Encuentro Nacional de Títeres

Para avivar la magia del fantoche

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"El títere nació con el primer deslumbramiento del primer amanecer... Cuando el hombre vio por primera vez su sombra. En ese momento descubrió que era él mismo, pero a la vez no era él. Por eso, el títere, al igual que su sombra, vivirá siempre con él y morirá con él". Javier Villafañe.

¿Qué magia prodigiosa ha hecho que el títere sobreviviera a través de los siglos? ¿Qué ha permitido que se renovara, se transformara y apareciera nuevo y eterno con su espíritu común a todas las razas, a todas las latitudes, sin que fuera extranjero en ningún lugar? Se dice que el hombre no ha inventado el títere, sino que lo ha descubierto en la medida en que ha necesitado descubrirse a sí mismo.

El hombre, desde niño, juega. Y luego, diferentes pautas socio-culturales anulan y bloquean ese jugar al llegar a adulto. El niño tiende a deshumanizar, prefiere la representación de las cosas a las cosas mismas. Para el niño, el verdadero caballo no es de carne y hueso, sino el caballo de la calesita, o en todo caso, el palo de escoba que siempre será más brioso, más elegante y mucho más fiel que el de verdad.

El niño vive un mundo de sueños maravilloso. Está tocado por la gracia inefable de la poesía y conoce el lenguaje de las flores, de los pájaros, los objetos inanimados. Las cosas reales, exactas, no le interesan porque no le dejan margen para soñar. Por eso, está continuamente sustituyendo lo verdadero real por lo verdadero ideal. Éste es el espíritu del niño y éste es el espíritu del títere. De ahí, esa identificación total, ese entendimiento mutuo y esa encantadora familiaridad con que se tratan títere y niño. Sólo él sabrá descubrir el secreto y desentrañar el misterio del fantoche, que es su propio misterio.

Para alimentar esa magia entre los niños santafesinos es que nació el Encuentro Nacional de Títeres 2005 en Santa Fe, organizado por el Teatro de La Abadía, el Grupo Bonifrates y la Secretaría de Cultura de la Provincia, en el marco de la programación prevista por los cien años del Teatro Municipal 1° de Mayo de esta ciudad. Del 13 al 18 de este mes, los retablos recorrerán los barrios y el centro, para acercar los títeres a los niños.

El retablo viajero

"El espectáculo titiritesco ofrece al niño distintas lecturas -dice Marjorie H. Batchelder-. Ya no es el niño espectador. El espectáculo titiritesco le brindará los elementos necesarios para ser partícipe del mismo, resolviendo los distintos `conflictos' que la obra proponga, además de poner delante de él pautas de artes plásticas, música, movimiento, y por sobre todo, felicidad".

"Por diferentes motivos, dentro de los cuales se encuentra el económico, nuestra ciudad no es sede de un Encuentro de Títeres amplio y participativo desde hace muchos años -explican los organizadores-. De allí esta iniciativa del Teatro de La Abadía y el Grupo Bonifrates, con el decisivo apoyo de la Secretaría de Cultura de la Provincia y la predisposición de la Secretaría de Promoción Comunitaria. La apertura será el lunes 13, a las 9.30, en el Centro Cultural Provincial".

Este encuentro será itinerante. Los elencos recorrerán durante una semana más de 30 lugares de la ciudad, donde no es habitual la presencia de un espectáculo titiritesco: Centros de Acción Familiar, Hospital de Niños, vecinales, escuelas, centros culturales barriales, museos, hogares y otros espacios alternativos.

"En estos lugares recibirán con los brazos abiertos a los títeres y a los titiriteros que llegarán desde distintas provincias, rescatando el carácter popular y social del teatro de títeres y brindando, de esta manera, la posibilidad a miles de niños y adultos de presenciar espectáculos de primer nivel", destacaron.

"Las temáticas de los espectáculos están inspiradas en historias, leyendas y tradiciones basadas en valores éticos y solidarios -apuntaron-, manteniendo vigentes las características lúdicas y educativas del teatro de muñecos".

Desde el encuentro con el fuego

"Desde tiempos remotos, el hombre conoce al títere. Claro que no se llamaba así; claro que no tenían las formas que hoy conocemos. Se sabe, se piensa, se dice, que nuestros amigos animados nos acompañan desde las cavernas. Pues sí, se presupone que los primeros hombres -pensantes, claro-, estando delante del fuego, descubrieron unas sombras proyectadas sobre las paredes rocosas. Terror causó y más de uno perdió algún garrote intentando aniquilar a su etéreo y luminoso enemigo. Pero a fin de cuentas se dio por vencido, y descubrió que dichas sombras provenían de su encuentro con el fuego: así nace la primera voluntad de animación. Por ello consideramos que ése fue el momento primigenio del arte de los títeres. Un momento sagrado, si se tiene en cuenta que el fuego lo era, y la noche también. Porque de noche venían los espíritus, habitaban las almas y, luego, bajarían los dioses", explicaba Ricardo Lista en un reportaje de la revista Desguace Teatro.

