Ernesto Cardenal: las culturas que se repiten iguales se empobrecen

"Una sola lengua sería mejor sólo para administradores y burócratas", dijo el poeta. FOTO: AGENCIA ROSARIO. 

Ovacionado tras su ponencia, el poeta nicaragüense se proclamó antiacadémico y dijo que no había que temer a los extranjerismos de la lengua.

Antes de que lo bañaran los aplausos, Ernesto Cardenal comentó que a los 18 años se había emocionado al escuchar a un profesor de Español despotricando contra la Real Academia Española. "Estábamos felices porque teníamos 18 años y éramos antiacadémicos. Ahora tengo 80 años menos dos meses. Aún soy antiacadémico, pero soy miembro de la Real Academia Española".

Ese señalamiento del sacerdote católico, gran poeta y ex ministro de Cultura de la revolución nicaragüense, es el eje que vertebra casi toda discusión en este III Congreso de la Lengua Española: las tensiones entre las regulaciones normativas y la vigilancia del bien decir, por parte de la RAE, y los reproches de los que pregonan asustarse menos con los presuntos peligros de las hibridaciones, las mezclas, la consolidación de los neologismos.

"En la Biblia crearon la leyenda de la Torre de Babel para explicar la diversidad de lenguas. Muchos piensan que la vida y las relaciones humanas serían más sencillas si todos habláramos el mismo idioma. Es cierto que una sola lengua sería mejor para los burócratas y administradores. Pero tanto nuestra prehistoria como las sociedades contemporáneas demuestran que la plasticidad y la diversidad de lenguas tuvieron papel importante en la evolución humana", comentó Cardenal esta mañana, al inaugurar la mesa redonda sobre Identidad Lingüística en la Creación Literaria.

Esas mezclas no fueron, para el poeta, un accidente histórico infortunado. "Fue el medio que usó la naturaleza para que evolucionáramos rápidamente. Nuestra aparición como seres inteligentes se debió en gran medida a la capacidad de cambiar de lenguaje".

Cardenal construyó su intervención en un ir y venir sobre esto último. Resaltando que la convivencia humana depende de la diversidad biológica y de la diversidad cultural. Y desintegrando, desde allí, la valoración positiva hacia la noción de una lengua integrada en su unidad, sólida, poco permeable a los roces de las otras.

HOSTAL Y VERGEL

Entrevió una correspondencia entre el nacimiento de las especies y el de las nuevas lenguas. "Las nuevas especies no nacen solas sino en racimo, como cuando el latín se dividió en las lenguas romances. Así, las culturas que se cierran se repiten iguales y se empobrecen".

Aquella invocación al profesor de Español que defenestraba a la Real Academia hizo reír al público, porque era el caso de un docente ultraconservador: no la reprobaba por estar cerrada a nuevos vocablos, sino por ser demasiado laxa para aceptarlos. "Pensábamos que si él hubiera estado al aparecer el primer hombre lo habría corregido diciendo que usaba barbarismos y la humanidad habría quedado muda. Para él no debía decirse hotel, sino hostal. Ni jardín, sino vergel", rememoraba.

La idea de que con la muerte de una lengua es una visión del mundo la que expira fue otro tema central. Valiéndose no sólo de sus lecturas, sino de los recursos expresivos que tan bien maneja, contó que una comunidad aborigen brasileña tiene 27 acepciones para definir el verde, que los esquimales designan con 20 términos el color de la nieve, y que los indios misquitos, que son navegantes, disponen de 15 variantes lexicales para hablar del viento.

Cardenal contó que cuando era ministro de Cultura el educador brasileño Paulo Freire le había dicho que era deber preservar las lenguas indígenas porque para ellas la lengua era cosa de vida o muerte. Comentó que en una islita del Caribe se reunió con cuatro ancianos, los últimos hablantes de su etnia, quienes le pidieron que mantuviera viva su lengua en declinación. "La alfabetización de la revolución nicaragüense se hizo en cuatro lenguas. Pero después se frustró la revolución, murieron esos cuatro ancianos y su lengua se perdió para siempre".

COMO EL PUEBLO

Dijo que "el escritor debe escribir como habla su pueblo" y amplió el concepto en una rueda de prensa.

"La Biblia en griego utiliza lenguaje del pueblo. En el pasaje en el cual Jesucristo bendice a las prostitutas el Evangelio no lo menciona así: habla de publicanos y de putas. Así ha de hablarse para que el escritor y el pueblo tengan correspondencia". Y arrancó una carcajada cuando le preguntaron el papel de la poesía en la construcción de la libertad de América latina. "Bueno, depende del poeta. Si es Octavio Paz, no sé a qué clase de libertad vamos, ni a cuántos de nosotros nos incluye". (Corresponsalía Rosario).

Hernán Lazcano