Después de tres meses de proceso
Un tribunal español condenó a Scilingo a 640 años de cárcel
La Justicia lo encontró responsable al ex marino argentino de delitos de lesa humanidad, detenciones ilegales y torturas. La sentencia efectiva en prisión será de 30 años. Un fallo que no tiene precedentes.

Agencia AFP

La Justicia española condenó hoy al ex capitán de corbeta argentino Adolfo Francisco Scilingo a 640 años de cárcel por los delitos de lesa humanidad, detención ilegal y tortura durante la pasada dictadura argentina (1976-83), anunció el tribunal que lo juzgó en la Audiencia Nacional.

Scilingo, primer ex represor del régimen militar juzgado en su presencia fuera de su país, escuchó la sentencia dictada por el tribunal que presidió el juez Fernando García Nicolás.

El tribunal lo condenó "como autor responsable de un delito de lesa humanidad, primero con causación de 30 muertes alevosas, a 30 penas de 21 años de prisión por cada una de ellas, segundo por también realización de detención ilegal, a la pena de cinco años de privación de libertad, tercera por causación de tortura grave igualmente a la pena de cinco años de privación de libertad", según la sentencia leída en público por el magistrado ponente.

La sentencia efectiva será de 30 años, de acuerdo con el Código Penal vigente en 1973, de los que Scilingo ya ha efectuado cuatro, aclaró luego el presidente del tribunal.

Satisfacción

Los abogados de las acusaciones popular y particular acogieron con "mucha satisfacción" un juicio y una sentencia que calificaron de "históricos". Sin embargo, emitieron reservas porque el ex militar no fue condenado por el delito de genocidio.

Al finalizar la visita y cuando se retiraba el público, compuesto por un centenar de personas incluyendo a unos 30 periodistas, una voz gritó "asesino, púdrete".

El ex marino, de 58 años, estuvo destinado poco más de un año durante la dictadura en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los mayores centros clandestinos de represión y desaparición de personas durante el régimen militar.

Scilingo había llegado a España en octubre de 1997 para confesar ante el juez español Baltasar Garzón su participación en dos vuelos de la muerte, durante los cuales dijo haber arrojado vivos al mar a unos 30 detenidos de la ESMA. Los 30 asesinatos por los que fue condenado el martes se refieren a estas 30 personas.

Ante Garzón, el ex marino describió el funcionamiento del centro, admitió haber participado en los temidos grupos de tareas y afirmó que en ese campo de concentración había una sala de partos donde nacían bebés de detenidas que eran robados y entregados a familias de marinos.

Sin embargo, meses después y durante el juicio, se retractó.

Durante el juicio, que comenzó el 14 de enero y finalizó el 10 de marzo, Scilingo sólo reconoció haber visto de pasada a una chica embarazada e insistió en que nunca integró los grupos de tareas, que sólo era "un electricista" y que todo lo que dijo ante Garzón y antes en Argentina estuvo motivado por su "odio" al ex almirante Emilio Massera.

Breve historia de un arrepentido

Adolfo Francisco Scilingo, ex oficial de la Armada argentina condenado hoy en España a 640 años de cárcel por crímenes contra la Humanidad durante la dictadura militar, nació en Bahía Blanca, Argentina, el 28 de julio de 1946.

Militar de vocación, casado y con cuatro hijos, Scilingo ingresó en la Marina a los 17 años, y al cumplir los 30, como capitán de corbeta, fue trasladado a la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA), donde estuvo destinado un año.

Allí conoció las torturas que se aplicaban a los opositores detenidos, llegando incluso a participar supuestamente en dos "vuelos de la muerte", en junio y agosto de 1977, en los que fueron lanzados en alta mar una treintena de presos políticos.

Según confesó inicialmente el propio Scilingo -que se desdijo después-, los presos eran anestesiados y trasladados en aviones de la Marina de Guerra y de la Prefectura Naval, para ser arrojados desnudos y aún vivos al océano Atlántico.

Su esposa, Marcela Vallés, reveló que los problemas de conciencia llevaron a su marido a abusar del alcohol y de los tranquilizantes durante años, por lo que en 1986 solicitó el retiro de la Marina.

En 1994 decidió contar sus experiencias al periodista argentino Horacio Verbitsky, lo que produjo una gran conmoción en el país.

En junio de 1995 fue llamado a declarar en Mar del Plata, ante el juez Daniel Vázquez, sobre la suerte de 166 desaparecidos, y en julio de 1996, al enterarse del proceso abierto en España por Baltasar Garzón por los crímenes de la dictadura argentina (1976-1983), se puso a disposición del juez español.

El ex militar llegó a España el 6 de octubre de 1997 acompañado de su abogado y al día siguiente prestó declaración ante Garzón.

El juez dictó su ingreso en prisión al admitir su participación en dos "vuelos de la muerte", decisión que fue recurrida por la Fiscalía y la Defensa por considerar que la Justicia española no era competente para juzgar los crímenes de la dictadura argentina.

En enero de 1998, salió en libertad provisional con la obligación de comparecer semanalmente y en noviembre de 1999 Garzón le comunicó su procesamiento junto a otros 98 militares argentinos por los delitos de genocidio, terrorismo y torturas.

Fue el 31 de julio de 2001 cuando Garzón decretó la prisión preventiva para Scilingo dado el riesgo de fuga, y dos años después cuando la Audiencia inició los trámites para juzgarle.