Cartas a la dirección

El aparato científico-tecnológico

Señores directores: el siglo que recientemente culminara tuvo características muy singulares:

-conflagraciones mundiales, totalmente impensadas;

-sistemas económicos bien definidos y ampliamente confrontados, incapaces de dar solución a los graves problemas que padece la humanidad;

-irrupción en las últimas décadas de tecnologías demasiado sofisticadas que les dieron a las distintas sociedades del planeta características bien delimitadas.

Concluida la Segunda Guerra Mundial, Europa especialmente emprendió la ardua tarea de, entre las ruinas, poner de pie nuevamente a sus respectivos países, considerando al factor científico-tecnológico el basamento para esos objetivos.

El esquema a llevar a cabo fue preciso: integrar las tecnologías de punta a las distintas esferas del conocimiento científico, dentro de un marco con fines eminentemente productivos.

Estos países, hoy líderes mundiales del desarrollo, le dieron cabida a un esquema notablemente delimitado por el Estado, las empresas y el sistema científico-tecnológico.

Dentro de este marco conformado, las inversiones a realizar en las áreas de ciencia y tecnología tuvieron como prioridad la variedad y calidad de los productos, que los hicieran más competitivos a nivel del mercado del momento.

Teniendo en cuenta el momento histórico que atraviesa nuestro país, con gran número de desocupados y altos índices de pobreza e indigencia, estimo conveniente aplicar todo nuestro arsenal de tecnología en pos de lograr fenómenos productivos de alto impacto económico y social.

Los países escandinavos, industrializados por excelencia, representan verdaderos modelos a tener en cuenta, debido a la enorme importancia que le asignan al aspecto científico, son "ricos porque hacen ciencia".

Claramente estamos atravesando un período caracterizado por la supremacía del conocimiento, en el cual las ideas preceden al capital y sólo el desarrollo científico generará aumento del producto bruto interno.

Las urgencias de la Argentina nos obligan a concentrar esfuerzos en recuperar investigadores de primer nivel que están aportando su talento, capacidad e instrucción en países de otras latitudes que, con notable visión, les abrieron sus puertas.

Felizmente, islotes de pensadores y núcleos de saber se producen constante e ininterrumpidamente dentro de nuestras fronteras. La reestructuración del aparato científico-tecnológico se impone.

Dr. Miguel Angel Bravo

Ciudad.