Gastón Gori
Su fallecimiento

Falleció ayer a los 89 años en nuestra ciudad Pedro Marangoni, que se hizo conocido y permanecerá en la memoria de sus amigos y lectores con el seudónimo con que firmó sus libros: Gastón Gori. Nacido en Esperanza, en 1915, estudió en la Escuela Normal de Maestros de esa ciudad, realizando sus estudios universitarios de Derecho en la UNL. Radicado en Santa Fe, ejerció su profesión de abogado antes de dedicarse en pleno a la actividad literaria, a partir de 1940, cuando publica su ensayo sobre "Anatole France".

Frecuentó distintos géneros literarios, en el campo ensayístico le preocuparon hondamente los problemas sociales e históricos. Estudió así, con lucidez y rigor metodológico la problemática de la inmigración en nuestra región, centrándose especialmente en las peripecias y miserias que tuvieron lugar en la distribución y apropiación de las tierras públicas en distintas etapas históricas de nuestro país, como en sus estudios sobre las colonias Esperanza y Humboldt; en "Colonización suiza en la Argentina" (1947); "Ha pasado la nostalgia" (1950); "La pampa sin gauchos" (1952); "Familias colonizadoras" (1954); "El pan nuestro" (1958); "Diario del colonizador Enrique Vollenweider" (1958); "Tierra, inmigrantes y colonias" (1962) e "Inmigración y colonización en la Argentina" (1964). En estos libros Gori revela notables investigaciones sobre la entrega de campos a hacendados y agricultores, y analiza sin mistificaciones el trato que se dio a los extranjeros y a las colonias agrícolas. Son títulos que resultan base y bibliografía obligada en los innumerables estudios históricos, sociológicos y políticos que les sucedieron hasta el presente.

En 1951 aparece otro de sus ensayos capitales: "Vagos y mal entretenidos", y en 1965 la primera edición de "La Forestal: la tragedia del quebracho colorado", que permanece como un hito en los ensayos testimoniales y de denuncia sobre la explotación en los obrajes madereros del norte santafesino.

En el campo de la ficción también creó conmovedoras obras, que ganaron el favor de la crítica y de los lectores, como lo atestiguan las numerosas ediciones de "Y además era pecoso" (1945), la fuerza del realismo crítico de las novelas "El desierto tiene dueño", "La muerte de Antonini" (1956) y "El moro Aracaiquín", y las contundentes iluminaciones de los relatos compilados en "El camino de las nutrias" (1955) o "Pase señor fantasmas" (1976).

También en el género poético Gori supo dar cauce a una veta de singular inspiración lírica, con poemas que reunió en: "Bajo el naranjo" (1940), "Mientras llega la aurora" (1942), "Se rinden los nardos" (1946) o "Una vez la poesía", en colaboración con Fernando Birri (2000).

La obra de Gastón Gori mereció innumerables distinciones. Entre otras, el Premio Regional de la Comisión Nacional de Cultura; de la Asociación Santafesina de Escritores, el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores y miembro de la Academia Argentina de Letras.

Gastón Gori permanecerá en su memoria siempre como un ser amistoso, idealista, tolerante y solidario. Para quienes sólo pueden recurrir a sus libros, se abre a su disposición toda una biblioteca luminosa. Como él mismo avizoraba: "Viví en el planeta/ con mis hermanos/ y los vi, y los acompañé/ y aún los acompaño/ con mi verso,/ con mi prosa,/ y el fuego del alma". Los restos de Gastón Gori fueron inhumados hoy en Esperanza.