Biominería: a favor de nosotros y del medio ambiente
La minería es una de las actividades que más afectan al medio ambiente y al hombre. Sin embargo, los avances tecnológicos permitirían evitar un impacto ambiental severo recurriendo a la Biominería.

El término >Biominería comenzó a usarse en relación con uno de los metales que el hombre utiliza desde hace más de 4.000 años: el cobre, de múltiples aplicaciones y sobre todo como conductor eléctrico. Hoy, raramente se lo encuentra en la naturaleza bajo forma metálica; se lo localiza formando parte de diferentes minerales como aquéllos a los cuales está asociado el azufre (sulfuros). La explotación clásica de este tipo de metales recurre a la pirometalurgia: el mineral se tuesta a altas temperaturas y se reduce a metal. Pero, desde el punto de vista económico, esta metodología no sólo es inviable para minerales con bajo contenido metálico sino que es muy contaminante, ya que libera enormes cantidades de dióxido de azufre, uno de los gases involucrados en la "lluvia ácida".

Propuestas superadoras

El uso de metodologías que funcionen a bajas temperaturas y con soluciones acuosas, capaces de extraer el metal de los minerales -lixiviación-, es claramente preferible por su rentabilidad e impacto ambiental. Este proceso (hidrometalurgia) debería denominarse "biohidrometalurgia" debido a los microorganismos cuya presencia se mostró esencial para que el proceso de recuperación de cobre fuera eficaz. Al principio, la Acidithiobacillus ferrooxidans (Af) se identificó como la bacteria aeróbica responsable de la actividad lixiviante. Esta bacteria actúa transformando sulfuros -insolubles en medios acuosos- en sulfatos, que se disuelven fácilmente en soluciones acuosas. La capacidad de la Af para crecer en presencia de ácidos y de altísimas concentraciones de metales, sumado a que no necesita fuentes orgánicas para procurarse carbono, y que crece a temperaturas moderadas, la hace ideal para los procesos de recuperación de metales a partir de minerales. Pero, con las nuevas técnicas de la biología molecular, se ha comprobado que existen decenas de otras bacterias asociadas al proceso en el que interviene la Af, y por el que también se recuperan metales como cobalto, níquel y zinc, entre otros.

La biolixiviación

En la aplicación comercial de esta metodología se riegan "pilas" (mineral triturado acumulado) con soluciones de ácido sulfúrico; las bacterias existentes en los minerales liberan al metal del mineral, el que es recuperado a partir de las soluciones que emergen de la parte inferior de las pilas. El cobre es el metal que se recupera en mayor medida de esta manera. Chile es el primer exportador mundial, y obtiene cerca del 30% por biolixiviación.

La biooxidación

Este proceso se usa en minerales refractarios de oro en los cuales éste se encuentra incluido dentro de una matriz mineral de sulfuros, que dificulta su posterior recuperación. La acción bacteriana elimina esta matriz, libera al oro y hace más eficaz su recuperación, con una marcada disminución del gasto en cianuro. "La biooxidación se realiza en grandes tanques agitados a los cuales se agregan los microorganismos, las soluciones acuosas (con un mínimo de sales) y el mineral. Luego, el mineral se expone a cianuraciones para lixiviar el oro", explica Edgardo Donati, doctor en ciencias químicas, investigador del Conicet y director del Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (Cindefi/Conicet), de La Plata. Y finaliza: "No obstante, los estudios de riesgo ambiental y la aplicación de métodos preventivos y/o remediadores de las emisiones, desechos y residuos, suelen encarecer las operaciones mineras hasta hacerlas inviables en muchos casos, por lo que numerosas empresas deciden que, de los vértices del triángulo de sustentabilidad de un proceso -sociedad, medio ambiente, economía- sólo el último merece verdadera atención".

(C) Cindefi/Conicet - Ceride - El Litoral

Fuente: Conicet. Adaptó: Lic. Enrique A. Rabe (ACS/Ceride-Conicet).