La consulta enfrenta a católicos y laicos
Italia vota ley de fecundación asistida
Unos 50,2 millones de italianos deberán pronunciarse a favor o en contra de la modificación de la ley sobre la reproducción asistida tras una dura campaña que dividió a los católicos y a la clase política por la abierta toma de posición del nuevo Papa a favor de la abstención.

Más de 50 millones de italianos están llamados a las urnas para participar mañana domingo y el lunes en un referéndum sobre los límites de la fecundación asistida, que durante las últimas semanas ha polarizado el debate político en el país.

Como sucedió en su momento con las leyes del divorcio y el aborto, la consulta enfrenta a católicos y laicos, incluso más allá de las alianzas políticas, y su suerte se juega sobre el índice de participación más que sobre la preponderancia del sí y del no.

Al tratarse de un plebiscito convocado -tras la recogida de cuatro millones de firmas- para derogar una ley aprobada por el Parlamento, la normativa vigente exige que para que sea válido acudan a votar la mitad más uno de los censados.

Por esta razón, los partidarios de que siga vigente esa ley, considerada la más restrictiva de Europa, han apostado abiertamente, con la Iglesia católica a la cabeza, por la abstención, que ha hecho fracasar los últimos cinco referéndum celebrados en Italia.

De esa manera, suman a su iniciativa a los que habitualmente no votan y obligan a los que combaten el texto legal en discordia a un esfuerzo añadido, que tratan de compensar con masivos mensajes SMS y un voto madrugador para empujar a los indecisos.

Los primeros datos del voto en el extranjero señalan que sólo un 20,2 por ciento de los censados fuera de Italia han ejercido su derecho.

El Tribunal Supremo rechazó una única pregunta para derogar en su totalidad la ley de fecundación asistida, pero admitió cuatro consultas concretas sobre otros tantos aspectos de esa normativa, por lo que serán cuatro las papeletas a introducir en las urnas.

Las demandas hacen referencia a los capítulos que prohíben la investigación con células madre y la donación de semen y óvulos a personas ajenas a la pareja, que obligan a limitar a tres el número de embriones que se puedan fecundar y que equiparan los derechos jurídicos del embrión con los de la persona nacida.

Encendido debate

En torno a los límites fijados por esos vetos y esas obligaciones ha girado un encendido debate, al que han contribuido con sus golpes de efecto los "tránsfugas" ilustres de los dos bandos y la decidida y activa participación de la jerarquía católica.

El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), el cardenal Camilo Ruini, se ha convertido en uno de los principales adalides de la abstención, a la que también se ha sumado con varias declaraciones expresas el papa Benedicto XVI.

La intervención de la Iglesia en la campaña del referéndum ha desenterrado un viejo contencioso de la vida pública italiana: la influencia del Vaticano y su alargada sombra sobre sus disquisiciones políticas.

Los defensores del "sí", el Partido Radical del veterano Marco Panella y el grueso del centroizquierda en la oposición, han encontrado un poderoso aliado en el ministro de Exteriores y líder de Alianza Nacional, Gianfranco Fini, que votará en contra de la coalición gubernamental que aprobó la ley.

El jefe de la diplomacia italiana ha acompañado su anuncio, que le ha valido un conato de crisis en su partido, de una crítica a la abstención como posicionamiento político, más aún cuando la defienden cargos institucionales.

El Fini del centroizquierda ha sido el líder de La Margarita, el ex radical alcalde de Roma Francesco Rutelli, aunque su declaración de que no acudirá a las urnas no ha tenido la misma trascendencia y repercusión.

Al lado de los que votarán "sí" para derogar los cuatro artículos de la ley de fecundación asistida que, por separado, se someten a referéndum, se han alineado los científicos más relevantes del país, entre ellos los Premios Nobel Rita Levi Montalcini y Renato Dulbeco.

Quienes han preferido mantenerse al margen, sin explicar sus preferencias, han sido los líderes de las dos grandes coaliciones, el primer ministro, Silvio Berlusconi, que todo apunta a que se abstendrá, y el ex presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, que ha dicho que votará atendiendo a su conciencia de católico.

La posición de Benedicto XVI

El respaldo dado por Benedicto XVI a los defensores de la actual ley, fue recibido por algunos sectores como una "injerencia" del Vaticano en los asuntos italianos y despertó un verdadero debate nacional sobre la rígida ley que defiende los derechos del embrión como si se tratara de un ser humano.

La jerarquía de la Iglesia Católica, que considera la ley como el mal menor, se movilizó con todo su poder a favor de la abstención y las varias intervenciones del pontífice sobre el tema terminaron por transformar el referéndum en una prueba sobre la autoridad e influencia del nuevo Papa.

Si el referéndum no logra la participación del 50 % más un voto exigido, la Iglesia italiana podrá cantar victoria e impulsará al pontífice alemán en sus batallas bioéticas.

La ley, adoptada por el Parlamento en el 2004, entre las más restrictivas de Europa, reglamenta la reproducción asistida y podrá ser modificada en cuatro artículos.

Los electores deberán decidir sobre cuatro puntos conflictivos: la prohibición de usar para la ciencia embriones ya congelados y destinados a la destrucción, la prohibición de utilizar óvulos o espermatozoides de donantes ajenos a la pareja, la mención a los derechos del embrión, considerada una vía para restringir el aborto, y la prohibición de crear en vitro más de tres embriones a la vez.

El único que guarda silencio por ahora es el jefe de gobierno Silvio Berlusconi, quien confesó que aún no ha decidido qué hacer. Su mujer, Verónica Lario, tiene las ideas claras: cuatro veces "sí".

EFE