Pasó otra semana, pero es como si el tiempo se hubiera detenido para Unión después de aquella derrota categórica frente a Belgrano en Córdoba. Es que el arranque con ilusión general tras la victoria contra Ben Hur en el 15 de Abril está lejos en la memoria, mientras que el pálido funcionamiento del equipo en los tres partidos que le siguieron, sumado a que todos terminaron con el peor resultado, multiplica las preocupaciones y sepulta los sueños del hincha.
Ayer se vio la misma película que hace una semana en Santa Fe contra Tigre: perder del balón en el medio; resignar terreno; permitir que el rival, a costa de la propia impericia, se "agrande"; carecer totalmente de fundamentos en ataque para cambiar la historia. Y el desenlace, más que obvio, no pudo ser entonces otro que una nueva derrota. Pero, ¿cuál fue el guión de este nuevo fracaso "tatengue"?
Craviotto decidió en la semana, después de la pobre imagen ante Tigre y los dolorosos insultos de la mayoría de los hinchas en el 15 de Abril, hacer la jugada lógica para tratar de modificar el presente futbolístico del equipo: cambio de esquema, un 4-4-2 para buscar orden y, a partir de ahí, intentar el único resultado que le daría aire en su ya "caliente" situación: la victoria.
En el arranque pareció que la idea iba a tener un fiel reflejo en el campo, porque Unión estaba bien en la cancha y, además, la primera jugada de riesgo fue para el "tatengue" y casi como si la hubiera soñado el DT: la robó Sartori en el medio, tocó para Rami, que abrió para Gil y su centro encontró en el segundo palo a un solitario Rosales el otro lateral-volante, pero su cabezazo encontró las manos de un desamparado Monasterio, que pudo salvar en forma increíble su valla.
Sin embargo, todo fue un espejismo, y el correr de los minutos le devolvieron la peor imagen al entrenador rojiblanco. Porque los dos "5" nunca se acoplaron bien en el terreno, ya que incluso fueron sobrepasados asiduamente por Tosi, el enganche rival, quien apareció recurrentemente por detrás de Battión y Cavallo. Y los dos "carrileros", obligados a ser los nexos con la ofensiva y con la misión de abrir la cancha, jamás lograron otra vez, por lo menos en el primer tiempo, desbordar a sus rivales. Peor aún, Gómez fue una pesadilla para Rosales y Pagano mientras estuvo en la cancha.
Así, la receta del técnico se quedó en el pizarrón, y los santafesinos se vieron superados por un paciente San Martín que, con la pelota en su poder, fue ganando confianza hasta llegar al merecido gol.
En el complemento, Craviotto decidió darle otra vuelta a la ya vencida tuerca del engranaje futbolístico. Hizo dos modificaciones pensando en el arco de enfrente, dando al mismo tiempo un pronóstico evidente de que el esquema planeado lejos estuvo de funcionar.
Pero ni Urresti ni Stalteri fueron tampoco solución para las graves fallas del rojiblanco. Y en ese momento se repetía la pregunta entre los colegas que viajaron hasta la región cuyana: ¿por qué el técnico decidió excluir del banco de suplentes a Bruno Casanova? Teniendo en cuenta el esquema que plantó en el arranque y las escasas alternativas de juego que había mostrado en los anteriores compromisos el plantel, no llevar la alternativa de un enganche quizás fue un error. Igualmente, en la cancha estaba Rosales, quien se movió por los tres sectores del medio y fue el mejor jugador del equipo en el complemento, incluso como principal protagonista en la mayoría de las jugadas peligrosas frente a la valla rival.
En los últimos quince minutos se vio lo mejor del "tatengue". Rotaron los volantes en el centro, se recuperó la pelota y, con mucha garra, se llegó hasta el negado arco de Monasterio. Estuvo muy cerca de igualar el partido en varias ocasiones durante ese lapso final, con un remate de Urresti que sacaron sobre la línea, un gol anulado a Bazán Vera por supuesta falta al arquero en el área chica (no pareció) y la doble e increíble situación del final cuando, en tiempo de descuento, primero salvaron la caída cuando ya Stalteri festejaba y después el arquero de San Martín ratificó su gran desempeño al taparle un mano a mano a Rosales. En contrapartida, el equipo tuvo algunas fallas en la última línea, que estuvo muy retrasada y algo lenta en este período.
Uno se pregunta en qué estará pensando Craviotto en estos momentos. Porque las posibilidades se le agotan (hay que aceptarlo, probó de todo para buscarle la vuelta al mal momento del plantel) y no asoman signos de mejoría alguna. Es verdad que los intérpretes son los jugadores y que poco se puede hacer si ellos no levantan el nivel. Pero también es cierto que cuando las cosas no funcionan el único fusible es el técnico, porque es más fácil (y además es lo único posible) cambiar a uno que a veinte o treinta.
En este muy complicado presente habrá que avanzar día por día en la interna rojiblanca. Hasta el partido ante la CAI en Santa Fe faltan muchas horas y cualquier cosa puede pasar (el fútbol dio en su historia claras muestras de eso). Lo único concreto es que, tras la tercera derrota consecutiva, seguramente el ambiente del próximo viernes en el 15 de Abril aumentará algunos grados la ya agobiante sensación térmica de la ciudad de Garay.
