Está en la costanera, frente a la Tecnológica

Un sitio arqueológico prehispánico podría ser sepultado por una vereda

Restos de artefactos cerámicos y de fauna encontraron los arqueólogos en 2001, cuando iniciaron las investigaciones. Foto: Gentileza Museo Etnográfico. 

El proyecto Playa Grande prevé la construcción de una vereda desde el Faro hasta Javier de la Rosa que pasará por arriba de un sitio arqueológico descubierto hace 4 años. Allí vivieron grupos humanos antes de la llegada de los españoles. Los investigadores recomiendan no intervenir sobre él.

Playa Grande promete ser un polo paisajístico, recreativo y turístico. Más allá de la fina arena que cubrirá la zona y permitirá la llegada de más cuerpos en busca del sol (lo cual es siempre bienvenido), la zona esconde bajo tierra un antiguo tesoro que, bien aprovechado, podría potenciar su atractivo y enriquecer el patrimonio de la ciudad.

Se trata de un sitio arqueológico prehispánico que conserva restos materiales producto de actividades de grupos humanos que vivieron en el pasado. Es decir, en ese lugar hubo un asentamiento cuyos miembros que se dedicaban a la caza, recolección y pesca, vivieron antes de la llegada de los españoles, en estas tierras. Su antigüedad podría ubicarse entre los 500 y 1.500 años y el hallazgo fue descubierto hace cuatro años.

Según estimaron los investigadores, el sitio ocupa una franja longitudinal que abarca el sector comprendido entre el cordón este de la avenida Almirante Brown y la barranca y se extiende a lo largo de la avenida desde su intersección con la calle Llerena hasta un punto situado a 165 metros al noroeste entre las calles Patricio Cullen y Pedro de Vega.

Si bien existen otros lugares de este tipo y antigüedad en la región, éste es el único que se conoce y conserva hasta el momento dentro del ámbito urbano de la ciudad de Santa Fe. Y allí radica precisamente su valor patrimonial, histórico y turístico.

Sin embargo, la Municipalidad parece no apreciar este potencial y elaboró un proyecto de remodelación del área costanera que ya fue licitado e incluye, entre otros tantos trabajos, la construcción de una vereda de tres mil metros de longitud por cuatro de ancho.

Advertencia

Anoticiado del proyecto, el arqueólogo Gabriel Cocco, uno de los investigadores que hace cuatro años descubrió el sitio junto al Lic. Carlos Cerutti, envió un informe a la Subsecretaría de Patrimonio Cultural. Carlos Reinante, el funcionario del área, lo remitió a todas las reparticiones municipales que tienen relación con el proyecto. Como respuesta recibieron que "se habían informado de la situación".

Sucede que por ley no se puede intervenir sobre un sitio arqueológico, sin antes hacer un trabajo de rescate.

En aquel momento (2001), Cocco y Cerutti -junto a dos estudiantes de la facultad de Humanidades y Arte de la Universidad Nacional de Rosario- llevaron adelante un relevamiento preliminar del sitio ante el inminente comienzo de la obra de remodelación de la Costanera, que finalmente ejecutó la provincia pero respetándolo. Se recuperaron varios fragmentos de artefactos de cerámica lisos, incisos y con restos de pintura; restos de fauna, desechos de talla de material lítico y un fragmento de ocre que hoy pueden apreciarse en el Museo Etnográfico.

"Esto es lo que encontramos en lo poco que excavamos pero seguramente hay mucho más. En otros sitios que estoy investigando aparecen también enterratorios humanos, hornos donde cocinaban los alimentos... Es probable que acá pueda llegar a haber algo de eso", auguró Cocco.

Desde la Municipalidad, el secretario de Asuntos Hídricos, Horacio Ruiz, aseguró que "no vamos a tocar el sitio, sólo se hará una vereda de 10 centímetros de alto por cuatro metros de ancho". E indicó que la empresa "antes de echar un gramo de arena tendrá que hacer los estudios de impacto ambiental porque así está pedido en el pliego".

El arqueólogo sugiere directamente "que no se impacte sobre el sitio, no tocarlo, considero que lo más conveniente es desviar la vereda". En caso de que por distintos motivos se determine que el sendero tiene que pasar sí o sí por ahí, "hay que hacer un rescate arqueológico antes, lo cual implica nuevas excavaciones para recuperar" todo lo que esconde bajo tierra.

