Inspirados en el principio de la solidaridad
Las mutuales celebran su día
La conmemoración de un día tan particular obliga a reflexionar sobre el desenvolvimiento de la actividad, que nació como un movimiento social urbano.

El primer sábado de octubre se conmemora a nivel nacional el Día del Mutualismo y para este año federaciones, confederaciones y el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) han acordado la realización de un acto central. Desde la propia organización se espera la presencia de una importante cantidad de mutualistas y de autoridades oficiales.

Asimismo, se aguarda también la presencia de los diferentes sectores políticos convirtiéndose así en una atrayente oportunidad para que el mutualismo comprometa a estos representantes -muchos de los cuales se presentarán en las próximas elecciones de octubre- y a sus partidos a trabajar en beneficio del mutualismo.

Algo de historia

En el transcurso de la penúltima década del siglo XIX el país registraba profundos cambios en su estructura. La realidad social y cultural, política y económica presentaba rasgos de heterogeneidad a raíz del arribo paulatino de una multitud de nuevos inmigrantes. La diversidad de lenguas, culturas e ideologías conformaban un nuevo escenario.

A lo largo de la década del '80 del siglo XIX, la composición étnica del pueblo argentino se iría alterando radicalmente por la incorporación de estas masas de nuevos residentes. Este período aluvial, que se había iniciado hacia 1860, contó con la afluencia de ciudadanos italianos y españoles principalmente, como así también de ingleses, franceses, alemanes y judíos en menor grado.

A raíz del crecimiento demográfico se irían conformando a lo largo del país -fundamentalmente en el Litoral y Buenos Aires-, colonias agrícolas que a través de una forma de vida solidaria lograrían crecer y consolidarse en la región. Junto a estos nuevos asentamientos, los inmigrantes crean instituciones mutualistas y cooperativas que tenían como objetivo fortalecer sus sentimientos patrióticos, conservar sus tradiciones, protegerse de las enfermedades y generar puestos de trabajo y servicios públicos que mejoren su calidad de vida. Las ideas socialistas y anarquistas que habían traído consigo los inmigrantes comenzaban a generar sus frutos.

Necesidad de unirse

A medida que pasaban los años la necesidad de agruparse fue creciendo. Así nacieron en ciudades, colonias y poblados entidades de socorros mutuos, gremios y mutuales que congregaban a zapateros, sastres, tipógrafos, empleados administrativos, y otros.

El proyecto de país en aquellos tiempos requería consolidar la integración de los nuevos pobladores como así también la unidad política. En esta transformación que se iniciaba el mutualismo cumplía el rol de nacionalizar y de actuar como regulador social. De esta manera, y a diferencia del cooperativismo que se desarrollaría principalmente en las zonas rurales, se consolidaría como un movimiento social urbano con base asistencial. Esta característica estuvo marcada por la reacción del mutualismo frente a las epidemias de escarlatina, cólera, peste bubónica, fiebre tifoidea, entre otras, que padecían mayormente los sectores obreros y que hacían que desde el comienzo el mutualismo esté ligado a la historia de los sectores de medianos y escasos recursos.

Ya desde su nacimiento, las mutuales han ido evolucionando a la par de los cambios políticos y sociales de la Argentina. Esta constante transformación les ha permitido amalgamarse con los distintos contextos que dominaban en cada momento, sin que ello les signifique el olvido de su esencia de solidaridad humana y su compromiso de servicio a la comunidad. Junto con el desarrollo de la historia nacional el movimiento acrecentó su campo de acción, logrando conformar organizaciones sociales con diferentes fines.

En nuestros días, el mutualismo sigue siendo un generador de servicios y beneficios, cubriendo a diario las continuas necesidades de la población. Cada vez más su trabajo se fortalece -inclusive sin obtener un reconocimiento en consonancia con la propia realidad del sector- y se hace vital para más comunidades.

Las primeras mutuales

Planteándose como objetivo lograr asentarse definitivamente en el país, y a partir de entonces, posibilitar el progreso de las distintas colonias, las primeras instituciones mutuales que se constituyeron en la Argentina fueron la Sociedad Francesa de Socorros Mutuos (1854), la Sociedad de Socorros Mutuos San Crispín (1856) y la Unión y Benevolenza (1858).

Una estadística de 1875 contabilizaba la existencia de 74 mutuales en toda la Nación. De ellas, 27 estaban ubicadas en la provincia de Buenos Aires; 12, en la Capital Federal; 19, en la provincia de Santa Fe; 9, en la de Entre Ríos; 6, en la de Córdoba, y una, en la de Tucumán. Más tarde, en los primeros años del siglo XX, el movimiento había crecido abruptamente: 200.000 asociados estaban vinculados a 659 mutuales. Desde esa época, el devenir de la historia de las mutuales permitió el surgimiento de más de 5.800 entidades de este tipo, agrupadas en diferentes confederaciones.