Cartas a la dirección

Lobo, ¿estás en Santa Fe?

Señores directores: Los santafesinos creemos que se comió las tasas municipales, cerró, se fue y lejos está haciendo la digestión.

¿Dónde están los inspectores municipales pagados por la ciudadanía?

Obras sin carteles, micros de larga distancia con motores encendidos subiendo gente en calles céntricas a altas horas de la noche, música estridente, tráfico exaltado a altas velocidades sin semáforos, fiestas en las veredas y éstas, rotas, coches mal estacionados, colectivos grandes que doblan destrozando las esquinas, cartoneros, falta de limpieza y seguridad a toda hora.

El diario entero no alcanzaría para enumerar todo, y esto es en el microcentro de la ciudad.

íQué será de los que viven en los barrios!, ¿no?.

Sara Tiscornia DNI: 1.726.729.

Reuniones familiares

Señores directores: No es muy común que las familias con raíces centenarias se reúnan alrededor de una cena o de un almuerzo con bastante frecuencia. En este caso, me referiré a las familias Buemo-Marelli o Marelli-Buemo, ambas de ascendencia italiana.

Las cosas positivas deben ser destacadas como tal. Ello es algo así como una terapia para la gente mayor, sobre todo, pues el contacto con cada pariente nos renueva la memoria y nos acerca afectivamente, reconforta el espíritu, motor imprescindible para una mejor calidad de vida que nos permita sobrellevar el peso que, de una u otra manera, cargamos sobre nuestras espaldas, producto de las distintas vicisitudes vividas en tantos años de lucha.

Por momentos me he detenido a contemplar esos rostros pletóricos de placer y alegría, contándose sus anécdotas, sus vivencias, etcétera. íQué maravilla!

Los que nacimos -y esto no va en detrimento de los jóvenes ni mucho menos- en la época del radio galena, mucho antes de la TV, de la penicilina, de la fotocopia, de los lentes de contacto, de la píldora, ahí estábamos, antes del radar, de la bomba atómica, de la correspondencia electrónica, etcétera. Pertenecemos a la era de antes, de la pluma cucharita, del papel carbónico o de la copia mimeográfica; nunca habíamos hablado del corazón artificial o de transplante de órganos. Tampoco de jóvenes llevando pendientes en sus orejas, no conocíamos un gay, y si existían, pasaban desapercibidos.

Pero, indudablemente, pertenecemos a una raza fuerte y perseverante; supimos "negociar" con todos los cambios que han trastornado al mundo. Por eso, no nos es extraño que, de tanto en tanto, nos sintamos orgullosos de haber logrado saltar ese foso que nos separa de la nueva generación, la que de ningún modo es culpable.

Al final de cuentas, estamos convencidos de que somos el fruto de una buena simiente.

Atilio Félix Giordano DNI: 3.170.184. Ciudad.