Irregularidades estudiantiles en la Fuba

Según información disponible, en numerosos centros de estudiantes de la Universidad de Buenos Aires no habrá elecciones de renovación de comisión directiva. La decisión, en la mayoría de los casos, tiene que ver con denuncias sobre fraude o irregularidades, decisión que violenta la exigencia de elegir anualmente a las autoridades que conducen al movimiento estudiantil de la universidad más grande del país.

Desde hace unos años la FUBA está conducida por grupos de izquierda, razón por la cual estas agrupaciones deberán hacerse cargo de las denuncias sobre fraude y corrupción. Hasta el año 2001 el movimiento estudiantil de esta universidad fue conducido por Franja Morada y, también en este caso, abundaron las denuncias sobre corrupción e irregularidades administrativas.

El manejo discrecional de fondos públicos, la selección arbitraria de docentes, el reparto de cargos rentados, la manipulación de los concursos y las presiones y amenazas a quienes no piensan igual, se están transformando en una constante, lo que ha permitido que cierto periodismo compare con aire risueño a los actuales dirigentes estudiantiles con los más envilecidos y corruptos burócratas sindicales.

Lo que más llama la atención, en este caso, es que ahora los destinatarios de las críticas son dirigentes de izquierda, y llama la atención porque pocas veces esta izquierda ha tenido oportunidad de conducir instituciones y, cuando lo hace, pareciera reproducir los vicios que criticaba cuando militaba en la oposición.

Asimismo sorprende de modo desagradable que conductas de este tipo sean practicadas por dirigentes estudiantiles, ya que siempre se pensó que, incluso con sus errores y excesos, los militantes estudiantiles estaban motivados por un idealismo que merecía respeto. Hoy, este pasado virtuoso parece estar sepultado en el altar del pragmatismo. La carrera política y alcanzar una función rentada parecen ser los ideales de muchos de ellos.

Si en algunos centros estos hábitos se asociaban por lo general con grupos que blandían la tradición de Yrigoyen, y en otros centros se invocaba la figura de Perón; en la actualidad, y muy en particular en la UBA, la máscara de la corrupción y los vicios tiene los rasgos de Marx, Lenín, Trotsky y, hasta el propio Guevara. Los ideales de la izquierda parecen someterse hoy a los rigores de los beneficios prácticos y los contenidos políticos han degradado en publicidad o en vacuas manifestaciones ideológicas.

Así las cosas, pareciera que ciertas prácticas venales incluyen no sólo a políticos tradicionales y a funcionarios inescrupulosos, sino también a quienes en algún momento se identificaron con los paradigmas del idealismo.

Habrá que seguir con atención el desarrollo de los acontecimientos, pero lo que está claro es que la tradición de la Reforma Universitaria ha sido traicionada y que sus banderas podrán ser muy válidas en tiempos de gobiernos de fuerza, pero da la impresión de que con la recuperación de la democracia la política estudiantil no pudo eludir algunos vicios de vieja raíz y amargo presente.