Insistió con el "golpe institucional"
Ibarra recurrirá a la justicia para impugnar su destitución
Mientras el gobierno porteño se reorganiza, tras el inesperado desenlace del juicio político, el presidente Néstor Kirchner busca despegarse y evitar costos políticos. Tras la intensa sesión de ayer, siguieron los cruces de imputaciones políticas.

De la Redacción de El Litoral

El destituido jefe del gobierno porteño, Aníbal Ibarra, anunció esta mañana que "dentro de unos días" hará una "rendición de cuentas" ante la prensa sobre su tarea al frente del Ejecutivo y dijo no haber mantenido aún ninguna comunicación reciente con el presidente Néstor Kirchner. Aseveró que no sintió que el oficialismo le haya soltado "la mano" porque, dijo, "nunca me tuvo la mano". Y confirmó que considera "un paso necesario" acudir a la justicia para impugnar el juicio político que lo dejó fuera de su cargo, en lo que volvió a considerar "un golpe institucional".

En tanto, el jefe de gobierno porteño, Jorge Telerman, convocó para esta mañana a una reunión de gabinete para analizar la situación tras la destitución de Aníbal Ibarra. Voceros oficiales indicaron que el lunes próximo se produciría al asunción formal de Telerman al frente del Ejecutivo porteño, para completar el mandato hasta diciembre de 2007. Y que recién el mes que viene constituiría un nuevo gabinete.

Minutos antes, se habría reunido con Aníbal Ibarra, quien esta mañana anticipó a la prensa que hoy se reuniría con su sucesor para analizar cuestiones del traspaso del mando.

Kirchner se despega

Telerman se puso anoche a disposición del presidente Néstor Kirchner durante una charla telefónica con un colaborador, mientras el gobierno nacional mantenía silencio respecto de la destitución de Ibarra; aunque algunas voces cercanas al despacho presidencial se animaron a decir que "hay más indiferencia que preocupación".

El nuevo mandatario comunal, poco después de conocerse la decisión de la Sala Juzgadora, realizó un llamado a la Casa de Gobierno y, aunque no pudo hablar con el presidente, "le dejó un mensaje de que se ponía a su disposición", revelaron dirigentes cercanos a Telerman.

También habló con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, aunque no trascendió el contenido de la charla, de vital importancia dadas las versiones que los muestra enfrentado en la interna peronista de la Capital.

Según los mismos portavoces, el jefe de gobierno les manifestó a sus colaboradores que "esta es una jornada de silencio. La destitución de Ibarra se produce en el marco de la peor tragedia que registró la Ciudad".

Kirchner hizo varios gestos de apoyo al destituido jefe de Gobierno desde la tragedia de Cromagnon, aunque algunas veces la relación parecía enfriarse.

Días atrás y en pleno juicio político, Kirchner invitó a Ibarra a participar de un acto en la Casa de Gobierno, lo sentó en primera fila y lo trató de "mi amigo Aníbal" cuando lo saludó desde el estrado.

Sin embargo, cuando los votos en la Legislatura parecían adversos al jefe de Gobierno, la Rosada pareció nuevamente tomar distancia. Algunos trascendidos difundidos en la Legislatura hablaban de "una decisión de soltarle la mano" a Ibarra por parte del gobierno nacional.

Muchos de los asistentes a un acto que encabezó Kirchner a poco del fallo de la sala que juzgó a Ibarra afirmaron que el primer mandatario no hizo comentarios al respecto ni mostró ningún tipo de preocupación.

A la justicia

En tanto, Ibarra ratificó que de ahora en más planea "trabajar desde el lugar donde estoy" y aclaró que para ello tendrá que "decidir el espacio concreto" en el que continuará su carrera política, aunque remarcó que pensar hoy en candidaturas para el 2007 sería "una grosería de mi parte".

"Si alguno piensa que con esto me va a sumir en una profunda depresión y hacerme encerrar en casa, no es así", advirtió, en tanto insistió que es "un paso necesario" apelar ante la Justicia su destitución.

Tras reiterar que "la abrumadora mayoría de la sociedad" estaba a su favor, Ibarra tildó de "lamentable" la actitud de la líder del ARI, Elisa Carrió, por haber afirmado que "se sentía feliz" por su destitución.

"En esto no hay lugar para festejos, después de todo lo que pasó, la tragedia no se puede analizar en términos de vencedores y vencidos", expresó.

En esa línea, aseguró que Carrió "termina muy pegada a (Mauricio) Macri con esa visión de viejos conservadores, de la oligarquía".

Voto por voto

En una decisión inédita en la Argentina, Ibarra quedó definitivamente afuera del Ejecutivo por 10 votos a favor de la condena, cuatro por la absolución y uno por la abstención, pocos minutos después de las 17, y tras más de tres horas y media de sesión.

La salida definitiva del hasta hoy suspendido jefe de gobierno -que provocó festejos de los familiares de las víctimas- se adoptó con el apoyo total del macrismo, del ARI, de Romagnoli, del kirchnerista Helio Rebot, de la ex radical Florencia Polimeni y del representante de izquierda y actor Héctor Bidonde.

La jornada había trascendido con máxima tensión y escepticismo, debido a que los rumores de que la dirigente de izquierda Beatriz Baltroc iba a avalar la continuidad de Ibarra -situación que finalmente se produjo- desesperanzó a muchos familiares que pedían la salida del ex jefe de gobierno.

Sin embargo, la decisión de Polimeni y de Rebot -quizás los dos votos mejor fundamentados de la sesión- de pedir la destitución y la confirmación de que Romagnoli votó en "solidaridad" con los familiares, torció el rumbo a una absolución casi cantada.

Los macristas Daniel Amoroso, Roberto Destéfano, Silvia Majdalani, Marcelo Meis (Recrear), los del ARI, Facundo Di Filippo y Guillermo Smith, Polimeni, Bidonde, Rebot y Romagnoli fueron los 10 votos por la condena. En tanto, el kirchnerista Sebastián Gramajo, el socialista Norberto La Porta, la ibarrista pura Laura Moresi y Baltroc, votaron por la absolución. Mientras tanto, Elvio Vitali, el último de los tres legisladores del Frente para la Victoria, decidió votar por la abstención.