Paulo Rosales, uno de los que habló, dijo después del partido que "Oscar (por Craviotto) se va a quedar, porque los responsables somos nosotros, ya que, como les dije, los jugadores somos los que entramos a la cancha. El pone todo su trabajo durante la semana y además tiene todo el apoyo de nuestra parte, porque queremos que siga al frente del grupo".
Cuando finalizó el partido se pudo observar con claridad cómo un grupo de jugadores de Unión se arremolinaban cerca de la salida a los vestuarios. Después, y mediante investigaciones de los distintos enviados de los medios de prensa, se pudo confirmar a través de declaraciones de algunos jugadores de San Martín que el problema fue entre Leandro Evangelisti y Darío Cavallo, e incluso habría llegado al punto de que el arquero le propinara un golpe de puño al mediocampista, quien sufrió una lastimadura que lo hizo sangrar.
Cuando se retiraba del estadio, el propio árbitro del partido, Javier Collado, opinó al respecto: "Lo que vi fueron un par de empujones, pero fue una discusión interna entre ellos. Yo me acerqué rápido porque pensé que eran incidentes entre jugadores de distintos equipos, pero cuando me di cuenta de que era algo interno me retiré. Yo estaba dentro del campo cuando pasó eso, pero alcancé a ver que a Evangelisti lo sacaban otros cuatro jugadores de Unión", dijo el juez.
Como para confirmar que algo "raro" pasó, el arquero fue el primero en dejar los vestuarios y salió, sin hablar, en forma decidida hacia el sector contrario por el que se alejaron luego el resto de sus compañeros.
Nadie quiso opinar al respecto en la gente de Unión, por lo que la incertidumbre suma más suspicacias a los hechos. Lo concreto es que el rojiblanco está pasando por un presente muy complicado y las dificultades parecen prolongarse a la relación entre los integrantes del plantel. Igualmente, esta no es la primera vez que un episodio de este tenor es noticia en la interna "tatengue".
San Martín (SJ): Monasterio; Ortiz, Plaza, Agüero y Cárdenas; Gómez, Pacheco y Fullana; Tosi; Risso y Piersimone. AS: Blásquez. Estuvo en el banco: Ávalos. D.T.: Julio César Toresani.
Siempre presentes.
Aproximadamente treinta hinchas de Unión viajaron para alentar al equipo, aunque luego mostraron su disgusto con la nueva derrota y el mal juego. Un apartado merece el estadio: realmente es pésima la distribución del sector prensa (casi inexistente) y nula tanto la comodidad para realizar el trabajo en vestuarios (hay que cruzar toda la cancha), como la predisposición de la gente del club para facilitar la tarea. Incluso, los simpatizantes rojiblancos debieron compartir la tribuna con la platea local.
EVANGELISTI (4).- Le tapó un mano a mano a Laciar cerca del final pero nada más. Dudó en varios centros y falló en el gol de San Martín, al quedarse estático.
SARTORI (4).- Puso voluntad para tratar de ir al ataque en el segundo tiempo, pero dejó muchos espacios en la defensa que complicaron a sus compañeros. Se desordenó un poco.
LASPADA (4).- Flojo en la marca y también para anticipar. Se lo vio algo lento en algunas jugadas, principalmente en el complemento, cuando lo superó Piersimone.
VERA (5).- El más sólido de una defensa que no tuvo un buen partido. Trató de cortar y despejar sin complicarse, aunque también cometió errores.
PAGANO (3).- Fue ampliamente desbordado por su andarivel en el primer tiempo y, aunque corrigió un poco su accionar, en el segundo tampoco ofreció seguridad. Escaso aporte ofensivo.
GIL (3).- Compartió una etapa inicial muy floja de todo el equipo. Casi no pudo superar la mitad de la cancha durante los cuarenta y cinco minutos que estuvo en el terreno.
CAVALLO (4).- No pudo encontrarle la vuelta a los movimientos de Tosi -el diez rival- que apareció en reiteradas ocasiones solo detrás suyo. Puso garra pero poco juego.
BATTIÓN (4).- Indudablemente no supo acoplarse bien con Cavallo en la idea de doble 5 de Craviotto. No pudo darle el manejo de pelota que el equipo necesitó. Salió para que ingrese un jugador más desequilibrante.
ROSALES (5).- Tuvo un primer tiempo muy malo, con escaso aporte arriba y sin poder tomar al rival en su costado. En el segundo, fue el mejor del equipo arriba y participó de las jugadas de peligro que tuvo Unión.
RAMI (3).- No entró en juego casi nunca porque la pelota casi no cruzó el centro del campo. En el complemento, se paró unos metros más atrás pero tampoco pudo sumarse al escaso juego del equipo.
BAZÁN VERA (4).- Sólo su potencia para mantener alertas a los defensores sanjuaninos. Le llovieron pelotazos sin destino. El gol que le anularon por cargar al arquero pareció legítimo.
URRESTI (4).- Jugó en los tres sectores del terreno y en escasas ocasiones pudo desequilibrar. Tuvo una jugada muy clara frente al arco de Monasterio que no pudo aprovechar.
STALTERI (4).- Se movió y la pidió, aunque no logró desbordar. Le sacaron una pelota sobre la línea en tiempo de descuento.
SARTOR (4).- No fue solución, pero aportó su garra y su empuje, sobre todo en los últimos quince minutos, cuando Unión estuvo cerca de empatar sólo merced a coraje y ganas.
Marcelo Romano(Enviado Especial a San Juan)