La ciudad de Santa Fe puede acceder a las facilidades otorgadas por el "Mecanismo de Desarrollo Limpio" (MDL), establecido por el Protocolo de Kioto para facilitar a los países desarrollados el cumplimiento de las metas de reducción de los gases de efecto invernadero (Geis) apoyando económica y tecnológicamente a los países en desarrollo que lleven a cabo proyectos que logren una disminución en la emisión de esos gases.

El Protocolo de Kioto fue firmado por la mayoría de las naciones del mundo en 1997 en la 3ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP3). Esta convención existe por las fundadas evidencias del cambio climático provocado por la excesiva emisión de gases de efecto invernadero en la actividad humana, cuyas consecuencias obligan a la humanidad a una rápida reacción en la mitigación de los gases y a acciones de adaptación al cambio.

Por el mecanismo para un desarrollo limpio (MDL), los países en desarrollo -como Argentina- pueden ejecutar proyectos que signifiquen una reducción en la emisión de los Geis, obteniendo certificados de reducción de emisiones vendibles a países desarrollados, dentro de lo que se conoce como "mercado de carbono". Este mecanismo ha sido cuestionado por el Centro de Protección a la Naturaleza y otras ONGs ambientalistas, porque significa otorgar derecho a seguir contaminando a los países que representando el 20% de la población del planeta consumen el 80% de los recursos y emiten un porcentaje similar de gases contaminantes. Además, es usado inescrupulosamente para hacer negocios pues muchos de estos proyectos, aunque logren reducción de emisiones, no garantizan la sustentabilidad ambiental.

Hay proyectos de gestión de residuos que disminuyen o controlan la emisión de gas metano pero pueden emitir otros gases contaminantes (el caso de los incineradores), o que queman el metano en los rellenos sanitarios, con lo que además de emitir contaminantes, significan la pérdida de recursos naturales depositados como residuos orgánicos, y mantienen el alto costo económico, ambiental y social que representa no reducir la cantidad de basura que llega a estos rellenos. Por ello, a pesar de los cuestionamientos podemos aceptar la posibilidad de obtención de estos recursos económicos y usarlos de manera que ofrezcan el máximo beneficio a nuestro país, neutralizando sus efectos negativos.

La ciudad de Santa Fe puede participar en distintos proyectos en este mercado de venta de bonos de carbono. Uno de los más interesantes es el que resulta del manejo de residuos, pues la parte orgánica de la basura en el relleno sanitario genera buena cantidad de metano. El metano puede recogerse a posteriori, pero este procedimiento genera otros gases contaminantes y significa pérdida de recursos. Separando la parte orgánica y tratándola de manera que no genere metano (mediante compostaje aeróbico) o que genere metano sin contaminantes (mediante biodigestores) se obtienen variados beneficios: en primer término, el objetivo buscado que son los certificados de emisión, con los que se reciben los recursos económicos para llevar a cabo una gestión ambientalmente sustentable de residuos. Como consecuencia, disminuye substancialmente el tonelaje de basura que deba ser tratada en el relleno sanitario (disminuyen los costos de explotación y la contaminación y aumenta el tiempo de uso del relleno) y aumenta la cantidad y calidad de la parte reciclable (aumentan los recursos económicos). También disminuyen las enfermedades derivadas del mal manejo de los residuos, mejorando la capacidad de atención de los hospitales públicos. Finalmente, se destaca que el ahorro obtenido en las distintas etapas se debe destinar a cambiar el modo de vida de quienes hoy encuentran una salida económica en el cirujeo. Los recolectores informales no pueden ni deben subsistir de y en la basura en las condiciones actuales, y este mecanismo puede otorgar los recursos para lograrlo.