Un centenario casi desapercibido

EFE

Los peruanos apenas recordaron el centenario del nacimiento del gran poeta vanguardista Carlos Oquendo de Amat, autor de "Cinco metros de poemas" y muerto en un sanatorio para tuberculosos en las alturas españolas de Guadarrama.

El centenario del poeta, nacido en la ciudad sur andina de Puno en 1905, ha pasado, sin embargo, prácticamente desapercibido para las autoridades del país y sólo ha sido recordado en breves reseñas aparecidas en pocos diarios limeños.

Oquendo de Amat, que murió a los 31 años, es autor de una de las grandes obras del vanguardismo hispanoamericano, al haber dado a la imprenta en 1929 "Cinco metros de poemas", su único libro y obra basal de la poesía peruana, junto con "Trilce" de César Vallejo.

Ese poemario reúne los recursos técnicos y experimentales de la vanguardia de principios del siglo XX con un lenguaje lleno de "ternura y tersura en versos luminosos", según comentó el diario limeño El Comercio.

El poemario tiene la característica de desplegarse en páginas como un acordeón, que alcanzaron en su primera edición los 6,20 metros de largo y un formato de 21,5 por 21,5 centímetros.

Oquendo de Amat fue hijo de un médico peruano con estudios en París que, al volver a Puno, fomentó las ideas de la modernidad en esa ciudad, por entonces cosmopolita, al ser paso obligado del comercio entre Buenos Aires y los puertos del Pacífico.

El poeta estudió, posteriormente, en el Colegio Guadalupe de Lima y recopiló una famosa e inédita "antología poesía no publicable" que lo llevó a decir que sólo se debía publicar la poesía que no figuraba en ese catálogo.

Añadió, por supuesto, que la suya no se ubicaba "en ninguna de las dos".

Tras la muerte del padre en 1918, sufrió gran pobreza, a pesar de lo cual se dio tiempo para editar la revista literaria Poliedro y militar en el Partido Comunista, lo que le valió la persecución y el encarcelamiento por el régimen del dictador Augusto B. Leguía.

Oquendo de Amat logró viajar durante sus últimos años de vida. Pasó por Panamá, donde sufrió maltratos físicos; México, donde padeció la indiferencia; y luego cumplió su sueño de conocer su admirada París.

Llegó después a Madrid, ya en tal mal estado por la tuberculosis que el consulado peruano lo internó en una clínica de la sierra de Guadarrama, donde murió el 7 de marzo de 1936.

Cinco metros de poemas

El paradero de su tumba fue durante décadas una de las grandes incógnitas de la literatura peruana, hasta que su compatriota Carlos Meneses la ubicó, afectada por los bombardeos de la Guerra Civil española.

Mario Vargas Llosa, en su discurso de recepción del premio Rómulo Gallegos de 1967, por "La casa verde", recordó al poeta al decir que era "un joven que había leído con fervor los primeros escritos de Bretón" y que murió "en las sierras de Castilla, en un hospital de caridad, enloquecido de furor".

"Dejaba en el mundo una camisa colorada y `Cinco metros de poemas' de una delicadeza visionaria singular. Tenía un nombre sonoro y cortesano, de virrey, pero su vida había sido tenazmente oscura, tercamente infeliz", comentó el laureado escritor peruano en ese discurso, llamado "La literatura es fuego".