El reto del sector agrícola en la región
Por EL INSTITUTO DE ESTUDIOS ECONÓMICOS FUNDACIÓN LIBERTAD

El año en curso tendrá como desafío excluyente el sostenimiento de la rentabilidad del sector agrícola, en un escenario que se presenta poco alentador tanto a nivel local como internacional.

A nivel mundial, el perjuicio se aprecia en un brusco descenso en las cotizaciones de los principales commodities agrícolas producto de cosechas récord en los países con mayor producción, combinada con menores compras por parte de China, a partir de que su gobierno se ha fijado como objetivo de corto plazo enfriar parcialmente la economía para no sufrir perniciosas consecuencias inflacionarias.

En el plano doméstico, la pasividad del Estado a través del mantenimiento de los derechos de exportación en un momento complejo para el sector puede transformarse en un golpe de gracia para muchos productores.

En un año, la soja cayó un 34%, el trigo se contrajo un 29% y el maíz sufrió una merma del 35%, en tanto que las alícuotas de los derechos de exportación de los estos productos se encuentran entre un 20% y un 23%, que son niveles similares a los observados cuando el campo registraba una elevada rentabilidad en los años 2003 y 2004.

En este sentido, el régimen de retenciones -el cual tenía en su génesis la misión de financiar los planes Jefes y Jefas pero que luego se ha convertido en tributo clave para la sustentabilidad fiscal aportando al fisco entre $700 y $800 millones por mes los cuales no son coparticipables con las provincias -, actúa como un perfecto Impuesto a las Ganancias por su simplicidad y eficiencia en la recaudación.

Nuevo escenario

En este escenario económico no contaremos con aliados ocasionales como fueron:

* La devaluación, que triplicó el ingreso de la cosecha, dado que se sembró en pesos y se cosechó en dólares.

* Bajo ritmo de inflación de costos: estos sólo siguieron parcialmente la depreciación del tipo de cambio.

Los buenos tiempos quedaron atrás para el productor agropecuario y hoy se enfrenta a:

* Tendencia bajista del dólar: el dólar se deprime por efecto del canje y por el ingreso de divisas vía exportación.

* Incremento de costos de producción.

En la coyuntura, el productor agropecuario tiene dos socios ocultos: los fletes y el Estado. Estos dos participantes inevitablemente seguirán estando presente, por lo que este año la necesidad de ganar en eficiencia es un requisito de supervivencia.

En los últimos años, la eficiencia productiva (tranqueras adentro) fue el principal logro del productor. La utilización de modernas tecnologías ha permitido una mejor explotación de la tierra y, además, la introducción de nuevas especies cerealeras, el reemplazo de un cultivo por otro y la realización de rotaciones, han permitido alcanzar mejores rendimientos.

En la actualidad, el desafío apunta a la gestión de la empresa agropecuaria, principalmente desde el punto de vista del manejo administrativo, ya sea minimizando costos o capturando la fuerte oscilaciones de precios que registran los commodities agrícolas en los mercados internacionales a través de la utilización de coberturas en los mercados de futuros.

De que los miembros del sector agropecuario hoy asuman el desafío de no bajar los brazos ante un panorama adverso, hoy depende en gran medida el futuro del país. Este sector, desde hace mucho tiempo aunque se ha potenciado en los últimos años, adopta una importancia estratégica a nivel nacional por el efecto derrame que tiene en sus zonas de influencia y en las economías regionales.

El buen momento que atravesó el campo hasta mediados de 2004 generó externalidades positivas sobre las ciudades aledañas, lo que determinó el impulso de actividades económicas claves como por ejemplo la construcción.

De aquí en adelante debe existir, por parte del gobierno central, un reconocimiento al campo como dinamizador de la actividad económica nacional, y a partir de esto desarrollar políticas tendientes a favorecerlo, de modo que no se vea sumergido en una recesión que rápidamente pueda trasladarse al resto de los actores económicos.