Era una semana que había comenzado bien para la producción. La Universidad Nacional del Litoral había suscripto un convenio con Bioceres SA -sociedad integrada por productores que hacen aportes económicos- para el financiamiento de las experimentaciones en el campo de la biotecnología, que lleva adelante el equipo que conduce la Dra. Raquel Chan, en la Facultad de Bioquímica.

Chan está detrás de un proyecto que, de resultar tal cual su hipótesis, revolucionará la agricultura. Habrá que esperar.

Por otro lado, empresarios piamonteses nucleados en Eurofidi, pertenecientes al Eurogroup, avanzaron con la provincia para crear una sociedad de garantías recíprocas orientada a apoyar a las Pymes que tomen créditos.

Este entendimiento, comenzado un año y medio atrás, va camino a tomar cuerpo en una alianza estratégica que no sólo comprenderá garantías financieras sino una complementación en los negocios comerciales entre Pymes italianas y santafesinas.

Es decir, las cosas venían bien hasta que el viernes se confirmó la resolución N° 406 del Ministerio del Economía de la Nación, que elevó las retenciones a las exportaciones de leche de un 5 al 15% y de quesos duros del 5 al 10%. Decimos confirmó porque las entidades del campo venían alertando la intención del gobierno de disponer esa suba al tiempo que los medios oficiales la desmentían sistemáticamente.

La medida resulta un duro golpe para la lechería santafesina que estaba tomando un sesgo exportador; decididamente se inclinó la balanza por las empresas que sólo se manejan con el mercado interno. El tambero santafesino, después de años de crisis, estaba recuperando rentabilidad en su negocio al recibir un valor superior a los 50 centavos del dólar por kilo de grasa.

Pero más allá de la incidencia económica de la resolución, se debe analizar el tema desde la perspectiva política. Acuciado por las elecciones que pretende ganar en octubre, la inflación se ha convertido en uno de los principales problemas a resolver por parte de la gestión de Néstor Kirchner.

El propio gobierno nacional viene manteniendo un dólar alto para que se exporte pero Economía, al mismo tiempo, saca su tajada gravando a quien busca nichos en negocios fuera del país: no sólo los cereales, los aceites, los productos lácteos, sino también la frutihorticultura.

Y los recursos por retenciones no se coparticipan. Se estimaba que por exportaciones de productos de origen agropecuario (denominadas MOA), Santa Fe terminaría transfiriendo al erario nacional, a fines de 2005, unos 1.200 millones de dólares por retenciones. A esa cifra habrá que sumarle, ahora, lo que arrime en más la lechería. Daniel Costamagna arriesga unos 30 millones de dólares más.

Estos recursos no vuelven a Santa Fe por más que se indique que con ello se financia infraestructura y los planes sociales en la provincia.

Políticamente, ¿cómo ha quedado el gobierno con el sector lechero que había aceptado retrotraer los precios al acuerdo del 22 de marzo pasado?

¿Qué le aporta a Santa Fe el alineamiento automático que hace Jorge Obeid con Néstor Kirchner? ¿Para qué se realizó la reunión en el Ministerio de la Producción entre el sector tambero y los industriales procurando un acuerdo, si ya había decisión tomada de aplicar nuevas retenciones? Una vez más volvió el doble discurso.

Vino a la memoria de esta periodista el discurso de Cristina Fernández de Kirchner en el cierre del Congreso Mundial de la Lengua Española realizado en Rosario, que versó sobre el valor de la palabra empeñada y cumplida, en un tramo de ese mensaje en el que aludió a la realización del evento a pesar de los avatares que había pasado el país entre su aceptación como sede y su concreción.

El valor de la palabra empeñada... ¿Cuántas dudas quedarán ahora en el sector productivo santafesino? Habrá que reflexionar bien antes de tomar una decisión electoral en octubre respecto de este gobierno y preguntarse: ¿qué es lo que se defiende? ¿Cuál es su política de largo plazo para el sector agropecuario que levantó el país?

Mientras el mundo occidental, en el plano político, da una gran batalla contra el terrorismo y, en la faz económica, sustenta su economía, en las exportaciones haciendo frente a la competencia de China e India -con valores laborales más bajos-, el gobierno argentino se empeña en volver la mirada hacia la década de los '70.

La euforia de las poses fotográficas con Kirchner no resolverá las dudas. Al justicialismo -enrolado en el Frente para la Victoria- le será cada vez más difícil encontrar un mensaje convincente en un camino con tantos pliegues, para las elecciones de octubre. Y el gobierno provincial, a su vez, deberá esmerarse en disimular más su ambigüedad.

Al cierre de la semana se conoció la gestión de una valvulera de Rafaela ante una compañía norteamericana de marca mundial, para la radicación en la Argentina de una planta constructora de motores para autos, con gran parte de componentes de origen nacional y santafesino. Es una vieja aspiración de los autopartistas con sede en esta provincia la de llegar a fabricar el "motor santafesino".

Si bien no sería de tal carácter porque llevaría la marca extranjera, la empresa foránea habría decidido llevar adelante los estudios de viabilidad económica y técnica.

Las fábricas de motores para autos de origen nacional han quedado reducidas actualmente a dos o tres; en general se exportan. Sin embargo, es un rubro de producción que se encadena con muchos otros de alto valor agregado y permitiría desarrollar un mercado no sólo para la Argentina sino también para el Mercosur.