Más de 500 autos fueron incendiados y el gobierno no puede detener los enfrentamientos
Octava noche de violencia en los suburbios de París
Más de 500 vehículos fueron incendiados esta madrugada en la región parisina, mientras las autoridades francesas siguen tratando de contener esta violencia sin precedentes que estalló hace ocho días en los barrios pobres de los suburbios de la capital.

Varios barrios periféricos de París fueron escenario nuevamente de violentos disturbios, ante la inquietud y la exasperación de los ciudadanos, y pese a la voluntad declarada del gobierno de restablecer el orden.

Aunque con menos enfrentamientos con las fuerzas del orden, una noche más continuaron los actos destructivos, desencadenados por la muerte de dos jóvenes que se electrocutaron cuanto intentaban huir de la policía el pasado 27 de octubre en Clichy-sous-Bois, en el departamento (provincia) de Seine-Saint-Denis, en la región parisiense.

Un balance policial ha fijado en 519 los vehículos quemados anoche, tras los 315 del día anterior, y en 78 los detenidos.

Los hechos más graves se registraron una vez más en Seine-Saint Denis, donde ardieron 205 vehículos, y una mujer resultó gravemente herida en los ataques, cada vez más organizados y que la pasada noche no se circunscribieron sólo a la periferia de la capital francesa.

Se extendieron a otros puntos del país, como los departamentos de Bouches-du-Rhone (sureste), Cote-d'Or (este) y Seine-Maritime (noroeste) e, incluso, en la misma capital francesa se contabilizaron siete vehículos dañados o quemados.

Quemaduras graves

Una mujer, de 56 años y con problemas de invalidez, sufrió quemaduras muy graves en el ataque con molotov a un ómnibus urbano en la localidad de Sevran, y seis policías sufrieron heridas leves en diversas detenciones, según las autoridades.

El Ministerio de Justicia informó, por su parte, de que desde el 28 de octubre al 1° de noviembre 42 personas, de ellas 17 menores, han pasado a disposición judicial, varias han sido condenadas a penas de prisión y otras están detenidas a la espera de juicio.

Los alborotadores, que actúan en pequeños grupos y de forma dispersa, confirmaron esta noche su voluntad de destruir no sólo intereses privados sino también símbolos del Estado.

Se han registrado incendios en oficinas de la seguridad social o de correos, en una estación de colectivos, donde ardieron 27 vehículos, en una escuela primaria, en una alcaldía, en un centro cultural, en una comisaría, e incluso en el Palacio de Justicia de Bobigny, la capital de Seine-Saint Denis, donde está prevista la visita del ministro de Justicia, Pascal Clément.

Tiendas, supermercados y almacenes han sido igualmente objeto de vandalismo, de incendios y de pillajes.

Esta prolongada situación de caos, que las autoridades parecen incapaces de detener, genera en la población de los barrios castigados un sentimiento de inquietud mezclado de exasperación.

"Al límite"

"El hartazgo", titula hoy en su portada el diario popular Le Parisien, que estima que la "exasperación de los habitantes está ahora al límite".

"Periferias: cólera de la población", subraya el conservador Le Figaro, pues "después de una semana de altercados nocturnos, los habitantes de las localidades afectadas se exasperan".

Para este rotativo, todo esto es "consecuencia de una política de inmigración sin control que Francia sufre hoy", por lo que considera que "hay urgencia en controlar el flujo de entradas, tanto regulares como ilegales, porque sino serán los hijos de los que llegan ahora los que prenderán fuego a los barrios" en el futuro.

"íYa basta!", lanza el también conservador France-Soir, al afirmar que los habitantes de la periferia "no soportan más ser rehenes de la violencia de las bandas" juveniles.

"La pelota está en el tejado de los políticos de los que se espera una solución global", añade el periódico.

El rotativo de izquierdas Libération consideró, por el contrario, que el problema es de orden público, pues los alborotadores son "grupos minoritarios de jóvenes, cuya única estrategia es responder al ministro de Interior, Nicolas Sarkozy", que es "el principal problema" para el diario comunista L'Humnité.

EFE-AFP