"Así, tenemos derecho a pensar que hoy el símbolo de un títere, sea cual sea, activa fibras muy sensibles en nuestro cerebro; nos comunica con algo que está mas allá de nuestro entendimiento. Es un atavismo, como el fuego, como la sangre o el garrote -sostiene Lista-. Y, íqué interesante!: el fuego dio nacimiento a este encuentro; la sangre, transportadora de vida y el garrote, fiel compañero del títere, sobre todo de esos muñecos de los siglos XVI, XVII, XVIII Y XIX, grotescos seres que copiaban y ridiculizaban las miserias humanas; y también sus bondades, ¿por qué no?".

Ritual de los ancestros

En América, los indios utilizaban títeres en las ceremonias religiosas mucho antes de conocer al hombre blanco. En 1524 llegó el primero de la larga lista de titiriteros que traerían a este continente las distintas clases de fantoches europeos. Un viejo poeta y titiritero se hizo presente en el Río de la Plata hacia 1790: John Werdenell, hijo de un comerciante inglés y admirador de la obra de Cervantes.

En 1830 se abre la primera sala para teatro de títeres en el barrio de Retiro. Pero el arte de los títeres en nuestro país es relativamente joven. En el año 1933, la llegada de Federico García Lorca al país marca un hito. Según Héctor Di Mauro, titiritero cordobés con más de 60 años de oficio, "el paso de Lorca por Buenos Aires les hizo mucho bien a los pocos titiriteros de ese momento, ya que tuvieron las puertas abiertas en muchas partes, puesto que, si el gran poeta granadino amaba los títeres, escribía para títeres y los manipulaba, éstos adquirían jerarquía artística y aquéllos, respeto por la actividad. Antes de Lorca, en algunos ámbitos se decía que los títeres era un arte menor".

Eran asiduos concurrentes a las funciones los escritores Pablo Neruda, Raúl González Tuñón, Conrado Nalé Roxlo, Oliverio Girondo. Y es a partir de esta época que nació la primera generación de titiriteros argentinos, entre los que se destacan el maese Javier Villafañe, José Pedroni, Enrique Wernike, Manuel Castilla, Ariel Bufano, Sarah Bianchi, Mané Bernardo y demás titiriteros, que afirmaron y difundieron el teatro de títeres en el país y el exterior.

Hoy existen muchas escuelas de títeres en todo el país e innumerables elencos que recorren pueblos y ciudades con su teatro a cuestas.

Un espacio mítico

Para los santafesinos que aman los títeres, la mención de "El Retablillo del Maese Pedro" evoca un espacio mítico, un pasado mágico y real al mismo tiempo. Fernando Birri junto a un grupo de amigos, gestó este teatrillo que levantó por primera vez su telón en una escuelita pobre de Guadalupe el 25 de diciembre de 1942. A esa primera función se sucedieron muchas más durante por lo menos 7 años, donde encontraron espacio plásticos, poetas y literatos: Jorge Planas Casas, Carlos Ragone, Miguel Brascó, Ricardo Supisiche, Agustín Zapata Gollán, Enrique Strada Bello, Gastón Gori y Leopoldo Chizzini Melo, por sólo nombrar algunos.

Con los años, fueron sumándose elencos, dependientes de organismos estatales y grupos independientes que escribieron la rica historia de los títeres en Santa Fe: el Taller de Muñecos de la Secretaría de Cultura de la Provincia, fundado por Domingo Sahda; el Teatro de Títeres Municipal; Oscar Thiel con sus marionetas y luego su hijo, Guillermo; los festivales y encuentros de la Unima; Osvaldo Maggi; Matías y Fabián Rodriguez; Oscar y Cristina Caamaño; Florentino Sánchez; Jorge Delconte; Nidia Maidana, Gabriela Almirón; el grupo Puro Teatro; Bonifrates y tantos otros que continúan deleitando a niños y adultos con la magia de los títeres. Y que en este encuentro nacional volverán a alimentar la magia.

Para elegir

En este Encuentro Nacional de Títeres participarán los siguientes elencos: En escena, de San Nicolás (Buenos Aires), con "Jacinto, el pescador, mira al diablo desde el rincón"; La Perdiz, de La Plata, con "Y con ustedes ílos títeres!"; Títeres del Bonete, de Tandil (Buenos Aires), con "De todo en una valija..."; El Retablo de Guillermo (Capital Federal), con "3 obras 3"; La Guarapa, de Mendoza, con "Cachete"; Teatro El Sombrero, de La Plata, con "Ensalada mixta". Por nuestra ciudad estarán el Teatro de Títeres Municipal, con "Inodoro Pereyra, el renegáu", y Guillermo Thiel con "El vendedor de globos". En tanto, Oscar Caamaño dictará una charla sobre la Historia del Títere en la sala El Retablo.

Además de la programación de espectáculos, habrá talleres de capacitación en el Teatro de La Abadía, desde el miércoles 15 al viernes 17, de 19 a 21, dictados por integrantes de los grupos El Sombrero, de La Plata, y La Guarapa, de Mendoza. Tendrán la modalidad teórico-práctica y están destinados a docentes y público en general, sin necesidad de conocimientos previos. Se abordarán conceptos de dramaturgia, puesta en escena, construcción y técnicas de manipulación. Se entregarán certificados.

Organizadores del Encuentro Nacional de TíteresRevista Nosotros