nadie puede cuestionar que la mejor propuesta de juego es la de Colón con Basile.
El "Coco" parece dispuesto a desafiar las leyes de gravedad que gobiernan desde las cerradas estructuras tácticas al actual fútbol argentino. Sabe perfectamente que es una lucha desigual, quijotesca, con molinos de viento que son realmente poderosos en todo sentido.
Su apuesta está llena de romanticismo: en apenas diez fechas, logró contagiar a los hinchas y socios de Colón como hacía tiempo no se veía.
Así, con voz ronca y mensaje simple, es notable la incidencia del técnico.
Basile comentó en rueda de amigos que convive en Santa Fe con dos realidades después de haber vuelto al ruedo tras dos años y medio de invierno en cuarteles sin dirigir: 1) está muy cómodo en esta ciudad; 2) extraña muchísimo sus afectos que están a 500 kilómetros de aquí.
"Coco quiere ganar algo que haga ruido y que no sea previsible, dirigiendo un grande. Por eso eligió Colón, porque era el mejor del interior", me confesó ayer desayunando el colega de Clarín, Horacio Pagani, amigo íntimo de Basile.
En las próximas 100 horas a partir del miércoles, Colón sellará su destino en el torneo: de cómo resulte la excursión a La Plata contra Gimnasia y la llegada el sábado de Independiente al Cementerio, dependerá si dentro de un par de días pisa Liniers sólo por compromiso o si bien el equipo de Basile salta al césped del Amalfitani para pelearle la punta del campeonato al sorprendente Vélez.
El catamarqueño Daniel Díaz, que fue adquirido por Colón a un grupo empresario rosarino, es el refuerzo que combinó hasta aquí mayor regularidad y jerarquía en el equipo de Alfio Basile. Jugó en gran nivel todos los partidos. Pero tiene una particularidad para el puesto que ocupa: además de marcar muy bien (ayer, como muestra la foto, anuló a Palermo), sale siempre jugando por abajo, con gambetas y caños, como si en lugar de llevar la camisa "2" tuviera el número "10" en la espalda. Se dice que lo está "espiando" Pekerman: íAquí Díaz!
Darío [email protected]