La aventura más sombría de Harry Potter

El joven aprendiz de hechicero se ve envuelto en una de sus aventuras más intrincadas y oscuras. Foto: Agencia Télam. 

Harry Potter y el Cáliz de Fuego (Reino Unido/USA, 2005). Dirección: Mike Newell; intérpretes: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, Katie Leung, Matthew Lewis, Robert Pattinson, Robbie Coltrane, Ralph Fiennes, Michael Gambon, Brendan Gleeson, Jason Isaacs, Gary Oldman, Alan Rickman, Maggie Smith, Timothy Spall, Miranda Richardson; guión: Steve Kloves; basado en la novela de J.K. Rowling; producción: David Heyman; música: Patrick Doyle; fotografía: Roger Pratt; montaje: Mick Audsley; diseño de producción: Stuart Craig; vestuario: Jany Temime; duración: 157 min.CALIFICACIÓN: MUY BUENACOLOCAR: CUATRO PUNTOS

Ese llamativo universo, cargado de magia, esplendor, aventuras que transcurren invariables en ambientes góticos, levemente sombríos y personajes de la más variada gama, permanece absolutamente intacto -y hasta se podría decir mejorado- en esta cuarta saga. El mundo de Harry Potter, el estudiante de hechicería más famoso de todos los tiempos, sigue convocando multitudes años después del estreno de la primera de las historias llevada al cine.

Esta cuarta y novedosa entrega está marcada por dos aspectos fundamentales, algunos ya prefigurados en la aventura del prisionero de Azkabán. Una tiene que ver con el tono más tenebroso que van adquiriendo las aventuras de Harry, en la medida que debe enfrentar unas fuerzas malignas cada vez más tangibles. La otra tiene que ver con la propia madurez del joven aprendiz, que en esta aventura enfrenta las contradicciones de la adolescencia y las primeras atracciones por el sexo opuesto. Y además, deberá afrontar nuevas responsabilidades y poner en juego todo su valor.

En la academia de Quidditch, las expectativas son grandes por la llegada del gran torneo de los Tres Magos, donde los representantes de importantes escuelas de magia tienen que demostrar todas sus habilidades en una serie de peligrosas tareas, que incluye enfrentamientos con dragones y fatales sirenas. Por una circunstancia no muy clara, el joven Harry debe participar, aunque no cumpla con la edad necesaria. Y de esa manera, a medida que se desarrolla la acción, el espectador va descubriendo de a poco, junto al héroe, toda una intriga que rodea a la realización de la competencia.

Con una puesta en escena de impecable factura, que incluye los escenarios más diversos, y los efectos especiales más impresionantes, Harry Potter y el Cáliz de Fuego, supera con argumentos sólidos a sus predecesoras, no tanto por la calidad de la historia, sino por el ritmo casi febril en que se suceden las peripecias. Este aspecto está trabajado con tanta precisión, que el largo metraje -casi 160 minutos- no desluce un ápice del producto final. A medida que avanza la trama, la historia va tomando un cariz cada vez más trágico, hasta desembocar en un final inesperado y muy bien planteado, que da pie a una obvia secuela.

Hay una arista que no se puede soslayar en esta superproducción, y que es el reparto de notables actores que completan el elenco de alto nivel. Tanto Emma Watson como Robbie Coltrane, Michael Gambon, Ralph Fiennes y Miranda Richardson aportan, en pequeñas dosis, su gran talento actoral para dar credibilidad a personajes que pueden empezar a desgastarse después de cuatro capítulos.

En definitiva, se trata de una adaptación muy satisfactoria del libro de la famosa J.K. Rowling, tal vez la mejor de todas, que explora un amplio abanico de situaciones, garantiza un entretenimiento deslumbrante y, por si todo eso fuera poco, deja en el espectador una fuerte inquietud para saber cómo seguirán, en el futuro, las andanzas de Harry Potter.

Juan Ignacio Novak