A cinco meses del sábado 1° octubre, cuando la joven María Florencia Morello fue atacada y herida de muerte en la zona céntrica de nuestra ciudad, la investigación judicial no arrojó resultado alguno y el bárbaro crimen sigue impune, todavía.

Florencia Morello (21) cubría el trayecto entre su casa y el lugar de trabajo -en la terminal de colectivos-, cuando a las seis, su acompañante, o acaso un desconocido cualquiera que sorpresivamente le salió al paso, le asestó un golpe demoledor para destrozarle la cabeza.

Los empleados del servicio de emergencias 107 que acudieron al llamado de un transeúnte ocasional encontraron que Florencia, en medio de un charco de sangre, yacía inconsciente ante el umbral de un edificio de departamentos ubicado en calle Irigoyen Freyre al 3000.

La joven víctima nunca recuperaría el conocimiento y dejaría de existir, sin decir palabra, tras cinco días de penosa agonía en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Cullen.

Para los mil interrogantes que entonces se abrieron los investigadores no encuentran respuesta, y al día de hoy los únicos datos ciertos son dos: una vida joven que fue arrebatada en pleno centro y un asesino brutal que anda suelto.