Impacto en la producción granaria
La sequía atrasará aún más la siembra de trigo
La falta de lluvias en la denominada zona núcleo de la campaña triguera argentina haría perder un buen porcentaje del área sembrada, con el consiguiente perjuicio económico para los productores.

La permanencia del clima seco en el centro sur de La Pampa, centro sur de Córdoba y en el sudoeste de Buenos Aires provocaba importantes demoras en el implante del trigo de esta campaña que, al 23 de este mes, sólo cubría el 72 por ciento de las proyecciones nacionales de siembra previstas para este ciclo.

Datos privados que se conocieron ayer señalan que, no obstante, los pocos e irregulares milimetrajes registrados en esta última región indujeron la realización de algunas coberturas.

Sobre el tema, el reporte difundido por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires a esa fecha puntualiza que en el sudeste bonaerense el beneficio de las lluvias agilizó el ritmo de la siembra.

Ese escenario impulsó el progreso de la siembra local al 72 por ciento de la intención, todavía proyectada en 5,5 millones de hectáreas (10 por ciento menor a la de la temporada anterior), aunque es altamente probable, de continuar la sequía (en los próximos días), que se posterguen las coberturas pendientes en La Pampa, sudoeste y sur de Buenos Aires, nordeste de Córdoba y en las zonas con excesos hídricos.

Nuevo recorte

Esa situación causaría un nuevo recorte en la extensión cultivada de un seis por ciento adicional, llevando el área implantada con el cereal a un valor cercano a 5,1 millones de hectáreas.

De concretarse esta predicción, la siembra local caería un 16 por ciento respecto de la temporada anterior (6.090.000 hectáreas) y un 18,8 por ciento con relación al promedio del último quinquenio.

A la fecha del relevamiento se llevaban sembrados 3,96 millones de hectáreas, con un atraso de casi 12 puntos porcentuales, en relación con igual lapso de 2004, aunque la cobertura avanzó en el sudeste de Buenos Aires, según el relevamiento privado.

Entre tanto, en el sudoeste de Buenos Aires y sur de La Pampa por suelos más secos, las coberturas se realizan con mayor lentitud, aunque la proximidad con las fechas límite aún para los materiales de ciclo corto, impondrían un severo recorte a la superficie cultivada en estas regiones.

Mientras hacia el norte de Tornquist muchos productores ya se volcaron a la gruesa estival, hacia el sur y oeste de Bahía Blanca (sin esta opción productiva), los agricultores deberán tomar la decisión de sembrar en seco, resultando de esta determinación, el recorte definitivo en estas zonas.

Obligada resiembra

El perjuicio de la sequía es tan fuerte, que el deterioro causado en algunos potreros obligó a la resiembra, en tanto que el escenario seco se extiende también al sur, sudoeste y algunas zonas centrales de Córdoba, donde ya se presentan cultivos en condiciones evolutivas regulares y malas por la falta de agua.

En cambio, dos lluvias consecutivas durante el fin de semana pasado, mejoraron significativamente la situación de los plantíos en el norte provincial, especialmente la de los tempranos, que comienzan a encañar.

Una mejora similar se evidencia hacia el extremo nordeste, en tanto en el este (zona central de Marcos Juárez y Unión), recientes aportes de agua (20 milímetros de promedio) afianzan la fase de macollaje de los cultivos.

Esa mejoría y etapa fenológica (vigorosos macollos) muestran los cultivos en la zona central de Santa Fe que producto de sucesivas precipitaciones, aunque de moderados milimetrajes, ya que se ha podido acumular humedad en el perfil de los suelos.

Adicionalmente, este beneficio permitiría completar las coberturas pendientes un poco más hacia el sur de esta zona santafesina, mientras que en las provincias norteñas, condiciones climáticas disímiles crean condiciones distintas en la evolución de los plantíos.

Además, los cultivos desarrollan normalmente en el este de Chaco, Tucumán y en el sur de Santiago del Estero, pero en los suelos de Salta la actual sequía iniciada por la escasa recarga estival, determinan una pobre condición de los plantíos, estimándose futuras pérdidas de rindes y áreas cosechables.

Este año

se sembraron unas 5,5 millones de hectáreas, la menor superficie de los últimos cinco años, debido a los efectos de la sequía. Tomando como referencia un rendimiento de 4.500 kilos por hectárea, Argentina perderá durante este ciclo productivo 225 millones de dólares.