Al margen de la crónica
Lácteos y Región Centro

El sector lácteo, sus empresas y toda la actividad tambera de la franja oeste santafesina y este cordobesa, ha sido identificado por la Región Centro siempre como su más rico antecedente.

Sus formas asociativas empresarias y cooperativas, su presencia productiva en el mercado nacional e internacional, aparecen con orgullo en los discursos de los dirigentes que impulsan el proyecto regional.

Cada acto de lanzamiento o relanzamiento, cada paso institucional que confirma la voluntad de tener acuerdos por sobre las jurisdicciones provinciales, dedica siempre algún párrafo al trabajo que comienza en el tambo y termina en las góndolas de los supermercados argentinos y los contenedores de exportaciones que sostienen al país.

Es positivo que los responsables de gobernar recuerden al sector lácteo cuando hablan de la Región Centro, lo malo es que se acuerden de esa instancia política cuando parece demasiado tarde.

¿No debió ser éste el primer paso en la discusión sobre las retenciones que castigan a los productos derivados de la leche? ¿No debió ser la Región Centro la primera en cuidar a su sector? O lo que es peor, ¿el respaldo incondicional se termina en cuanto suena un teléfono desde Buenos Aires...?

No caben dudas que deben hacerse esfuerzos para que los consumidores accedan a poder comprar la producción láctea argentina, y que debe prevenirse la inflación, pero el camino necesariamente es el consenso. Los castigos no son formas que propicien el diálogo.

Buena parte del debate sobre la decisión del gobierno nacional de apropiarse de una porción importante de los ingresos de la región -nada menos que entre 35 y 40 millones de dólares, sólo en el segundo semestre de 2005- tiene a la baja calidad institucional como telón de fondo. Se trata de impuestos, que desde hace años, el Congreso ya no discute.