Héctor Tizón: "Estar en contra de Internet es como estar en contra del refrigerador"
El reconocido escritor jujeño, que fue uno de los expositores en la primera jornada del Congreso de la Lengua, habló de la tecnología, de los supuestos peligros del español, de la educación y, finalmente, claro, de literatura, en un hotel céntrico de la "cuna de la bandera".

Fue uno de los oradores en la apertura del III Congreso Internacional de la Lengua Española, que se desarrolló en Rosario entre el 17 y 20 de noviembre. Tuvo a su cargo la responsabilidad de representar al país, así como Carlos Fuentes habló por América y Francisco Ayala, por España. Tizón tomó el estrado tras la extraordinaria intervención del autor mexicano de "Contra Bush". Con alguna dolencia física (producto de las consecuencias de una operación cardíaca), que no sólo no ocultó, sino que comentó; con un tono intimista a lo largo de toda su exposición, sedujo a presentes y televidentes desde otro lugar. Su ritmo cansino, lejos de estridencias, acaso como reflejo de su Jujuy natal, define en parte a este hombre de 75 años. Allí, frente al mundo, dijo, entre otras cosas: "...la palabra salva las cosas del caos, es elección entre la vida y la muerte".

Palos a Pérez Esquivel

Unos pocos periodistas lo hallamos en la noche del jueves 18, sobre las 19.30, en el hall del hotel Plaza Real, donde se hospedaron muchos de los participantes del evento. Acodado en la mesa de recepción, Tizón dialogó tranquilamente con los cronistas, sin que ello signifique tibieza de juicio ni menosprecio de las ideas.

"(El Congreso de LaS LenguaS)... me parece una soberana tontería. Yo no respeto a los aventureros que embarcan a la gente en una cosa que no sienten", dijo, seguro, consultado acerca del denominado contracongreso inaugurado por el premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel. "El señor (Esquivel) no tiene la menor idea del mapuche, ni del quechua, ni del aymará, ni del guaraní, ni de ninguno. Tendrá idea del habla de la ciudad de Buenos Aires y nada más", arremetió.

El autor de "El jactancioso y la bella", que fue distinguido por Alfaguara por su último trabajo "No es posible callar", no anduvo con vueltas. "Yo soy un escritor nacido en una zona en donde sí existe una civilización aborigen", manifestó, como reafirmando su pertenencia a una tierra que se encuentra en contacto con aquellas otras lenguas que se mixturan con el castellano.

La palabra, revolucionaria

-Uno de los temas que más se trata en el Congreso es la relación que hay entre la población que tiene sus necesidades básicas insatisfechas y la posibilidad de acceso a la educación y la cultura. ¿Cuál es su posición a este respecto?

-Bueno, pero esto no se soluciona convirtiéndonos a todos en ignorantes. Este problema se soluciona liquidando las diferencias sociales, los regímenes socio-políticos injustos, pero no postergando una cosa en beneficio de la otra, porque vamos a descuidar las dos. Un periodista español me preguntaba: "¿Después de Auschwitz se puede escribir?" y yo le contesté que se debe escribir, porque, si frente al horror permanecemos silenciosos, nos convertimos en cómplices.

-Ernesto Cardenal hablaba en su conferencia de la palabra como una herramienta revolucionaria. ¿A usted le parece que es así?

-Si se la usa con respecto, la palabra es revolucionaria. Ahora, si uno anda con medias tintas y vueltas, lo que se está haciendo es prostituir la forma de hablar del idioma. Y, además, degenerándolo e introduciendo una deformación, una costumbre argentina, que son las palabrotas. No hay necesidad, uno lo ve: la gente trabajadora, los gauchos no son malhablados. ¿Por qué hay que serlo?

-¿Cuál le parece que es el futuro del español con respecto al avance de las nuevas tecnologías?

-Creo que, en sí, el avance de las nuevas tecnologías es positivo. No estoy en contra de Internet, porque me sonaría como estar en contra del refrigerador. Si se la usa como un auxiliar de la comunicación, porque en definitiva la literatura es comunicación, va a ser positivo. Para algunas cosas no se la puede usar. Por ejemplo, ¿cómo sonarían las cartas de amor de Flaubert en Internet?... No conmoverían a nadie.

Memorias literarias

-¿Podemos conocer qué está escribiendo ahora?

-Estoy trabajando en una especie de libro de memorias, pero no son memorias personales, son literarias, sobre escritores que conocí o de los que fui amigo. Algunos de ellos están un poco olvidados. Están Martínez Estrada, Italo Calvino, Borges y algunos poetas, muchos de los cuales es imposible encontrar en las librerías (nombra a Roberto Ledesma, "un excelente poeta" y a Vicente Barbieri).

-Hay un tema recurrente, que es la mención de Borges, en este congreso, como gran figura literaria. ¿Qué opinión le merece esto?

-Es tan importante que ya no se puede escribir, en castellano, como se escribía antes de que existiera Borges... Ha sido una gran influencia, a tal punto que hace poco un editor me invitó a escribir un cuento sobre el tango y yo ideé un final distinto para el cuento "Sur", de él.

¿Quién es?

Héctor Tizón nació en Yala, Jujuy, en 1929. Fue periodista y diplomático. Es abogado y juez de la Corte Suprema. De su numerosa producción pueden destacarse "A un costado de los rieles" (1960), "Fuego en Casabindo" (1969), "El jactancioso y la bella" (1972), "La casa y el viento" (1984), "La mujer de Strasser" (1997) y "Extraño y pálido fulgor" (1999).

Entre sus muchos reconocimientos se cuentan el de "Caballero de la Orden de las Artes y las Letras", que otorga el gobierno francés; el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores; el Gran Premio de Honor del Fondo Nacional de la Artes; el Premio Consagración otorgado por el Gobierno de la Nación Argentina; el Premio de los Dos Océanos otorgado en Biarritz a la mejor novela latinoamericana publicada en Francia; el Premio de Narrativa de la Academia Argentina de Letras, que lo cuenta entre sus miembros y, recientemente, los premios Konex de Platino y de Brillante.

Estanislao Giménez Corte

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