Avances y retrocesos en la Educación Inicial

A partir de la implementación de la Ley Federal de Educación, que considera solamente la obligatoriedad de la sección de 5 años en el Nivel Inicial, se evidencia la falta de responsabilidad del Estado en la educación de niños de 0 a 4 años, población escolar que es subsidiada generalmente por el sector privado.

Esto contribuye a profundizar las brechas entre los diferentes alumnos; no existe igualdad de oportunidades para el ingreso y la permanencia en el sistema educativo; se perjudica a los niños más vulnerables, que debieran compensarse desde la más temprana edad con una educación mejor.

Con una buena propuesta didáctica se podrían evitar, en parte, la repetición de situaciones injustas, la exclusión, la expropiación del derecho a acceder a esa "plaza pública" que es el patrimonio cultural, lo compartido por todos.

Recordemos que la LFE destaca la función preventiva del Nivel Inicial, en cuanto a la detección temprana de niños con necesidades educativas especiales.

La verdad es que el seguimiento y la orientación necesarios se hallan obstaculizados por la falta de recursos financieros. Los programas focalizados para la atención privilegiada de estos niños que, en su mayoría, provienen de sectores en riesgo social son insuficientes e inadecuados.

Otra función del Nivel Inicial en el marco de la transformación educativa es la preparatoria. Preguntémonos cuáles y cómo han sido implementadas las políticas para favorecer el tránsito del educando por los distintos niveles del sistema educativo.

FORTALECER LA IDENTIDAD

La Ley Federal pone énfasis en preparar para la alfabetización.

Debemos reconocer la preponderante función del lenguaje en el desarrollo humano. Pero tenemos que situarnos en una postura crítica, desde un modelo socio-histórico. "El hombre tiene que saber defender sus ideales y la palabra da forma a su pensamiento. La palabra debe liberar y tener un bello sonido democrático para todos, no para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo".

Entre otras cuestiones, se plantea la extensión y revisión del currículo.

Esto requiere una comprometida y permanente capacitación por parte de los docentes. Es impostergable y urgente garantizar condiciones de gratuidad para el logro de este ambicioso propósito, ya que, hasta el momento, con las propuestas de capacitación desarticuladas y no legitimadas por los docentes no se ha conseguido el impacto esperado.

Por otra parte, es inaceptable que las regiones VIII y IX no cuenten con un supervisor de Nivel Inicial. La creación de estos cargos contribuiría a fortalecer la identidad del nivel y posibilitaría una continua relación entre diferentes niveles y modalidades. Se enriquecerían las acciones colegiadas imprescindibles para abarcar la complejidad de las problemáticas actuales, dando respuesta a las continuas demandas de los docentes. Hace poco tiempo, escuchamos sus voces en un Congreso Provincial de Escuelas Rurales y hemos comprobado, una vez más, que no pueden cubrir estas ausencias supervisores de otras regiones, que no disponen muchas veces de tiempo ni de viáticos.

Frente a las actuales circunstancias debemos preguntarnos:

¿Cómo acompañamos las potencialidades cualitativamente complejas de desarrollo de nuestros niños que buscan construir sus propios significados para poder pronunciarse en el mundo?

¿Podemos sostener algunas utopías si los gobernantes no crean un marco que asegure un modo de vida sostenible para todos, a partir de la inclusión de los pobres en el sistema de producción y distribución de bienes y servicios?

En principio, sabemos que los sectores de mayor pobreza necesitan una adecuada garantía de seguridad social, pero, además, y fundamentalmente, se debe preservar el derecho a la educación. Entonces... ¿Cómo asumir la función asistencial que cumple la escuela para que no vaya en desmedro de la función educativa, que es prioritaria e innegociable?

UN PAPEL DECISIVO

Desde la escuela debemos compensar las desigualdades de origen, enseñándoles más a los niños más desprovistos, más carecientes, a los que no tienen una familia, un hogar que los contenga, una cuota de felicidad que les dé luz, porque la infancia hace ya mucho tiempo que dejó de ser ese lugar donde cabía sólo la alegría.

Contamos aún con la capacidad de superación y de asombro de nuestros niños, su avidez por conocer, por descubrir ese territorio para ellos nuevo, que es el ambiente natural y social. Los docentes todavía podemos dejar huellas en esos niños, que serán los cimientos de la óptica con que mirarán el mundo.

Bernabé Tierno, en su libro "La fuerza del amor", asegura que: "En las primeras experiencias de aprendizaje, juega un papel decisivo la motivación intrínseca por el logro, como base de una adecuada adaptación escolar que permitirá éxitos personales y sociales en su vida adulta".

Mas, sería ingenuo o peligroso desconocer que, mientras hablamos de derechos humanos, grandes sectores de la población mundial demuestran total indiferencia por la educación humanista. Las potencias colonizadoras ejercen el terrorismo institucionalizado destruyendo a miles de personas, apropiándose de los bienes ajenos. Mientras tanto, nos confunden, evitando que nos organicemos para oponernos sistemáticamente a tanta masacre y sometimiento.

Nos quieren hacer creer que pertenecemos a un sub-continente, que sólo nosotros somos responsables por la devastación del planeta... Así, preparan a la opinión pública para justificar el usufructo de las tierras, el agua y la selva latinoamericanas. íQué hipocresía!

Aun así, ante tanto desaliento, es imprescindible acercarnos al pensamiento de Paulo Freyre, para sentir que es posible una pedagogía de la esperanza, porque la situación actual de la niñez nos demanda que otorguemos sentido a nuestras prácticas cotidianas. Que no perdamos de vista la dirección o intención que tiene lo que decimos y hacemos todos los días. Sólo es cuestión de mirar y mirarnos. Ver lo que pasa en nuestro país, en el mundo y, en consecuencia, hacer docencia, intentando mejorar nuestra sociedad.

En las instituciones, podrían concretarse algunas acciones colegiadas para la construcción de un proyecto curricular institucional democrático. Acordar principios generales como: respeto por los derechos humanos, libertad, aceptación del disenso, igualdad de oportunidades, calidad de vida, equilibrio y autoestima, defensa del medio ambiente, atención a la diversidad. Considerar a la enseñanza y a la evaluación como problemas éticos en los que juegan el querer, el saber y el poder. Promover la autogestión del alumno. El niño debe comprender sus procesos de aprendizajes.

Enseñemos más y mejor, comprometámonos con la tarea que nos convoca, para que toda comunidad pueda aspirar a la educación integral de sus hijos, desde el primer eslabón del sistema educativo, la Educación Inicial.

Con este esfuerzo compartido, quizás sea posible la "socialización política democrática" y la sociedad pueda cobrar más sentido.

Prof. Liliana M. GullinoSupervisora del Nivel Inicial