Benedicto XVI y la pobreza en el país

Por primera vez desde que asumió su magisterio, el Papa Benedicto XVI se refirió a la Argentina y lo hizo con motivo de la colecta "Más por menos". En realidad la colecta fue el disparador para reflexionar acerca de la pobreza, un tema que desvela a los argentinos. Las especulaciones políticas que se han suscitado alrededor de estas declaraciones son diversas y antagónicas, pero más allá de interpretaciones y exégesis, lo que importa es que las palabras del Papa refieren a una cuestión vigente, que pone en discusión las relaciones entre la política y la sociedad; el Estado y la economía, y fundamentalmente, nos interpela a todos como ciudadanos acerca de nuestro compromiso con una sociedad más equitativa y más justa.

Cuando Juan Pablo II asumió su magisterio, su primera intervención referida a la Argentina estuvo relacionada con el conflicto con Chile, y sin duda esta intervención fue decisiva para asegurar la paz entre las dos naciones. En ese sentido es una buena señal, una señal auspiciosa, que Benedicto XVI mencione por primera vez a nuestro país para reflexionar acerca de la pobreza, reivindicando la honestidad y rescatando la cultura del trabajo, esa honorable tradición argentina que en los últimos años se ha degradado al ritmo de los descalabros económicos, la corrupción política y la marginalidad.

Está claro que no son las palabras de Benedicto XVI las que van a resolver las cuestiones sociales del país, pero es un buen punto de partida que el Papa acompañe con sus reflexiones y oraciones uno de los desafíos más trascendentes de la Argentina contemporánea. Los protagonistas de la recuperación económica, social y moral de nuestra nación somos los propios argentinos, y ese protagonismo incluye a su clase dirigente, a sus instituciones intermedias y, muy en particular, a cada uno de nosotros como ciudadanos, ya que en estos temas no sólo que no hay soluciones mágicas, sino que no es posible pensar en alternativas superadoras si cada uno no se decide a participar en este emprendimiento, o en este objetivo por lograr una sociedad más fraterna y más libre.

Convocatorias de esta naturaleza son amplias por definición, y se desarrollan recorriendo diversos caminos. El tema de la pobreza, del hambre no es patrimonio de una ideología, de una confesión o de una determinada visión política. El respeto a la vida y el derecho a una calidad de vida digna es una conquista civilizatoria que nadie desconoce. Lo que importa en este caso es transformar esta certeza teórica en una concreta actividad práctica o en un testimonio militante y real.

Sin duda, que los gobiernos tienen una alta responsabilidad en esta misión, pero también la poseen las instituciones intermedias y este otro gran protagonista del mundo moderno que se conoce como el voluntariado social. Lo que importa, en principio, es que en esta tarea no estamos solos y que la posibilidad de comenzar a recorrer el camino solidario de la Justicia depende en lo fundamental de nosotros mismos.