La tarea no es sencilla y "seguramente demandará varios meses de trabajo, dependiendo del presupuesto y de la cantidad de gente que trabaje". Obviamente, los tiempos arqueológicos no son los mismos que los políticos.

Potencial turístico

Aunque un sitio arqueológico de estas características no tiene estructuras visibles y no es un lugar que pueda visitarse, existe. Por lo tanto, resultaría interesante, por ejemplo, colocar paneles con información sobre su existencia, contando quiénes vivieron, qué hacían para subsistir y mostrando algunos de los objetos rescatados. Esto sería valioso no sólo como herramienta educativa sino también para mostrar algo más a los turistas que visitan la ciudad.

En el informe, los investigadores consignan que los restos arqueológicos se encuentran depositados desde los 0,25 hasta un metro de profundidad a partir de la superficie actual del terreno; en los sectores todavía no excavados se conservan restos arqueológicos que pueden ser recuperados y estudiados en futuras investigaciones; y los restos, así como los depósitos en donde se encuentran contenidos, son únicos e irrepetibles por lo que la destrucción o alteración de los mismos implica que la información que pueden brindar a través de su estudio se pierde para siempre.

Ni por arriba ni por abajo

El informe que los investigadores remitieron a las autoridades municipales es claro: "Cualquier obra que implique la intervención sobre la superficie o subsuelo del área señalada puede producir alteraciones del sitio". Y por ello, se recomienda solicitar la consulta o nueva intervención de arqueólogos profesionales antes de realizar cualquier modificación.

Allí les explican que es un sitio arqueológico que forma parte de un sistema de asentamientos de los grupos cazadores recolectores y pescadores que vivían en la región antes de la llegada de los españoles. Se ubicaban en albardones, o a lo largo de ríos arroyos o márgenes de lagunas; otros están en zonas rurales o islas y fueron menos afectados.

Su extensión original fue reducida a causa de la erosión natural de la laguna sobre la barranca y por la construcción de la avenida costanera. No obstante el sector señalado se encuentra bien conservado y puede ser preservado si no se realizan obras que impacten sobre el mismo.

Teniendo en cuenta esto, se considera importante su preservación y conservación para futuras investigaciones, ya que el mismo es parte del patrimonio arqueológico y cultural de nuestra ciudad y como tal es una fuente potencial de información acerca de nuestro pasado.

No violar las leyes

La ley nacional 25.743/03 de Protección del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico, junto con el decreto reglamentario 1022/04, establece en el artículo 13 que "toda persona... que practicase excavaciones con el objeto de efectuar trabajos de construcción... está obligada a denunciar... el descubrimiento del yacimiento y de cualquier objeto arqueológico o resto paleontológico que se encontrare en las excavaciones...". Especifica, además, que "deberán prever la necesidad de realizar una prospección previa a la iniciación de las obras, con el fin de detectar eventuales restos, yacimientos u objetos arqueológicos o paleontológicos. De verificarse su existencia, deberán facilitar el rescate de los mismos.

"Si... se supiera que determinados sectores, regiones o zonas constituyen yacimientos paleontológicos y/o arqueológicos, que por su tamaño, valoración patrimonial, científica y/o estado de preservación requieran especial cuidado , protección absoluta o parcial, trabajos de rescate o preservación, la autoridad de aplicación jurisdiccional podrá solicitar la intervención del Poder Ejecutivo nacional, a fin de adoptar medidas tendientes a lograr la suspensión de las obras...".

En tanto, la ley provincial 11.717 de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable incluye dentro de la protección y preservación del medio ambiente a la preservación del patrimonio cultural. Y establece en el artículo 18 que "las personas... responsables de proyectos, obras o acciones que afecten o sean susceptibles de afectar el ambiente están obligadas a presentar ante la Secretaría... un estudio e informe de evaluación del impacto ambiental...". Esto implica, según los arqueólogos, que "dentro de los estudios de impacto ambiental están incluidos los estudios de impacto arqueológico y paleontológico".

Lía Masjoan