Escuela Sagrada Familia
Aprender con imaginación
Por segundo año consecutivo, los alumnos de los sextos años EGB de la Escuela Sagrada Familia realizaron la muestra del taller de lectura en el que trabajaron durante todo el año. Con sus padres, docentes y otros compañeros, estos chicos de once y doce años narraron como expertos las historias leídas y analizadas.

Las aulas de los sextos años EGB de la Escuela Sagrada Familia, el viernes pasado se vistieron de colores e ilusiones. Es que sus alumnos, de turno mañana y tarde, decidieron salpicar de magia literaria la realidad de la escuela y mostrar a sus papás, docentes y demás alumnos del establecimiento, las historias en que se sumergieron durante todo el año.

Los más grandes disfrutaron las representaciones y relatos; los más chiquitos -de las salitas de dos, tres y cuatro años del Jardín- escuchaban con los ojos bien abiertos, para que los cuentos entraran más fácil.

Redescubriendo el mundo

El taller, llamado "Literatura en EGB 2 para poder redescubrir una nueva cosmovisión", se realiza por segundo año consecutivo con los sextos años. Fue planteado, organizado y llevado a cabo por los docentes Juan Manuel Guiranaci y Marta Carnigo. Ambos partieron de una base de autores que propusieron a sus alumnos, entre los que se encontraban Elsa Bornemann, Gianni Rodari y Richard Bach.

El trabajo se organizó por etapas. Comenzó con la biografía del autor elegido, la comparación de los escritores entre sí, su ubicación en el tiempo, espacio, contexto social. Luego llegó la hora de la lectura individual, el comentario y discusión de las obras. La experiencia no se limitó al aula. El trabajo final fue la exposición donde los alumnos narraron historias a las salitas del jardín de la escuela. Según Juan Manuel, el objetivo fue lograr que "los chicos, al construir ellos mismos el conocimiento, elaboran una cosmovisión totalmente distinta de lo que ellos mismos habían pensado".

Resultados satisfactorios

Ambos docentes escuchaban los relatos con la mirada satisfecha de un padre rebosante de orgullo. La sonrisa de Marta se parece a la de sus alumnas: se extiende de oreja a oreja. Está contenta porque alcanzó más objetivos que los pedagógicos: "Creo que se logró en ellos la capacidad de transferir y manifestar sentimientos y transmitir su conocimiento, mostrar su trabajo. Fue notable el compromiso que se vio, el entusiasmo. No todos los cuentos eran fáciles, no todos tenían un vocabulario sencillo... pero los chicos se animaron y descubrieron el mundo de las historias. Estoy muy satisfecha con los resultados", agregó.

Juan Manuel dijo que el proyecto "trata de construir un aprendizaje integral, partir de lo conceptual hasta lo actitudinal y, con ello, construir el conocimiento. Noté en ellos mucha pasión por tratar de comprender el mundo de la literatura. Los chicos nos incentivan sin darse cuenta, porque trabajan, ponen todo su esfuerzo. Van descubriendo un mundo de fantasía y realidad que, muchas veces, los adultos vamos perdiendo".

La reflexión

Con disfraces, pinturas, carteles y hasta escenografía, los alumnos contaron apasionados los cuentos que leyeron, interpretaron y analizaron. Sin embargo, lo más rico fueron las reflexiones finales acerca del mensaje planteado por cada autor.

Con la simpleza que sólo se tiene en la niñez, Lorenzo Gulino resumió de manera muy práctica el eje de la obra más conocida de Richard Bach. Muy tranquilo y, ejemplificando con las manos cada palabra, contó: "Leí `Juan Salvador Gaviota', y está muy bueno porque dice muchas verdades sobre la vida. Se trata de una gaviota que estaba tan obsesionada por volar que no quería bajar a comer ni a tomar agua. Entonces, se murió de hambre porque no quería hacer otra cosa que volar. Yo pienso que el cuento nos dice que, si uno tiene una obsesión, como jugar al fútbol -aclaró-, no está mal, pero la idea es no jugar todo el tiempo, porque la vida no va a ser más vida y se va a convertir en un partido de fútbol. Hay cosas más lindas también, y muchas otras para elegir, no siempre hay que hacer lo mismo".

La mejor conclusión fue la de Juan Manuel, el profesor, quien evaluó la experiencia y dijo que "merece un 10. La escuela son ellos, el proyecto son ellos. Fueron los chicos quienes llevaron el proyecto a la acción, quienes descubrieron nuevos caminos al sumergirse en la magia de la literatura".

Florencia Arri